El carretón de los perros contentos.

Ready player one 3.

Recuerdos de olvidos.

- ¡Ready player one!

  - ¡Qué demonios!

Pensó aquel guerrero espacial al notar que todos los caminos y las pistas lo llevaban al mismo lugar, pero era una zona reforzada por múltiples torretas defensivas y atrincherados combatientes enemigos, por la que tenía que acceder para alcanzar el dispositivo en forma de transparente medio huevo, que tenía prisionera a aquella dama en apuros, que ya estaba seguro que se trataba de Samus Aran, la protagonista original del juego de Metroid, revisó todas sus armas y supo que sería inútil tratar de pasar una vez más, ya que durante varios días, o más bien, varias noches de sueño-juegos de video, había fracasado en su misión, pensando en la manera de atravesar, recordó que era relativamente fácil eliminar a los combatientes enemigos, lo que le resultaba difícil era evitar las potentes torres defensivas, que en cuanto detectaban su presencia se activaban y disparaban incesantemente a su posición, ya había comprobado que las municiones de los sistemas de defensa eran interminables y no le quedaba otra que encontrar la manera de pasar, pero sin que lo detectaran, una vez más activó el más fuerte de sus escudos y comenzó el asedio hacia la base enemiga, la dama en apuros que lo observaba desde su prisión, ya lo había visto fracasar en sus intentos varias veces, y aunque ella tenía una teoría de cómo ayudarlo a pasar, no encontraba la manera de comunicársela; Billy avanzaba estratégicamente, agotando sus armas y abatiendo uno por uno a sus enemigos, hasta que eliminó al último de los combatientes.

  - ¡Carajos, ahora sigue lo peor!

Pensó mientras buscaba el punto débil o el punto ciego en el que las defensas automáticas no lo detectaran, la chica prisionera levantaba sus brazos y saltaba tratando de llamar su atención, mientras las miras de las torretas defensivas apuntaban hacia ella, pero no le disparaban.

  - ¡Si ya te vi, ni modo que en todas las veces que me han matado por tratar de rescatarte! ¿Ni modo que no supiera que estabas ahí?

Pero al ver sus movimientos, pensó que tal vez la chica estaba sirviendo de señuelo para darle una oportunidad de acercarse, pero entre él y sus trincheras había una explanada de más de 200 metros, y en cuanto se asomaba un poco, las torretas lo sitiaban en sus miras manteniéndolo a raya, con fuego directo y descargas de artillería, haciéndole imposible acercarse; y miró resignado hacia la chica, mientras revisaba sus armas y escudos, ya dispuesto a salir a sangre y fuego como en ocasiones anteriores, esperando que un milagro lo salvara en esa ocasión, como no lo había salvado otras tantas, pero la chica le hacía señales como indicándole que se esperara.

  - ¿Qué me espere a qué ?

Pensó mientras miraba como la chica se quitaba su traje espacial, hasta que se quedó semi desnuda en el interior de la cabina de cristal que la mantenía prisionera.

  - ¡Diablos! Ya sé que ese será mi premio si te rescato, pero no me presiones, mamacita.

Y riéndose mientras pensaba en que su conclusión no era lógica, fue cuando comprendió lo que la chica le estaba queriendo decir, ya que comenzó a saltar y a mover los brazos tratando de llamar la atención de las torreras, y esta vez no la apuntaban a ella, como si no pudieran detectarla a pesar de sus movimientos.

  - ¡A jijos! ¿Así o más claro el mensaje? Me está indicando que si me quito el traje las torretas no podrán verme, si claro, clásico en los videojuegos, nada más eso me faltaba por intentar.

Y así, se quitó lentamente todo el equipamiento que tanto trabajo le había costado obtener a lo largo del juego, y tan solo con sus calcetines y calzoncillos, suspirando hondo salió de sus trincheras, mirando asombrado y contento, que esta vez todos los sistemas defensivos no lo apuntaban, aunque tuvo el impulso de correr, optó por caminar lentamente al ver que la muchacha semi desnuda le hacía señales de que se la llevara tranquila, y en cuanto se iba acercando, se iba dando cuenta de que era una mujer muy linda, una autentica y espectacularmente rubia guerrera espacial que ya estaba a unos cuantos pasos, y tratando de caminar con uno de sus mejores andares, se acercó a la cabina que tenía un botón destellante, como todos los dispositivos que había tenido que abrir durante su aventura en aquel desconocido planeta, entonces se abrió la puerta deslizante y la chica lo miró contenta, y acariciándolo con sus preciosos ojos verdes, en cuanto salió de la cabina; Billy nervioso le ofreció la mano a manera de saludo, y cuando apenas le iba a decir hola, ella lo abrazó acercándose sus hermosos ojos verdes a su cara, y cuando pensaba que aquella aventura iba a terminar con un largo beso de aquella dama en apuros, comenzó a escuchar el estruendoso barritar de una estampida de bestias salvajes a su alrededor, mientras su Samus Aran se desvanecía en sus brazos, enormes elefantes y pesados tipos de dinosaurios que corrían en una sola dirección, invadieron todo el escenario de lo que antes era la zona de guerra de una base espacial alienígena en un planeta desconocido.

- ¡Ready player one!

  - ¡Con mil demonios! Ahora soy Turok otra vez.

Pensó en lo que dejaba de escuchar la voz femenina del comienzo del juego, y tuvo que correr para emparejarse a la carrera de la estampida en la que sin querer estaba participando, y entre que corría en medio de bipedos y cuadrúpedos corredores, y entre que esquivaba y se defendía de las tarascadas de carnívoros que también corrían entre la estampida, escucho  constantes disparos de arma de fuego de varias armas que le disparaba a los animales, pero no era para ahuyentarlos, sino para detenerlos, ya que se dirigían a aquella fortaleza militar a la cual no había podido llegar, montó en el lomo de un brontosaurio para visualizar mejor la situación, y ahí fue donde comprendió mejor su posición y recordó que en alguno de sus sueño-video juegos anteriores, él mismo había provocado esa estampida para atacar a aquel fuerte militar, cuando francotiradores disparaban tratando de deshacer la estampida que se dirigía directo a sus paredes construidas con troncos fuertemente atados a manera de muralla, automáticamente tomó su rifle de largo alcance y tomando el bando de la estampida, comenzó a derribar a uno por uno de los tiradores, pero tampoco pudo detener la estampida, ya que se vio envuelto en el caos total, cuando las bestias alcanzaron las paredes de madera, derribándolas como si fueran de cartón, se bajó de su montura y comenzó a correr hacia atrás de la manada, hasta que se quedó en medio de una nube de polvo que al igual que el estruendo, lentamente se difuminaba, con su cuchillo en mano se levantó y sacudiéndose el polvo del cabello, se dio cuenta que estaba en la explanada donde había visto que tenían a una chica rubia atada en el poste de una especie de altar de sacrificios, y sonrió contento al comprender que al fin habia llegado al final del juego, él en sus sueño-juegos de video, no enlazaba ni vinculaba un juego con el otro, y simplemente se dispuso a disfrutar el final sin acordarse de su Samus Aran, entonces se acercó al pedestal cortando con su cuchillo las ataduras de aquella hermosa, y también bella mujer rubia que vestida con pieles de animales, simplemente se dejó caer en los brazos de aquel especie de homo herectus que finalmente había podido rescatarla, y sin dejarlo hablar, acercó su hermoso rostro y cuando él pensó que estaba a punto de besarlo, se quedó con los labios parados, porque la chica desapareció, mientras el escenario volvía a cambiar y al escuchar ruidos de motores de autos que se posicionaban a su alrededor.




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