— Hablo en serio, Young Mi. tienes que disculparte con él.
Era como la cuarta vez que Sun Hee le repetía lo mismo en el día, rodó los ojos exasperada. — Ya entendí, Sun Hee ¿podrías dejar de repetir lo mismo?
La peli rosa negó, mirándola ceñuda — No, porque si no te presiono, no te disculparas y fuiste muy grosera con él.
Cuando decidió contarle a Sun Hee lo que le había dicho al principito luego de su ataque de rabia, la reprobación de su mayor no se hizo esperar. A pesar de ser ella la líder del grupo, Sun Hee no dudaba ni un segundo en decirle lo que pensaba de vez en cuando y esta vez, siendo muy clara.
Habia hecho mal.
La muchacha pasó horas explicándole por qué Ryuhito no era ningún cobarde, que debía entenderlo, él era un diplomático. Representaba una nación entera, no podía ir por la vida haciendo escándalos por más que la gente lo mirara con odio. Sinceramente, comprendía su punto... aunque aquello siguiera pareciéndole una porquería. ¿Acaso por ser un diplomático tenía que dejar que todos lo pisotearan? No le veía sentido.
— Esta bien, me disculpare con él… hablare con Dae Hyun para que me dé su número de teléfono— murmuró resignada, ella casi nunca pedía disculpas y cuando lo hacía, era un golpe directo a su orgullo. La muchacha frente a ella sonrió ladina al ver su expresión de derrota.
— ¡Oh vamos, no pongas esa cara! Cualquier chica estaría feliz de ver a ese bombón otra vez — rodó los ojos nuevamente, no podía ser posible ¿ella también? Pensaba que solo Haneul se estaba babeando por el principito.
— Deberías saber que yo no soy cualquier chica — señalo con seriedad, la muchacha negó exasperada.
— Oh venga ya, que bien me di cuenta de tu expresión cuando lo viste en el evento — Young Mi frunció el ceño, apretando los labios ante su expresión divertida.
— ¿Hablas de mi expresión de molestia? — pregunto con fastidio. Sun Hee volvió a negar.
— No, eso fue después. Hablo de cuando lo viste en la firma de autógrafos, admite que te gusto verlo, no seas orgullosa.
Bufo, vaya que la conocía. — Digamos que deleite mí vista un segundo — Sun Hee alzo una ceja de manera irónica hacia ella, haciendo que chasqueara la lengua —. Bueno, ya. Lo admito, si esta guapo— dijo con fastidio, sintiéndose interrogada por su amiga. La muchacha no tardo en romper a carcajadas, aplaudiendo repetidas veces.
— ¡Ves! ¡Sí que puedes comportarte como una chica normal! — exclamo con exceso de algarabía, haciendo que se pusiera los ojos en blanco y se levantara de la silla colocándose frente al espejo de la sala de ensayos para practicar.
De reojo, pudo visualizar a Ji Soo bajando las escaleras del sótano con expresión de molestia, la castaña se acercó a ella con rapidez. — Olvídense de ensayar hoy, deberían ir a arreglarse.
Su semblante de funeral hizo que ambas se miraran, preocupadas — ¿Pero acaso no teníamos libre hoy? — pregunto Sun Hee levantándose para acercarse a donde ellas estaban.
Ji Soo asintió — Tú misma lo has dicho, teníamos. Pero gracias al show que hizo nuestra querida Young Mi ayer, Young Woon ha preparado una presentación callejera como castigo.
Young Mi no pudo evitar encogerse ante la expresión de horror de Sun Hee, sabía que ella odiaba ese tipo de presentaciones. A pesar de que el escándalo de ayer no tuvo repercusión mediática, sabía que Young Woon no iba a dejar que su locura pasara por alto de ninguna manera.
— ¡Creí que habíamos superado eso en nuestro pre-debut! — Chillo indignada, haciendo que Ji Soo hiciera una mueca de resignación.
— Castigo es castigo, sabes cómo es Young Woon. Haneul ya está arreglándose, deberían hacerlo ustedes — dijo sin muchas ganas, dándose la vuelta para subir de nuevo. Sun Hee miro a Young Mi como si quisiera asesinarla en ese mismo instante.
Las presentaciones callejeras eran molestas, sobretodo porque las calles de Seúl no eran demasiado limpias. Normalmente lo hacían grupos que iban a debutar o grupos sin demasiado éxito con ganas de darse a conocer al público, ellas se estaban volviendo bastante populares por lo que no era muy necesario… pero si el jefe lo ordenaba eso iban a hacer. Salieron del sótano para ir al dormitorio a arreglarse.
El dormitorio era más bien una casa pequeña de dos pisos, con las paredes color lavanda desteñido y el suelo de madera. La planta baja tenía la cocina, la sala de estar y una habitación donde estaba el lavadero. En el segundo piso estaba el baño y las literas donde dormían, eso era todo. Ellas mismas tenían que hacerse cargo de la limpieza y de cocinar la comida, pero como había dicho antes, había agencias que ni eso podían dar.
Como vieron que Haneul se había colocado un traje negro, todas decidieron usar el mismo color aunque por el nombre del grupo solían usar celeste. Se maquillo y dejo su cabello suelto, no tenía ganas de probar peinados. Y al parecer ninguna de las chicas lo hacía, ya que todas se quedaron igual.