El Cetro de Barro

Decimoquinta Práctica: Alumina

En la casa de Dolores, Sarutobi descansaba tranquilo al lado de la abuela de la chica, misma que ya había comido lo que su nieta le dejó y ahora descansaba en su sofá.

Pronto, un par de toquidos se escucharon en la puerta principal, algo que extrañó al can. Aquel fue a asomarse para ver si podía observar quién era desde la ventana, pero no había nadie parado enfrente de la puerta.

Aún así, nuevamente volvieron a tocar, por lo que el perro, frustrado, abrió para ver qué sucedía y escuchó cómo un par de pasos se movieron de largo desde la entrada y se colocaron aparentemente en la sala, cosa que lo alarmó.

— ¡Damas, caballeros y otras personas! ¡Bienvenidos a este evento principal! ¿Cómo están? —Gritó Zondra desde el escenario, lo que generó un eufórico ánimo en el público, mismo que Radimir veía desconcertado. Los ojos del mago fueron hacia Dolores y Erick, los cuales parecían estar dentro de un trance extraño—. El día de hoy es una ocasión especial. Tenemos un invitado de honor en nuestro concierto. ¡Den una bienvenida a Radimir, el mago bromista! —Al mencionar aquello, el publico se abrió alrededor del hombre, cosa que lo dejó en evidencia y con la voz para decir algo, pues la gente había guardado silencio.

—En realidad soy el mago via…

—Sí, sí… ¡Lo que sea! —Interrumpió Zondra volteando los ojos e ignorando al hombre—. Has sido muy tonto al caer redondito en mi trampa, Radimir. Pensaba que los magos eran más inteligentes.

—De alguna forma ya me temía que estabas entre los miembros de Sin control, Zondra Vayne, la bardo de la llama danzante.

— ¡Esa soy yo! Claro que sí. Me alegra que me recuerdes, maguito.

—Jamás olvido un nombre, menos de alguien tan talentoso como tú.

— ¡Oh! Me halagas, en verdad… ¿Estás listo?

— ¡Espera! —Pidió el hombre, palabra que dejó seria a Zondra—. La gente, los muchachos de la banda… ¡Déjalos ir!

— ¡Ah! Tú no entiendes lo que está pasando aquí, mi querido maguito —al decir esto, Zondra comenzaría a tocar su lira, cosa que hizo reaccionar al público—. Ésta es mi ventaja, no voy a soltarla.

— ¡Estás perdida! La cantidad de mana requerida para encantar a tantas personas… a miles de ellas. Debes estar por vaciarte. Aunque puedas controlar a tanta gente no podrán hacer nada contra mí.

— ¡Qué gracioso! —Mencionó entre risotadas la mujer—. Se nota que no sabes cómo funciona la magia del bardo. Sí hago que la gente cante conmigo el conjuro, puedo encantarlos únicamente por el doble del costo del hechizo —al oír eso, la cara de Radimir se quedó perpleja, pues no podía creer lo que escuchaba—. Así es, solamente gasté 400 de mana para efectuar este hechizo. Y cada vez que quiera encantarlos, sólo deberé pagar el doble de lo normal y todos harán lo mismo. Interesante, ¿no?

—Im-imposible…

—Nuestra Diosa nos trajo aquí porque éste es un planeta inservible, cavernario. ¡Tú lo sabes! Y estás son mis herramientas de combate —al decir esto, la mujer comenzó a tocar una melodía, a la par que Dolores cantaba.

— ¡Oh, yeah! —Vocalizó la aprendiz de Radimir, mientras que los demás chicos daban inicio a tocar sus instrumentos para seguir a Zondra.

—Has llegado más lejos de lo que creímos, sin duda.

— ¡Oh, yeah!

—Pero no vas a salir de ésta, Radimir.

— ¡Oh, yeah!

— ¡Qué inicie el segundo encuentro de magia! ¡El bardo contra el mago! —Declaró la mujer al mismo tiempo que Radimir veía temeroso a la gente a su alrededor, quienes parecían estar tomando posición para atacarlo

— ¡Maldita sea! ¡Reaccionen por favor! —Gritaba el mago a los jóvenes que estaban hechizados, sin obtener algún tipo de respuesta de ellos.

Hello again, friend of a friend. I knew you when… —Empezó a cantar Zondra, y al terminar esa última línea, agitó su cabeza bruscamente de lado a lado moviendo su cabello y tocando su lira dramáticamente, disfrutaba el momento. A su vez, las personas encantadas comenzaron a llenarse de luz, a volverse más fuertes gracias a los encantamientos que Zondra les lanzaba.

De un momento a otro, todos se arrojaron contra Radimir, y el mago sólo atinó a volverse invisible para escapar de ellos, pues sabía que se trataban de personas inocentes y no quería pelear contra ellos.

Our common goal was wqiting for the world to end… —dicho esto, Zondra lanzó un hechizo que volvió al mago visible, por lo que los ataques continuaron, y alcanzaron a sujetar al hombre. Rápido, Radimir usó un hechizo de teletransportación instantánea que lo colocó sobre el público, en el aire, y ya ahí, comenzó a flotar—. Now that’s the truth, It’s just a rule that you can bend! —esto hizo que todas las personas saltaran alto, tanto que pudieron alcanzar al mago, mismo que se vio forzado en bajar de inmediato y correr entre el hueco de gente que se formó.

— ¡Maldita sea! —Gritaba desesperado el hombre y lanzó el hechizo de desencantar a una joven, la cual salió del trance. Desgraciadamente, sólo ella consiguió eso, y el mago, al ver que ahora todos se dirigían hacia ellos, usó su magia para teletransportarla lejos, error que le mermó su mana.

You crack the whip, shape shift and trick the past again! —Hecho esto, todos en el concierto consiguieron formar garras de diferentes elementos alrededor de sus puños, transformación que alarmó al hombre.

— ¡Demonios!

I’ll send you my love on a wire! Lift you up everytime! Everyone oh! Pulls away oh! From you! Ooh! —Al interpretar esta parte, la gente atacó con todo lo que pudo a Radimir, mismo que trató de esquivar como podía, alcanzado por varias de las agresiones, mismas que destrozaron parte de su ropa y lo dañaron con leves rasguños que sin dudas eran dolorosos gracias a la magia alrededor de los oponentes.




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