El Castillo De Cristal

Capítulo 11

La luz del sol deslumbró mi rostro y mis ojos, la luz color naranja se metía por las ventanas. Abrí los ojos y ahí enfrente de mi rostro estaba Arem mirándome con atención.

-Buenos días...- dije entre susurros.

-Buenos días dormilona –Arem respondió aún sin quitarme la vista de encima.

-¿Qué pasa?, ¿qué hora es? – tallé mis ojos.

-Pasa de medio día.

-¿De verdad?

-Sí, solo estaba esperando a que despertarás, miraba como dormías y eres hermosa ¿lo sabes?

-Lo siento es solo que estaba muy cansada.

-Entiendo, no te preocupes.

-¿Qué haces?, ¿Desde qué hora me estabas mirando dormir?

-En realidad no dormí por verte.

-No te creo...

-¿Por qué no?... es cierto.

-Estás loca.

-Quizás sí, estoy loca por ti y por tu manera de dormir, la manera en la que tus ojos se mueven rápidamente mientras sueñas, como de vez en cuando mueves tu boca como si quisieras articular alguna palabra, como te mueves de la cama de lado a lado para intentar acomodarte, de vez en cuando se escapan de tu boca algunos ronquidos o frases inentendibles.

Creo que si me considero locamente enamorada de ti y de tu dormir. Y no solo de eso sabes... de la manera en la que respiras, de tus ojos cuando me miran, de tu pena, de tus besos y de tu sonrisa...

La manera en la que me tocas y me haces sentir cosas que no sabía ni siquiera que existían. No sé qué fue lo que me puso aquí pero, me siento feliz de estar a tu lado.

Sonreí apenada y bajé la mirada.

-Yo tampoco había sentido lo que sentí contigo... fue como si algo se conectara entre nosotras dos.

¿Crees que tú y yo estamos destinadas a estar juntas?

Ella se quedó callada mirando la chimenea que hace unas horas había tenido fuego en su interior.

-No, no lo creo...

Mi corazón dio un vuelco y sentí un gran nudo en mi garganta.

-Estoy segura...- contestó después de algunos segundos- estoy segura de que estamos destinadas a estar juntas, el destino no sería tan cruel como para habernos puesto en el mismo camino y después separar estos dos corazones de un momento a otro.

-¿Puedo preguntarte algo?, ¿ayer hicimos el amor?

-Me parece que no, el amor lo hacemos siempre con una simple mirada o una sonrisa. A diario nos hacemos el amor con una caricia o con un beso, quizás desde mi punto de vista lo que hicimos ayer fue entregarnos y descubrir los secretos que nuestro cuerpos esconden.

-Pues, creo que fue muy lindo, además que sirvió de mucho para no morir congeladas durante la noche

-Te dije que serviría más si estábamos juntas, lo sabía

-¿Qué haremos hoy?- pregunté.

-¿Te parece si hoy nos dedicamos a jugar?

-¿Qué jugaremos?

-Te enseñaré a hacer hechizos...

-¿De qué hablas?

-No sabes pero tengo un pequeño don y se hacer algunos hechizos sencillos.

-¿Cómo qué?

-Vamos cámbiate, te veo abajo, apresúrate- se levantó de la cama y corrió a su cuarto.

Me levanté y me vestí, me puse mi vestido y mis zapatillas, cepillé mi cabello y puse en él una tiara.

Bajé las escaleras tranquilamente y ahí en la biblioteca estaba ella con su vestido rojo y su tiara de rubíes sentada. Su cabello largo y rojo le cubría todo el rostro mientras leía un libro.

-Estoy lista.

Ella levantó la mirada y me sonrió, se levantó del asiento y se acercó a mí para darme la mano.

-¿Estás lista?- me preguntó con la mano extendida.

-Lo estoy- tomé su mano y caminamos hacia afuera.

-¿A dónde me llevas?

-Vamos a entrar al bosque...

-¿No es peligroso?

-Claro que no, el bosque te tratara como tú lo trates... si eres amable con él y con la naturaleza él será igual contigo...

-¿Y qué haremos ahí?

-Te enseñaré criaturas mágicas.

-¿Criaturas mágicas?, ¿De qué hablas?

-Hadas... hoy iremos a ver hadas.

-Arem, creo que estás perdiendo la cabeza- me reí- las hadas no existen.

-¿Y quién te asegura que no?, ¿Alguna vez has visto una?

-Pues no por eso lo digo.

-Vamos, pronto las veras.

Caminamos por todo el bosque hasta que nos adentramos al corazón de este, los arboles estaban tan juntos que era poca la luz que entraba en él, el clima era frío, solo se podía escuchar el silbido del viento y de los animales que chillaban.

-Listo hemos llegado- dijo suspirando- toma asiento por favor- me señaló un pequeño lugar en el piso.

-¿Qué haremos?- me senté.

-Cuando llegué aquí me quedé una noche en el bosque- habló mientras se sentaba enfrente de mi- No tenía ni idea de donde estaba ni que peligros había en este lugar, ya en la tarde cuando el sol se metía pude ver a una pequeña mariposa volar pero era diferente.

Primero creí que era una mariposa pero no era así, era un hada que me miraba mientras aquí en este mismo lugar trataba de prender una pequeña fogata para no morir de frio.

Ella fue la que me dijo de ti, me dijo hacía donde tenía que caminar y con que me iba a encontrar... ella me llevó hasta a ti.

-¿Cómo lo hizo?

-Voló conmigo hasta llegar a la puerta del castillo. ¿Estas lista para ver lo que hay en el bosque?

-Si- conteste nerviosa- estoy lista.

-Cierra tus ojos y toma mis manos.

Tomé las manos de Arem la cual estaba enfrente y cerré los ojos. Los árboles y el pasto se convirtieron en un negro penetrante como si no hubiera nada en ese lugar, se escuchaba a los animales que hacían ruido, se oía agua como si cerca de ahí hubiese una cascada, el aire y las hojas de los árboles que se movían al ritmo del viento.

El frio poco a poco empezó a disminuir y podía notar una luz que venia del exterior.

-Puedes abrir los ojos- escuché la voz de Arem.

Abrí los ojos lentamente y mi corazón latió fuertemente, podía ver la luz naranja del sol que estaba metiéndose poco a poco. Lo que antes había sido un lugar oscuro y frio ahora era cálido y luminoso.



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En el texto hay: lesbianas, lgbtq, amor lgbt

Editado: 26.07.2021

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