La felina de Quill.
Erly tuvo que esperar 3 días a que le llegara la respuesta de su solicitud de intervención letal, ya que con su tecnología ya había localizado a los autores de la masacre canina por medio de su firma corporal, intervención que hacían los tripulantes de cada planeta en su respectiva región, pero tenían que pedir permiso para realizar una intervención letal contra un grupo de nativos que se consideraban peligrosos, para reducir el índice de maldad de su jurisdicción, petición que le fue negada, ya que durante los últimos 200 años de la historia de la humanidad, en las zonas con más índice de maldad registradas, cada vez que un tripulante intervenía en el desarrollo de una sociedad, se desataba una cadena de impredecibles sucesos que terminaban empeorando las cosas, aumentando el índice de maldad, en vez de disminuirlo, además de que era un efecto común en las civilizaciones en desarrollo, según las estadísticas de más de 5000 estudiadas durante milenios, según el calendario terrícola, además de que con eso quebrantaban la segunda de las 4 leyes del universo que regían a los miembros de las Aedes.
<<Respetar las reglas y costumbres de los pueblos>>.
Por la cual no les era permitido intervenir en los asuntos de las sociedades a las que únicamente vigilaban para medir el índice de maldad.
Una señal más se encendió en uno de sus indicadores, anunciando restricciones tecnológicas, ya que sus sistemas habían detectado un límite de uso de tecnología, ya que cuando un tripulante sobrepasaba los límites, era un indicador de que estaba interviniendo mucho en su entorno con los habitantes, así que tuvo que recuperar su forma original, y permanecer así por lo menos durante un par de días, además le servía para mantener intacto su código genético, porque si adoptaba durante varios días seguidos su forma humana, cuando quisiera tener hijos con algún Quiliano, podrían tener rasgos humanos, y haciendo un mohín de fastidio, porque ese día que ya era Jueves tenía planeado salir buscar a Billy, de alguna manera u otra, porque aunque ya había tratado de controlar “Eso” que le nació de repente hacia aquél humano, la ansiedad por verlo, en vivo y en directo, aunque fuera de lejos, pero sin la ayuda de sus drones, se comenzaba a convertir en una necesidad, y si tenía que recuperar su forma Quiliana durante un par de días, pues no habría manera de salir a buscarlo.
Entró al baño y después de cinco minutos, salió luciendo su cuerpo felino, y digo luciendo, porque sin hacer comparación alguna, las hembras felinas de Quill también eran hermosos ejemplares, un fino pelaje cubría su piel, haciendo lucir su par de femeninos senos como si fueran de terciopelo en colores entre beige y amarillentos, seguía siendo tan alta, y aunque su musculatura se había sobre marcado estilizando su forma, su cintura disminuyó, aplanando un seductor vientre cubierto también con un fino pelaje que también cubría su entrepierna, que debía sentirse suave tan solo al tacto, y aunque tenía cola como los felinos, no le restaba belleza a la firmeza de sus desnudas caderas, tan solo cubiertas con su bello natural, que cubría la mayor parte de su cuerpo, tan solo parte de la espalda y los hombros dejaban ver su desnuda piel con motas aleopardadas, que lucía opaca o brillante, dependiendo del ángulo que se le viera, su rostro no cambiaba mucho, tan solo sus orejas se le habían redondeado un poco, así como su nariz, y sus ojos, esos sí que eran de felino, haciéndola lucir aún más hermosa y seductora que cuando se veía como humana, su cabello seguía cayendo largo y lacio sobre sus hombros, pero ya no era rubio, pardeaba entre amarillo y beige, con mechones del mismo color de sus motas, en fin, esa hembra felina del planeta Quill, podría ser la fantasía sexual de cualquier Terrícola o Quiliano que tuviera la fortuna de tenerla cerca y desnuda en ese o en cualquier momento, a pesar de su cola que movía constantemente, cual si fuera un gato, entre su labor de espionaje, intervino la red de internet hasta que encontró la manera de intervenir su computadora, que en realidad no fue muy difícil para su avanzada tecnología, y comenzó a curiosear maliciosa entre sus intimidades virtuales, mirando con alegría que aunque tenía correo electrónico y celular, el utilizaba la red de internet, tan solo para jugar videojuegos, ver videos de fantasmas en YouTube, de naves extraterrestres e información sobre civilizaciones antiguas, sonrió contenta porque cualquiera de sus intereses, le pareció un excelente tema de conversación, por si algún día tenía la oportunidad de platicar con él, además de que no parecía tener contacto virtual con hembras terrícolas, por un momento cerró los ojos, y se imaginó su rostro, hasta que lo acercó a sus labios, y cuando estaba a punto de tocarlo con su lengua, de un rápido movimiento felino, se metió a su cama, tímida y asustada, ya que jamás se había imaginado lamiéndole el rostro a un humano, y jamás nunca tampoco se había imaginado, lamiéndole la mejilla a un primate de la Tierra, como si se la lamiera a un felino de Quill.
Y así, entre miedos y valentías, se quedó dormida, tratando de protegerse de “Eso” que estaba sintiendo, asustada y guarecida, bajo las sabanas de su cama.
Ya era domingo, 28 de febrero del 2010, en la mañana, el día era soleado y no se sentía muy frío, ese día Billy no acostumbraba trabajarlo, y mientras veía tranquilamente una película en la sala de la casa, en lo que doña Gloria le preparaba algo de comer, los ladridos del Coquito, que ya tenía un par de días recuperándose en su nuevo hogar, llamaron la atención de ella que se asomó a la calle a ver qué era lo que tanto alteraba al can.