Luego de la lección, Erick y Dolores regresaron a sus casas sin problemas y acordaron que al día siguiente, que ya era fin de semana, se verían en la casa de uno de sus amigos para practicar con la banda.
Dolores, desde hace ya unos meses atrás, se había unido al grupo musical de Erick para suplantar a Emma como vocalista. También Khloe pasó a tocar el bajo y Erick la primer y única guitarra. Tal vez su grupo era un miembro más pequeño, pero Gonzo y Kevin, al igual que Khloe, eran muy amistosos y abiertos ante todo lo que eran y creían Dolores y Erick.
La banda practicaba todos los fines de semana en casa de Kevin, y parecía que estaban haciendo increíbles avances conforme las semanas pasaban, lo que ponía un poco ansiosos a los jóvenes de 16 casi 17 años, pues deseaban con todas sus fueras tocar en algún bar o pequeño concierto, algo que aún no conseguían de momento.
La noche pasó de manera veloz y la chica salió de su hogar casi corriendo para encontrarse con su novia en una estación del tren ligero cercana, justo donde también abordaría Khloe, un chico delgado de cabello castaño claro, ojos azules y piel aperlada. El joven siempre sonreía mucho y era bastante amigable, además de ser muy juguetón con sus amigos y tener argumentos un tanto atrevidos. El chico siempre cargaba una gorra que dejaba ver parte de su cabello de la parte de adelante, mismo que peinaba hacia arriba dejando ver casi toda su frente.
— ¡Hey! ¡Qué casualidad! Me he encontrado con mi pareja de chicas favorita. Bueno, en realidad no conozco otra —explicó de manera sarcástica el chico mientras se acercó a saludar a las jóvenes. Aquellas lo recibieron jovialmente.
— ¿Podrías no ser tan ruidoso sobre eso? Estamos en vía pública —pidió Noeh algo nerviosa al joven, después de que la saludó.
— ¡Oh! Perdón, discreción. Entendido, ¡je, je!
—No tiene nada de malo. Esta gente ni nos conoce. Además, deberían acostumbrarse a algo tan normal como lo es nuestro amor —explicó Dolores, a la par que veía a su novia, la cual le regresó una mirada no muy agradable.
—Me encantaría verlas pelear porque me he perdido telenovelas que veía mi mamá desde que entré al bachi, pero en serio me incomoda estar entre el problema. Así que, ¿lo pueden dejar para luego? —Pidió el chico un tanto atrevido y sin vergüenza, con algo de humor agregado en sus gestos y voz. Noeh no hizo otra cosa más que voltear los ojos y torcer la boca al poner su mirada lejos de sus acompañantes, además de cruzarse de brazos. Por otro lado, Dolores río un poco y asintió tiernamente con su cabeza a su amigo, quien agradeció un poco incomodo, pero de manera cómica.
Los tres jóvenes finalmente llegaron hasta la casa de Kevin, en donde el anfitrión los recibió alegre, al igual que sus roomates, que eran estudiantes de universidad y se veían ya mucho más grandes que los muchachos. Se trataba de un joven de cabello oscuro y ojos verdes con un poco de barba en el rostro que no dejaba de ver su laptop, mientras que el otro era un joven de cabello rubio y ojos miel que jamás soltaba su consola portátil o se quitaba los audífonos. Sus nombres eran Rebel y Frank, respectivamente, y ambos eran estudiantes de séptimo y octavo semestre de sus respectivas facultades, además de ser foráneos.
La casa donde Kevin rentaba era enorme y tenía un patio techado que los adolescentes usaban para practicar los fines de semana sin ser molestados, pues los vecinos eran fanáticos de la música y los compañeros de cuarto de Kevin apoyaban mucho al antes mencionado en cualquiera de sus proyectos, al ser el más pequeño y amable del grupo.
En el patio ya se hallaba Gonzo, un chico de cabello negro peinado hacia abajo que poseía un fleco que le cubría uno de sus ojos de color marrón, mismos que comúnmente se maquillaba usando delineador negro. Al baterista le encantaba ponerse ropa negra, combinada con algún otro color como rojo, azul o morado, la cual le daba una apariencia diferente y llamativa, lo hacía destacar del grupo y los demás. El joven era muy callado y parecía no tener emociones, hasta que lo tratabas un rato y te dabas cuenta que sí sonreía en contadas ocasiones. El don con la batería que tenía este chico era simplemente irrepetible por otro ser humano.
Kevin era un chico de piel negra que venía del otro lado del país, con su cabello corto aparentemente trenzado, sus labios carnosos, sus grandes músculos y sus ojos verdes, era el chico más apuesto de entre el montón. Se sabía en su preparatoria que traía a todas las chicas locas, sobre todo por su acento y talento, no sólo por su físico. El joven era un tanto callado, pero confiado, alegre y le encantaba ir con la corriente, ser el que ayude a todos los que se queden atrás para que «naden» a la par de grupo. Su habilidad con el teclado era digna de los dioses.
Khloe saludó a todos animosamente al llegar, con mucho ruido como ya era costumbre. Luego las muchachas pasaron detrás de él para hacer lo mismo y comenzar a tomar posición Dolores con el grupo, pues ya estaban casi todos ahí. El único que faltaba, como siempre, era Erick, quien no era bien conocido por todos por ser puntual en las tocadas.
Dolores no entendía como Erick podía llegar siempre a tiempo a las clases de magia, pero no a las tocadas de la banda. Era algo que siempre se había preguntado.
Pronto, como es costumbre, el joven llegó disculpándose con todos, apurado de empezar con la práctica. Rápido, la banda empezó a colocarse en sus lugares, en cambio, Noeh buscó un lugar cómodo donde ver a los chicos practicar, comúnmente cambiaba el lugar donde se postraba, un habito un tanto raro en la joven.
—Bueno, supongo que vamos a practicar todos los covers, ¿no? —Preguntó Kevin, y la mayoría asintió sin problemas—. Perfecto, empezamos entonces con la de Joanna Stream —pronto los chicos dieron inicio a la música, tocaron y cantaron la dichosa canción, una muy famosa por todos los que amaban el género, además de ser de las preferidas de la mayoría, exceptuando a Gonzo, el cual degustaba de géneros un poco más oscuros y menos animados.