El carretón de los perros contentos.

Lo que le hace falta.

  - ¡NOOOOOAAAAUUURRG!

Era un sábado primero de mayo del 2010 apenas pasando de la media noche y Erly despertó sobresaltada, subió al más alto balcón de su casona y gritó como últimamente lo había hecho, aquella especie de lamento entre grito humano y rugido felino que ya empezaba a asustar a todos los que lo escuchaban, no a los de “La Nopalera”, Pero si a los vecinos de las colonias adyacentes al bowlevard Colosio, ya que llegaba a varios kilómetros a la redonda, grito que ella atribuía al stress de ver cómo todos los días aumentaba el índice de maldad de aquella zona que le tocaba monitorear, malhumorada como ya era su costumbre, tenía días que no salía de su casona y más por que había descubierto una nueva plataforma para ver películas y series con tecnología terrestre, que la ayudaría a empaparse más de la cultura humana, Netflix pero al igual que todo, terminó por indicarle a sus sistemas de entretenimiento con comandos de voz, que apagaran todo.

  - ¡NO QUIERO SABER NADA MAS DE ESTE ESTUPIDO PLANETA!

Doña Cata ya se había acostumbrado a escuchar su lamento nocturno, pero esa noche se preocupó más al escuchar su segundo lamento, que aunque esta vez no lo había hecho desde el balcón, si se escuchó lúgubre y tenebroso en las casitas de aquel arrabal, cimbrando todos los callejones, y como tenía muchos días de no verla salir, se dirigió a verla porque en realidad le preocupaba su situación, ya que sabía que la chica estaba muy enojada, y mucho más en los últimos días que habían pasado desde la visita de la fiaré de Fíria, y aunque la vida de la quiliana se había convertido en días y noches tranquilas sin más novedad que la observación y reportes del índice de maldad, paulatinamente se fueron transformando en días de angustia y terribles noches de terror, en la que trágicas escenas como ese tipo de gritos que profería la bruja del arrabal, se repetían, y aumentaban en intensidad, Erly resopló al descifrar lo que le indicaban la serie de luces en la pared, una visita no deseada, como todas las visitas que no quería recibir debido a su mal humor.

  - ¡Permitir intervención!

Les indicó a sus sistemas inteligentes, que la obedecieron a pesar de su malhumorado acento.

  - ¡Espero que tu visita sea breve para que te largues pronto!

Y yo espero que dejes de estar de grosera, porque, aunque yo no soy tu madre, llevo 20 años cuidándote como si fueras mi hija. –le dice doña Cata.

  - ¡Pues no debes de creer que eres mi madre por ningún motivo! Yo soy una felina de Quill que no puede vincularse tanto con primitivos primates como los de tu especie, y esos 20 años que dices que llevas cuidándome, tan solo has estado a mi servicio, servicio que he pagado con privilegios, bienestar y salud; ¡Ahora dime que necesitas y lárgate!

  - ¡Tal vez necesitas la ayuda psicológica de un doctor local! ¿Te escuchas la manera de hablar que tienes? Eso no es para una raza evolucionada como los Quilianos, tanta tecnología y evolución de la que presumes, deberías de utilizarla para tener un poquito de educación y consideración con una raza primitiva que tú misma puedes condenar a su extinción.

Dice doña Cata, tratando de poner la misma fuerza y énfasis en sus palabras para contrarrestar la agresividad de la chica.

  - ¡En eso tienes toda la razón, espero con ansias el día en que tengo que mandar la señal del juicio final, para terminar de una buena vez con el índice de maldad de tu especie, y así darle una nueva oportunidad a tu planeta!

Dice Erly, levantándose de la cama, furiosa, amenazando con saltar sobre la mujer, para despedazarla como si fuera una furiosa leona herida.

  -Lo bueno es que ese juicio final, no depende solo de una odiosa felina amargada como tú, porque si por ti fuera, desde hace años que hubieran depurado a mi especie de este planeta.

Dice doña Cata, ya preparándose para salir de aquella casona, ya que se había dado cuenta que aquella visita, había sido completamente inútil.

  -Lo que no sabes aún es que en el ministerio de defensa de la primera ley del universo, están a punto de autorizar la quinta enmienda, con la que tan solo se necesitará que 9 de los 12 tripulantes emitan su voto de ejecutar el juicio final, y entonces sí que nada salvará a los primates de tu especie, porque la raza de primates que aún no han evolucionado en la Tierra, será rescatada para que no perezca en el próximo apocalipsis.

Dice Erly siseando y gruñendo de furia.

  - ¡Si tan solo pudiera decirle lo que le pasa!

Pensó doña Cata, conteniendo sus palabras para evitar extender más aquella discusión y arriesgándose a ser agredida, avanzó hacia la chica que se arrinconó en su cama, tratando de rechazarla y evitar que se le acercara, hasta que la alcanzó para tomarla en un abrazo forzado, logrando así calmar la furia que asolaba a aquella evolucionada felina de Quill.

Erly trató de evitar que se acercara a ella pero no se atrevió a atacarla ni a hacer algún movimiento brusco para alejarla, tan solo se dejó tomar por lo amorosos brazos de aquella mujer que se preocupaba por ella, como si fuera su madre, que poco a poco fue venciendo su agresividad hasta que su alma estalló en sollozos, pasando de ser una furiosa leona herida, a una triste y desamparada, gatita bajo la lluvia, que ahora ronroneaba asustaba, entre los brazos de aquella septuagenaria mujer, que tan solo pensaba.




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