Game over, 42.
Y minutos más, minutos menos, antes de que todo esto le sucediera a la felina; Billy estaba llegando a su casa.
-Game over, 42.
Dijo, ya por costumbre, aunque ese día no se había reportado en 01 (En servicio).
-Se dice 91, 042 y hoy ni siquiera se reportó en servicio.
Dice Delta Verdín, y cuando estaba punto de apagarlo, se escuchó un reporte en el radio de su taxi.
- ¡42! Los mañosos están matando perros en el bowlevard Colosio.
Se escucha la voz desesperada de Genaro Luna, el chofer de la unidad 016.
- ¡Tranquilícese 016, haga 80 del 28 en 45! (Aléjese rápidamente del lugar)
Le dice la operadora de voz aniñada, tratando de poner a salvo al chofer.
Billy escuchó petrificado el mensaje de su amigo, y ciego de coraje, cuando estaba a punto de bajarse del taxi para abrir el portón y meterlo, metió la reversa y se regresó hacia el bowlevard Colosio, y cuando él 042 iba saliendo de la Unidad Obrera, la unidad 016 iba entrando.
- ¡042, 80 del 28, 19’s con 40, haciendo 58’s a muchos perros, 80 del 28, 042! (Unidad 042, aléjate del lugar porque sicarios con arma están matando a muchos perros, aléjate del lugar)
Dice Genaro por medio del radio al verlo salir de una avenida, levantando una nube de polvo para entrar derrapando al bowlevard Colosio.
- ¡80 del 28, 042, en 45, haga 63 por favor, repito; 80 del 28, 042, haga 63 en 45! (Aléjese rápidamente del lugar) –dice la operadora al escuchar a Genaro.
Billy sí escuchó los mensajes en su radio, pero como iba cegado por la ira, le bajó al volumen y tan solo se concentró en alcanzar a aquellas luces rojizas que miró a lo lejos, donde desde la ventana del copiloto de aquella Tahoe negra, el mataperros disparaba a aquellos asustados animales que huían despavoridos por la calle asfaltada de aquel desolado bowlevard, que para los que huían era una trampa mortal, ya que un par de canales, por un lado el canal de Anzaldúas, y por el otro, uno más pequeño de aguas negras, no les daban muchas opciones para esconderse o huir.
El Gato le dijo a Sergio, en cuanto miró las luces de un auto acercarse rápidamente en su mismo carril.
- Un auto se acerca; Sergio; ¡Tenemos que irnos ahora! Cierra la ventana y deja de disparar.
-Dame chance de acabarme este cargador para matar a esos últimos 3, pareja, de seguro es otro taxista que en cuanto nos vea, también saldrá huyendo.
Dice Sergio, pero el Gato, al ver que el auto que se aproximaba no disminuía la velocidad, se orilló un poco, como haciendo el movimiento para dejarlo pasar, se dio cuenta que no se trataba de una camioneta o auto grande, lo que reducía las posibilidades de que fuera una patrulla de estacas del cartel de Anzaldúas, y cuando le decía a su compañero, que recargaba su pistola después de haber abatido a esos 3 perros que huían.
- ¡Me dijiste que era tu último cargador!
Sintieron un golpazo por el costado que cimbró a su Tahoe, pero no le hizo mucho daño, mientras el taxi de Billy daba vueltas horizontalmente en el asfalto, no se volcó, pero quedó severamente destrozado y echando humo, amenazando con incendiarse.
- ¿Quién es ese estúpido que no se fija para manejar?
Dice Sergio, mientras buscaba su pistola que había salido volando de sus manos con el impacto.
- ¡No lo sé colega, pero el choque no fue accidental! Nos golpeó de costado con intenciones de voltearnos, si hubiera traído algo más pesado nos avienta al canal.
Dice el Gato, abriendo su puerta con dificultades y mientras se bajaba, preparaba su arma, ya que el conductor del auto que los había golpeado aún seguía a bordo, al parecer inconsciente.
- ¡Despierta perro!
Dice Sergio, rompiendo de un cachazo la ventana del taxi, donde Billy, apenas reaccionando, se dio cuenta que los dos sicarios le apuntaban a la cara, uno por cada lado del Pointer.
- ¿Qué no sabes manejar, perro, o pretendías echarnos al canal con tu mugre taxi?
- ¡Creo que es el que te quitó la pistola la otra vez en la avenida Espuela!
Dice el Gato al acercarse a la ventana, aluzándole el rostro con una lámpara de mano, en eso, otro par de luces que se acercaban rápidamente por el bowlevard Colosio, por la misma dirección de donde los había golpeado aquel taxi, aparecieron.
- ¡Si lo vas a matar, hazlo ya! –dice el Gato. -Que ahora no hay tiempo para tus estúpidos juegos y pendejadas.
Billy, tan solo miró el brillo asesino en los ojos del mataperros, en medio de una perversa alegría, aunque se agachó para tratar de protegerse con el tablero de su taxi, sintió varios golpes calientes en varias partes de su cuerpo.
- ¡Se escucharon muchos balazos en el Colosio, 42! –dice otro taxi de la base Reynosa.
- ¡80 del 28, 033, en 45! –se escucha la voz de la 56 de la 42. (¡Aléjese del lugar, unidad 033, rápidamente! –se escucha la voz de la operadora de la base Reynosa)
-Al parecer hubo un 92 pesado, pero se siguen escuchando disparos, con 40 de fuego, 42, tendré que hacer 63 para 80 del 28. (Con arma de fuego, base Reynosa, tendré que regresarme para salir del lugar)