El carretón de los perros contentos.

Planeta Quill.

Y a muchos millones de kilómetros de ahí, para ser más concretos, a poco más de 8 años luz de distancia, en la estrella de Barnard, la más cercana al Sol, claro, después del trinario de estrellas, ya conocido por casi todos los que alguna vez se han interesado por el universo; Próxima Centauri, en un planeta que orbitaba su zona habitable, el planeta Quill, con poco más del triple de masa de la Tierra, repleto de océanos, islas y continentes, y en uno de ellos, más grande en extensión que toda la Tierra, en un edificio del ministerio de la primera ley, institución fundada infinidad de siglos atrás, muchos más de los que en la Tierra se podían contar, se reunían los representantes de las Aedes, organizaciones dedicadas a hacer cumplir una de las 4 leyes del universo, tal vez la más importante; “Respetarás toda forma de vida” 

  -Tenemos varios de nuestros planetas en rojo, pero uno de ellos, otra vez el de los humanos, está pasando de rojo a purpura, y dependiendo del índice de maldad que reporten nuestros tripulantes este año, tendrá que ser depurado. 

Dice Coirón, uno de los delegados del Planeta Quill, con aspecto humanoide, pero con rasgos felinos en su rostro y extremidades, también con ojos y cola de felino, ataviado elegantemente con un colorido traje en tonalidades azul turquesa de una sola pieza, como si fuera una túnica.

  -Yo creo que a los humanos ya no se les debe medir el índice de maldad, se les debe de medir el índice de estupidez, si mal no recuerdo; ¡A través de toda su historia, más de 10 veces hemos tenido que depurar sus civilizaciones completamente! Y más de 4 veces, han estado a punto de dar el gran salto al espacio sideral y poder ser miembros de las Aedes, pero evolucionan y se corrompen tan rápido, que tenemos que depurarlos antes de que acaben con millones de especies de ese planeta, incluyendo la suya. 

Dice Aronlépo, otro de los delegados del planeta Quato, también orbitando en la zona habitable de la estrella, pero más cercana a Barnard, que aunque no tenía tantos océanos, islas y continentes como Quill, su enorme tamaño lo hacía un paraíso mineral en un paisaje desértico, pero con una muy adelantada tecnología de humedad que podía convertir cualquier parte de su superficie en un paraíso tropical; Aronlépo, por su aspecto estilizado, su piel lisa, y su larga cola, aunque era un bípedo, se podía decir que era un reptiliano, humanoides ya muy conocidos por las teorías conspiranoicas de los terrícolas.

  -Su año se divide en 12 lapsos de tiempo que ellos llaman meses, y según nuestros registros, apenas van por el tercer lapso, por lo que veo ya está autorizada la depuración por 7 de nuestros tripulantes a bordo, que consideran que su índice de maldad, nuevamente está a punto de hacer colapsar su civilización, poniendo en peligro a las demás especies que habitan ese planeta, esperemos a que se cumplan sus lapsos de tiempo y que todos nuestros tripulantes autoricen la depuración, pero lo más obvio es que no creo que esta vez pasen de su año, en los últimos 50 de sus años, su belicosidad los ha hecho pasar de amarillo a rojo, y de rojo a purpura, por lo tanto veamos los planetas de las demás estrellas del sector, ya que en el Sol, tan solo tenemos un par de planetas habitados, pero en el otro no hay una especie predominante que use tecnología como para poner en peligro a las demás especies, y aunque los humanos ya empezaron a estudiar sus planetas y satélites vecinos, aún están a muchos siglos de distancia, como para que puedan establecer contacto con ellos.

  -Un detalle que me gustaría comentar, es que los 7 tripulantes piden la erradicación total de la especie dominante.

Dice Enmanilla, otra delegada de los Quilianos, también de rasgos felinos.

Pues si por lo menos 9 de los tripulantes de la Tierra, lanzan la señal purpura, pues tendremos que exterminar a los humanos, esa medida se toma cuando el índice de maldad lleva a una especie a exterminar repetidamente a otras especies, rompiendo por mucho, el límite que es permitido a especies primitivas y en plena evolución, de quebrantar la primera ley del universo.

  -Les recuerdo que la novena enmienda del procedimiento de extinción total de una especie, aún no ha sido aprobada, por lo tanto, necesitamos que los 12 tripulantes de un planeta, lancen la señal purpura, si no es así, tan solo serán depurados.

Dice Coirón, después de proyectar símbolos holográficos en los ordenadores de los demás delegados, que avalaban que la novena enmienda, aún no había sido aprobada.

Pues bien, esperemos que de hoy al final de su año, no recibamos las 12 señales purpura, y tal vez esa especie que evolucionó de los primates, tenga su última oportunidad de alcanzar el espacio sideral sin corromperse, y tener una delegación Aedes.

Dice Boluvina, otro delegado reptiliano de los cientos que estaban presentes, de diferentes planetas, estrellas y especies, y así, en un distante planeta se escribía el destino de la Tierra, un pequeño planeta azul, donde su índice de maldad, o de estupidez, como dijo Aronlépo, los estaba condenando a algo que ellos llamaban: “La depuración” o la “Total extinción” de su especie dominante.

 




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