El cazador de plumas

Los Falkov

Estaba oscuro, mucho, demasiado quizá, Sebastián podía verlo nuevamente, sus grandes y negras alas de águila, su pico y sus musculosos brazos con dedos largos y afiladas garras, ahora frente a él, como invitándolo, ya había aprendido a habituarse a su presencia, principalmente en sus sueños desde que él era un niño, lo veía y en ocasiones le hablaba, ahora su presencia se había vuelto más regular, casi constante, había pasado un periodo de inactividad muy largo, pero ahora la pesadilla había vuelto, él se acercaba y su mano llena de garras ahora le acariciaba el blanco rostro, no quería dañarlo, lo sabía de sobra, pero había algo en espectro, como lo llamaba que no terminaba de gustarle, pese a que él había sido su mejor amigo durante años y ahora no se terminaba de habituar a su presencia, de alguna forma quería que él se fuera.

Sebastián de pronto despertó de su sueño, la tormenta caía de manera que ensordecía todo, él podía ver las grandes gotas de agua cayendo sobre el techo de cristal de su alcoba. Palpándose la frente comprobó que estaba sudando, sudor frío que le decía que nuevamente que espectro estaba de regreso para él y esta vez para quedarse.

No podía siquiera moverse, hasta que sintió que alguien entro en la habitación y encendió la pequeña lámpara en su mesita de noche. Se sintió cegado ante el primer contacto con la luz, había un rumor que decía que a los Falkov les gustaba la oscuridad, no era del todo mentira, pero al menos él se sentía solo y perdido en las sombras.

—Otra pesadilla —dijo una suave voz de mujer— ¿Has visto a espectro nuevamente?

—Natasha, vaya susto que me has dado, bueno al menos es alguien amigable, estoy harto de que mi única compañía sea espectro. Hablando de algo distinto ¿Cuándo es que has vuelto?

—Esta misma noche Sebastián, solo que no había querido molestarte, mamá dijo que habías estado algo delicado últimamente, debe ser el peso de ser el heredero.

—Tener que cargar con espectro de verdad que es una mierda.

—Lo imagino, de todas las personas, por qué tuvo que haberte elegido a ti, es solo que me parece muy injusto, no creo que sea fácil cargar con algo tan grande, mucho menos desde niño, él siempre te ha fastidiado.

—Bueno él fue mi único amigo durante mucho tiempo, al menos mientras estuve con el tío Arturo.

—No recordemos eso.

Natasha Falkova, había sido siempre la más dulce de sus primas, siempre preocupándose por los miembros del clan, ella siempre cuidaba de todos estaba en su naturaleza, que sorpresa, otro miembro que no encajaba con el esquema de la familia Falkov, era buena demasiado, y su espíritu era el más débil del clan posiblemente, Alina, como ella la llamaba era distinta de espectro, Natasha de alguna forma como el resto del clan había aceptado a su espectro muy contenta, pero era fácil decirlo con un espectro débil y sin el peso de la familia de ser el heredero del espectro mayor como era el caso de Sebastián.

Sebastián podría haber deseado estar en su lugar, pero nunca hubiera querido que Naty cargara con el horrible peso que a él le había tocado. Ahora viéndola con sus ojos grises y su cabello castaño claro y dulce expresión no podía estar más seguro de que no querría eso para ella.

Sebastián había perdido a sus padres a una edad muy temprana, su madre fue la portadora del espectro mayor de la familia durante mucho tiempo, todos hablaban muy bien de Daniella Falkova, todos le tenían mucho respeto y guardaban un muy buen recuerdo de ella, pero cuando él pensaba en ella en lo único que podía pensar, era en lo mucho que le hubiera gustado tenerla cerca a su lado para que pudiera protegerlo, y especialmente para que le enseñara como había logrado controlar y soportar a espectro, pero eso era algo que nunca hubiera pasado, pues no podía haber dos portadores de espectro, y además, como su familia decía, controlarlo era algo que él únicamente debería aprender por su cuenta.

“El camino está en nosotros” decía su tío Arturo, que era como el miembro más poderoso de la familia, luego de que su padre Maximilien y su hermano André hubieran fallecido, era inteligente y astuto, tenía un espectro muy poderoso a quien él llamaba Máximo, pero no era el miembro más poderoso de la familia aparentemente, pues espectro no lo había elegido, él había elegido a Sebastián y a su madre antes de este. Y por alguna razón, el joven creía que su tío le guardaba algún tipo de recelo, o bien podría ser solo entrenamiento para que este se fuera acostumbrando a la vida con espectro.

Espectro pudo haber sido un muy buen amigo en la niñez, pero ahora a sus diecinueve años, estaba espantando a muchas de las personas que él quería cerca, pero eso no era algo de lo que tuviera que quejarse, todos los miembros de familias como la suya sufrían este tipo de problemas, y vaya que ni siquiera Natasha se libraba de ello, Isabella parecía contenta de que su espíritu ahuyentara a algunas personas y Marco no parecía darle mucha importancia, lograba arreglárselas incluso para utilizarlo en sus poco honorificas fechorías amorosas, pero bueno, esa si supongo que era una maldición de todos los Falkov, bueno de acuerdo a como lo vieras, como solía decir Teodoro, así que Sebastián se resignaba y en lugar de lamentarse consideraba que debería ser un hombre más capaz de lograr sus objetivos.



#23349 en Fantasía
#4996 en Magia
#13718 en Thriller
#5631 en Suspenso

En el texto hay: magos celestiales, espectros, amor

Editado: 18.08.2019

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.