-Corre Corime, vamos...- ella corría por todo el pasto sin zapatos con una gran sonrisa en el rostro.
La miré detenidamente juguetear con las aves y las mariposas, el vestido que traía estaba mojado hasta las rodillas debido a que había metido los pies al agua sin doblar su vestido. Su cabello estaba hecho un desastre y sus manos estaban llenas de tierra.
De vez en cuando se paraba para tomar aire o para rascarse su nariz y su rostro.
-"Es un día hermoso, el clima es perfecto para tomar aquí la comida"- apenas podía escuchar como un pequeño susurro su voz, era como si dentro de mi cabeza las imágenes pasaran en cámara lenta y pudiera ver cada gesto que ella hacía acompañados de una canción lenta.
-"Sabes, desde ahora llamaré este lugar como nuestro pequeño paraíso, solo aquí puedo sentirme realmente tranquila".
Amaba cuando sonreía y en su rostro se formaba un pequeño hoyuelo.
-¿Por qué sonríes?- dijo mirándome curiosa
-De nada, solo estaba pensando...
-¿Te estabas riendo de mí?
-No, solo estaba pensando en ti y en lo bonita que te ves sonriendo.
Ella se quedó parada y agachó su rostro apenada.
-No has dejado de mirarme jugar con las aves- dijo levantando su rostro
-Me gusta mirarte jugar, eres como una niña pequeña y me encanta que seas así.
-¿Por qué no vienes a jugar conmigo?- extendió su mano.
-No es lo mío, prefiero observarte.
-Eres mala Corime, ¿Al menos podemos entrar a nadar al río?
-No lo sé, no tengo muchas ganas de nadar.
-Por favor concédeme este favor- dijo sentándose a un lado mío con su rostro muy cerca de mí.
-Otro día ¿está bien?, prometo que entraré a nadar contigo.
-Está bien- dijo alejándose de mi rostro con una cara de molestia y quedándose quieta a un lado.
-No te enojes- le di un beso en la mejilla.
-No me enojé, ahora con permiso entraré a refrescarme un momento.
Se levantó y se quitó su vestido quedando completamente desnuda, y de un gran salto entró al agua.
-Arem estas completamente desnuda- dije mirándola nadar sin ningún temor.
-Lo sé- sacó la cabeza del agua y sacudió su cabello mojado.
Las gotas de agua corrían por su rostro y su cuello hasta llegar a su pecho, donde se encontraban con el agua que cubría su cuerpo.
-El agua esta fría...- dijo temblando
-¿No te da un poco de vergüenza estar desnuda conmigo presente?
-En realidad no- se recargó en la orilla del río donde yo estaba sentada- el cuerpo de una mujer es una maravilla de la naturaleza, a pesar de todos los defectos que pueda tener es una belleza pura.
Es decir imagínate lo maravilloso y complicado que fue crear un cuerpo femenino, poner tantos y pequeños detalles, tantas curvas en el lugar específico para que tuviera una forma tan peculiar. Pensemos en la complejidad, cuantos secretos se esconden bajo el para ser tan deseado por el mismo humano.
Y hablo de una complejidad que ya nunca podrás llegar a entender, el idioma que el cuerpo trata de trasmitirte, es por ello que para hacer el amor los cuerpos deben de estar más que conectados, deben de estar comunicados.
Debes saber las exigencias del otro cuerpo, debes tratarlo con cuidado, deben quererse mutuamente y es ahí cuando se puede decir que estas en cuerpo y alma con la otra persona.
Por ello no tengo pena en mostrarme, quiero que me conozcas tal y cual soy, con defectos y virtudes, quiero que te comuniques no solo verbalmente si no manual, sentimental y visualmente. Estar conectadas en todos los sentidos.
Me quedé callada mirándola a los ojos.
-A veces me sorprende la manera en la que piensas.
-¿Por qué?
-A veces eres tan madura que me causas un poco de temor.
-No es que sea madura o no, es la manera en la que piensas, no hay nada más atractivo para el hombre que la manera de pensar de otra persona- me miró, sonrió coquetamente y se puso a nadar.
La miré nadar y fue imposible no pensar en lo que había dicho, mi imaginación se echó a volar, fue como una película que pasaba por mis propios ojos.
Lo imaginé todo como una gran fábrica, con miles de máquinas especializadas para armar un cuerpo humano, todas trabajando haciendo miles de piezas y acomodando cada una en su lugar específico creando así millones de cuerpos de distintas formas y tamaños.
Ojos y cabello de distintos colores, cuerpos regordetes y delgados, color de piel clara y oscura, cuerpos largos o más cortos pero al final de cuentas con algo en común, la forma y la belleza de la piel brillante con la luz del sol.
-¿Estás bien?- Arem me interrumpió de mis pensamientos, la cual ya había salido del agua y se había puesto de nuevo su vestido.
-Sí, estoy bien solo estaba pensando en algo sin importancia.
-Ok- se sentó a un lado mío cepillando su cabello con sus dedos.
-Oye Arem tengo que decirte algo, aquí cada año hay un día, en el cual las temperaturas bajan a niveles muy bajos se le llama "La noche blanca", faltan exactamente tres días. Te advierto porque es probable que no soportes el frio y menos tú que vienes de un planeta caliente.
-¿La noche blanca?, ¿por qué se le llama así?
Todo se cubre de nieve y es difícil distinguir las formas, es como una gran alfombra de nieve. Es recomendable no salir del castillo, los vientos que hay también soy muy fuertes.
-Eso suena muy interesante.
-Eso dices porque aún no has sentido el frio recorrer todo tus huesos...- me comencé a reír.
-Espero puedas darme un abrazo para que no muera del frío.
-Creo que es un insulto que lo preguntes- frunció el ceño.
-He sido la más feliz este tiempo que hemos estado juntas. No me importa morir de frio si lo es contigo...
-Vamos Arem, eres terriblemente tierna- me sonrojé- No digas tonterías, estaré ahí contigo en todo momento. No sabes lo difícil que es esa noche estando sola