Las mentiras de Las Llanuras

¿Hace cuánto ya que el famoso grupo de “Los Cinco Intrépidos” se separó? Cada uno siguió su camino según sus decisiones lo trazaban y por desgracia para el pequeño pueblo que los amó y vio crecer, se separaron, poco y nada sabían sobre ellos después de siete años de inactividad en el pueblo de Las Llanuras.

Tres chicos y dos chicas, así se conformaban: Cristopher era el mayor del grupo y su fundador con tan solo siete años; Lisa era la segunda al mando con solo dos meses por debajo del líder; Andrew tenía 6 años y compartía lazos muy íntimos con Cristopher, ya que este era su hermano mayor; Mary Ann fue la cuarta en unirse al grupo, ella tenía algún que otro sentimiento hacia el joven Cristopher aunque solo tuviera seis años y dos meses de vida; y por último pero no menos importante Charles, el más joven del grupo y también el más loco. El grupo entero adoraba retarlo a robarle alguna que otra chuchería a su abuela para compartirla, a pesar de lo unidos que eran tarde o temprano eso iba a cambiar.

En el año de 1932 Cristopher decidió ir a una academia de militares para prepararse a lo que acontecería siete años después (aunque ninguno de ellos lo sabría hasta muy tarde). Andrew se despidió de quien aún seguía siendo su modelo a seguir con un abrazo y el resto del grupo prometió escribirle cada semana (esto sería cumplido por al menos un año). La pobre Mary Ann no tuvo el valor de declararle su amor a Cristopher pues pensaba que lo vería en unos meses . Charles se despidió de su segundo mejor amigo y le regaló un collar que él mismo había hecho y que planeaba regalarle en su cumpleaños. Y Lisa solo se limitó a abrazarlo y desearle suerte en su nueva vida como militar.

El grupo se terminó de separar en muy buenos términos dos años después de que Cristopher se fuera, cada uno estudiaba en universidades diferentes y ya estaban grandes para formar parte de un grupo tan bobo como el de “Los Cinco Intrépidos” así que se mudaron del pueblo sin mirar atrás y nunca volvieron.

Pero cuando Alemania invadió Checoslovaquia el 1 de setiembre de 1939 el mundo se paralizó, la última carta que recibieron de Cristopher fue dos días después de dicha fecha en la que el mismo decía: “Acaba de comenzar lo que marcará para siempre a la humanidad, La Segunda Guerra Mundial, estoy en el servicio Médico del País, no vamos a participar abiertamente, ro nos van a mandar para curar a las tropas Inglesas y Francesas… espero que esto acabe pronto y que no deba morir mucha gente. Los quiero, y espero volver a verlos cuando esto termine. Con cariño el líder de “Los Cinco Intrépidos”.

Esta carta fue seguida por otra a los nueve meses que decía lo siguiente: “Señor y señora Carpenter, lamentamos informarles que el soldado Cristopher Thomas Carpenter Hills murió en acción el pasado 8 de junio del presente año 1940, nuestro más sincero pésame. Coronel Javier Richards y Teniente 1° Victor Kurtz”.

Dicha carta conmocionó a todo el pueblo, sumando obviamente a los integrantes del amado grupo “Los Cinco Intrépidos”. El pueblo de Las Llanuras lloró la pérdida de su valiente joven quien murió haciendo lo que amaba, ayudar a los demás. Andrew fue el primero en enterarse una vez llegada la carta, estaba en la clase cuando el director lo llamó por el megáfono y posteriormente le dio la peor noticia de su vida; la segunda en enterarse fue Mary Ann, quien estaba escribiendo una carta a su hermana cuando la noticia llegó a su casa, ella escuchó todo y no reprimió ni por un instante el llanto; la tercera fue Lisa, quien estaba con sus amigas en un café cuando recibió la devastadora noticia a través de un mensajero; el último en enterarse fue Charles, quien se encontraba durmiendo cuando recibió una carta con la noticia que lo dejó en shock.

El grupo entero volvió al pueblo para el velatorio y posterior entierro de su líder, nadie contuvo las lágrimas, y no ayudaba el hecho de que el ataúd al que lloraban de encontraba vacío. Tan vació como el corazón de los 691 habitantes del pueblo, con ese número es más que evidente que se conocen todos, así que una muerte en las cercanías era lamentada por todos. ¿Cómo volver el tiempo atrás? Pensaban todos pero nadie lo dijo; a esos días en los que todos eran un grupo unido, en los que la felicidad y prosperidad reinaban… pero la cruel realidad una vez más les estrelló la cara contra la pared, quizás exageró, pero les quería hacer ver a los cuatro chicos que la vida puede ser tan breve que termina en un pestañeo… Andrew miró el cajón vacío, de pie, sin decir nada, el charco de pequeño tamaño que se había formado bajo sus pies dejaba ver que había estado allí por un buen rato, las rodillas se le debilitaban y sentía que el peso de todo mundo se posaba en su espalda; cayó de rodillas con la mirada entre fija y perdida… sentía que algunas personas tocaban sus hombros y le hablaban, pero no quería escuchar, solo quería irse del lugar para encontrar a su hermano en casa… si pudiéramos volver el tiempo atrás tendríamos en nuestro poder el destino de todo el mundo; pero para Andrew todo el mundo se reducía a la persona que debía estar reposado en paz frente a él.

Dos días después el pueblo seguía cabizbajo sin ganas de alzar la frente, sin ganas de soltar chismes, y por supuesto, sin ganas de sonreír siquiera. Los cuatro integrantes de la banda más famosa del pueblo se hallaban sentados alrededor de una mesa en la cocina de la familia Carpenter, con sus tazas de café en las manos y mirando al centro de la mesa sin soltar palabra alguna; Andrew seguía lagrimeando mientras mordía su labio inferior en un patético intento de no sollozar, pensaba en lo mucho que se burlaría su hermano de él si pudiera verlo. Mary estaba casi tan devastada como su amigo Andrew, se hallaba a la derecha de este, tomando su mano en un vano intento de calmarlo, aunque no le hablaba pues dentro de sí sabía que su voz se quebraría si articulaba palabra alguna.