— Por favor, dime que traes un traje tuyo en el maletero del auto — su voz lo asaltó de inmediato al pisar el vestíbulo blanco de la agencia. Ryuhito alzo una ceja con confusión ante la indagación por parte de Young Mi, que parecía horrorizada ante quien sabe que desastre de la moda. Negó suavemente, haciendo que ella bufara frustrada. Hace unas horas, había dejado a Dae Hyun en la agencia para volver a los dormitorios de la universidad, ya que había argumentado con fervor lo más adecuado era esperarlo junto con Young Mi para no perder demasiado tiempo en ir y venir de un lado al otro.
— Vamos, no puede ser tan malo — trato de calmar a la iracunda pero espectacular mujer de pie frente a él, ese vestido rojo no muy ajustado hacia resaltar su hermosa piel de una manera casi irreal, llevaba un maquillaje muy leve únicamente dedicado a resaltar sus hermosas facciones con delicadeza. Lo único que arruinaba aquello era su ceño fruncido y su postura rígida
— ¡No dirás lo mismo cuando lo veas! — chilló de manera exagerada, señalando tras de ella hacia las escaleras.
Estaba seguro que tuvo que deducir algo por la cara que hizo Young Woon en cuanto le aviso de la fiesta, también, cuando no puso objeción alguna en su idea de llevar a Young Mi.
« ¡Claro que ira! ¡No voy a dejar que mi hijo haga el ridículo! Young Mi lo vigilara mientras tú te ocupas de tus asuntos » Había exclamado con un fervor casi de mal gusto, en ese momento le había molestado un poco el trato hacia su amigo, pero lo ignoro por la alegría de que hubiera accedido tan fácil a su petición de llevarse a su preciada artista.
— ¡Míralo, nada más míralo! Ryuhito, tienes que hacer algo — volvió a chillar la muchacha, sacudiéndolo del brazo. Trato de no enfocarse en cómo se escuchaba su nombre en sus labios ni tampoco en su tacto, lamentablemente había otra cosa más importante en la que enfocarse. Madre mía, si era malo, muy malo. Contuvo la respiración mirando a Dae Hyun bajar las escaleras, tan contento como siempre sin prestar atención a sus caras.
Young Mi le lanzo una mirada horrorizada, sin soltar su brazo. Él llevo la mano libre a su sien, frotándosela ¡¿Cómo demonios lo dejaron graduarse usando eso?! Bueno, en su propia graduación alguien había ido de cosplay, no sabía de qué se extrañaba. Trato de calmarse, debía mirarlo desde otra perspectiva… su amigo seria el alma de la fiesta.
— Dae Hyun… tu traje — musitó más para sí mismo que para él, pero el aludido sorprendentemente si pudo escucharlo.
— Es bonito ¿verdad? — dijo alegremente, dando varias vueltas en su sitio. Madre mía, si decía algo inadecuado iba a romperle el corazón.
— Es…verde — fue lo único que alcanzo a decir. El muchacho asintió mirándolo como si fuera estúpido.
— El color verde está de moda.
— Pero… es verde limón — respondió quedo. Sintió otro sacudón en su brazo y miro a Young Mi que seguía completamente escandalizada.
— ¡Y su corbata es naranja! Ryuhito, tienes que hacer algo.
Dae Hyun frunció el ceño a la muchacha, cruzándose de brazos — Por lo menos yo no soy aburrido y me arriesgo a usar algo distinto, no como tú. Bruja — dijo con desdén, sacándole la lengua de forma burlona. Ella pareció ofenderse.
— ¿Ah sí? Seré aburrida ¡Al menos yo no parezco una cesta de frutas! — replico señalándolo de los pies a la cabeza. En ese momento Ryuhito se percató de que los zapatos de Dae Hyun eran azul arándano y tuvo que respirar profundamente como por quinta vez para no entrar en pánico igual que Young Mi.
— Y tú pareces una señal de pare — esas palabras fueron el detonante para que la muchacha casi se le abalanzara encima, si no hubiese sido por él que la tomo de la estrecha cintura a tiempo. Si no hubiese tenido que sacarla afuera pataleando estuviera disfrutando encantado de la cercanía, la coloco en el suelo, rodando los ojos cuando escucho a su imprudente amigo reír tras de él. Young Mi respiraba acelerada ¡Tenia que aprender a controlar esa agresividad!
— ¡Puedes meterte tu estúpida fiesta por el trasero, me voy a casa! — abrió los ojos como platos ante su exclamación ¡Ah no, eso no!
Volvió a tomarla por la cintura, pegándola completamente a él e ignorando su expresión estupefacta — ¡Escúchame bien! Vas a ir a esa fiesta, vas a conocer la casa azul y te vas a divertir. ¡Así que hazme el favor de meter tu sexy culo en el auto si no quieres que yo mismo lo haga! — su voz sonó tan dura que le costó reconocerse a sí mismo. Nunca le había hablado a nadie de esa forma, ni siquiera a sus empleados, normalmente siempre trataba de ser calmado y paciente. ¿Por qué se había alterado de esa forma?
Soltó a Young Mí lentamente esperando a que lo abofeteara por haberle hablado de esa forma, sorprendiéndose al ver que la muchacha no hizo ningún gesto agresivo, en cambio estaba extrañamente ruborizada. — No quiero volver a escuchar comentarios sobre mi culo — fue lo único que dijo antes de darse la vuelta y meterse en el auto, con el ceño fruncido. Vale, se hubiese sentido menos mal si lo hubiera abofeteado como lo merecía. Con respecto al comentario sobre su trasero, ni siquiera lo pensó. Su filtro cerebro boca no funciono en ese instante. Madre mía, si su abuela lo hubiera escuchado tuviera ambas mejillas rojas y estuviera quejándose del dolor. Trago en seco, tenía que pedirle disculpas.