Young Mi sintió una furia incontenible crecer dentro de ella ante esas palabras ¡Ella no necesitaba su ayuda! ¡No necesitaba caridad de nadie! Estaba segura que solo quería humillarla, utilizar su dinero y su maldita estirpe para hacer ver que es superior — No necesito tu ayuda, para eso trabajo — espetó desdeñosa, viendo como él muy imbécil se sonrojaba avergonzado, bajando la cabeza.
— Young Mi, no seas grosera — la reprendió su jefe y ella desvió la vista al suelo. Young Woon se levantó del escritorio, evaluando al muchacho que permanecía de pie, ahora sin decir nada completamente avergonzado —. Dime, Ryuhito ¿Cómo puedes ayudar a Young Mi? — Inquirió con voz calmada, Ryuhito tragó en seco
— Yo puedo prestarle todo el dinero que necesite para pagar los tratamientos de su mamá — la palabra prestar hizo que lo mirara de inmediato. Él estaba hablando de un préstamo, básicamente, lo que ella estaba rogándole a su jefe. No hablaba de una obra de caridad.
No la estaba viendo como una necesitada.
— ¿La casa imperial lo permite? — volvió a preguntar Young Woon.
— Oh claro, tengo una cuenta bancaria personal. Puedo disponer del dinero como quiera — su jefe asintió demasiado tranquilo para estar tratando con alguien que acababa de irrumpir en su oficina sin permiso, dándose la vuelta y observándola a ella.
— Aunque no apruebo los métodos del joven aquí presente para manifestarse, pienso que su idea es bastante buena y aceptable ¿Qué piensas tú, Young Mi? Al fin y al cabo eres la que debe decidir sobre esto — finalmente Ryuhito se atrevió a mirarla, dedicándole una sonrisa torcida. Inevitablemente, pensó en su madre y en el cáncer de garganta que tenía. No podía rechazarlo, seria sentenciarla a muerte.
— Voy a aceptar tu propuesta, Ryuhito — su nombre se escuchó extraño saliendo de su boca y en ese momento cayo en cuenta que nunca lo había llamado por el mismo. Siempre lo había llamado estúpido o principito. Vio cómo se quedaba boquiabierto ante aquella acción, en cambio Young Woon suspiro de alivio, sonriendo
— Me alegra mucho que las cosas se solucionen, muchas gracias Ryuhito… nos sacaste un gran aprieto a todos.
— Me gusta ayudar — contesto de manera inmediata, sin dirigirse a Young Woon realmente ya que seguía observándola con una intensidad que extrañamente, la hizo sonrojar tal como el día de la presentación callejera. Quiso abofetearse por ello, ella no solía ser así, no solía caer ante una cara bonita así de fácil. Se esforzó por mantenerle la mirada, sin amedrentarse y queriendo convencerse de que sus ojos no tenían nada de especiales, eran pequeños y de color castaño, algo bastante común a su parecer.
— Bien, ahora que resolvimos este condenado embrollo ¿puedes decirme que hacen aquí ustedes dos, Dae Hyun? Te he dicho que no vengas sin avisar — el aludido que se había quedado en silencio durante toda la conversación, como un mero espectador, se espantó de inmediato ante el tono de reproche que solía utilizar su padre para dirigirse a él.
— Eeeh… — tartamudeó con nerviosismo, poniéndose notablemente pálido, acción que no pareció pasar desapercibida para el príncipe. Ella, que conocía esos momentos a la perfección, sabía que debía hacer.
— ¿Podemos ir a fuera un momento? Tengo que hablar contigo a solas — el tono persuasivo que utilizo no dejo dudas a Ryuhito sobre su intención, que miro a Dae Hyun y su padre antes de asentir para salir de la oficina.
— ¿Por qué lo trata así? — inquirió en voz baja el príncipe una vez ella cerró la puerta de madera. Young Mi se encogió de hombros.
— No tengo ni idea, desde que los conozco Young Woon siempre ha tratado a su hijo de esa forma peculiar — contesto con simpleza, haciendo que el muchacho frunciera el ceño y mirara la puerta negra fijamente, atento a los gritos de Young Woon que se escuchaban fuertes aun alejándose varios metros de la oficina. Se quedaron de pie en medio del largo pasillo observándose el uno al otro sin saber realmente que hacer o que decir.
Tomo aire varias veces, sintiéndose un poco intimidada por la intensidad de su mirada que contrastaba drásticamente con su expresión completamente neutra. — Bueno, deberíamos hablar sobre cómo voy a pagarte el dinero… — un dedo en sus labios la hizo callar de inmediato, sonriendo ladino, Ryuhito negó.
— No quiero dinero — musitó apartando el dedo de sus labios, Young Mi frunció el ceño por dos razones, la primera es que ese contacto fue excesivamente invasivo, la segunda era que en ese momento no entendía nada en absoluto. ¿Si no quería dinero, entonces con que iba a pagarle? Él había hablado claramente de un préstamo ¿Qué podía querer? Su cerebro trabajaba a toda velocidad, tratando de pensar rápidamente… él debería querer dinero… a menos que…
— ¡Ni se te ocurra pedirlo porque no lo hare! — Chillo de inmediato, enrojeciéndose de pies a cabeza, el muchacho ladeo la cabeza completamente confundido.