El Cetro de Barro

Vigésima Segunda Práctica: Judas, Iscariote y Tadeo

—Ustedes van a tener una misión muy importante. Luis, tienes que encargarte del perro. Cuida que no se acerque a nuestro bastión —explicaba Jessenya con una seriedad increíble a sus más cercanos discípulos, mismos que escuchaban con atención, ansiosos—. En cuanto a Noeh y Lauro, van a unir fuerzas para ir por Dolores. Sé que ambos tienen una relación especial con la chica, por lo que necesito que se coordinen para encontrarla y traerla hasta acá sin que la lastimen. La vista de Noeh podrá hallarla donde sea.

—Sí, hermana. ¡Por supuesto que mis ojos la hallarán! —Presumió la chica emocionada y desesperada.

—Aún así, me parece que van a necesitar un empujón. Noeh, Lauro, tómense de la mano —ambos hicieron caso a la mujer y ésta, con su báculo en alto, comenzó a rezar para invocar un poderoso hechizo. Un símbolo mágico apareció debajo de los muchachos, y con esto, una poderosa energía los rodeo hasta iniciarles en sus cuerpos una metamorfosis.

Luis veía sorprendido, como la majestuosa luz dorada conseguía otórgales a Lauro y Noeh un ala blanca emplumada a cada uno del lado opuesto, el aura de los jóvenes se volvió cálida y luminosa, y de sus cabezas crecieron hermosos halos de luz que marcaban la divinidad de ambos.

—Falta algo —dicho esto, la mujer volvió a conjurar y desnudó a los chicos, justo para luego construirles unas prendas blancas similares a togas, sólo que un tanto reveladoras—. Ustedes son ahora mi dupla divina. Mientras entiendan que su objetivo es el mismo y se enriquezcan con sus similitudes, sus poderes divinos serán bien conjugados para alcanzar la meta impuesta. ¡Vayan! No hay mucho tiempo.

—Sí, hermana Jessenya —dijeron al unísono, luego ambas alas a los costados, completamente sincronizadas, se movieron para iniciar el vuelo y finalmente partir ambos.

En el aire, mientras volaban, ambos estaban en silencio. Hasta ahora, no habían tenido la oportunidad de encontrarse a solas por ningún momento, así que, la curiosidad de ambos creció todavía más entre ellos cuando Jessenya declaró que ambos tienen conexión con Dolores.

—Hermana Noeh —empezó Lauro, a pleno vuelo y con cierta timidez, pues Noeh tenía más tiempo y experiencia en el culto.

—Sí, hermano Lauro. ¿Sucede algo? —La pregunta fue hecha sin que ambos se volteasen a ver, su majestuosidad era tanta que, sentían era mejor continuar con la mirada en el objetivo, el cual era la casa del mago, misma a la que Noeh conducía.

— ¿Cuál es su conexión con Dolores? —Aquello dejó un pequeño lapso de silencio antes de que contestara, no tanto por temor, sino porque, ahora en esta forma, los sentimientos negativos que tenía Noeh hacia Dolores se habían aminorado demasiado. Parecía que había casi vuelto a sentir por ella lo que antes de que todo lo malo ocurriera.

—Fue mi novia, mi mujer —Esas palabras, dichas con un fuerte sentimiento de nostalgia, comunicaron justo lo necesario. Una leve sonrisa nació del rostro de Noeh, pues estaba recordando los hermosos momentos que había vivido con su antigua amante, lo mucho que la quería y que, incluso, admiraba por encima de todos.

Una pequeña lágrima escapó de la solemne sonrisa de la chica, para luego ser añorada por su propio corazón lastimado.

«Dolores, cuando te vea, te pediré perdón. Lo juró. Ahora entiendo qué fue lo que hice mal», pensó la muchacha, con la vista al frente y alegre.

—Dolores es mi hermana —dijo Lauro, cosa que impresionó a Noeh e hizo que lo volteara a ver de inmediato. No sólo eso, notó que el chico estaba ya viéndola con un rostro lleno de ira—. Y es mi mujer —la declaración no sólo confundió a la ex de Dolores, sino que la molestó.

— ¿Qué? Son hermanos, ¿cómo puedes decir eso?

—Mi padre me dijo que todas las mujeres de nuestra familia eran de nuestra propiedad. Son nuestras por derecho divino. Mi hermana no me ha dejado, pero tan pronto la regrese, finalmente la haré mía. Voy a penetrarla y embarazarla las veces que quiera, porque es mía, es mi mujer, es mi perra —declaraba el chico con una rabia sin igual, babeando al momento y llorando sangre.

Los pensamientos negativos de Lauro corrompían su divinidad. La declaración de Noeh, de que su hermana no sólo había sido tomada por alguien más, sino que era lesbiana, volvió loco al chico y destruyó los buenos pensamientos que tenía y había aprendido a generar con Jessenya. Antes deseaba ir con Dolores a abrazarla, a decirle lo mucho que la amaba y lo orgulloso que se sentía de tener una hermana tan fuerte e inteligente. Todo eso fue eclipsado por las declaraciones de Noeh, mismas que llenaron de una negrura palpitante su mente y corazón.

— ¡Estás loco! ¿Cómo puedes decir esas barbaridades? ¡Eso es incesto! ¡Además, tu hermana no es siquiera heterosexual como tú! No hay posibilidad de que tus deseos se cumplan —mencionaba la chica, corrompiéndose lentamente al igual que su par.

— ¡Tú me la quitaste! ¡ELLA ERA MÍA!

— ¡ERES UN ENFERMO! ¡LARGO DE MI VISTA!

—Sí, me iré. ¡IRÉ POR MI HERMANA!

— ¡NI TE ATREVAS! —Mientras volaban ambos, comenzaron a forcejear y pelear a pleno vuelo. La caída de ambos dio inicio, mientras se arañaban, golpeaban, mordían y estrujaban en la precipitación al suelo.

Toda la fuerza divina otorgada entonces comenzó a torcerse. Los deseos de encontrar a la chica y salvarla, se volvieron lentamente en cazarla y poseerla. La envidia, los celos y el ego se comieron a los chicos, los cuales parecían estarse fusionando uno con otro, sus cuerpos lentamente se derritieron hasta volverse uno mismo. Sus rostros se unieron al igual que sus mentes, y al caer en la nieve, no se levantaron dos personas, sino un ente sacado de las peores pesadillas de la misma Dolores.

Junto con la vasta tormenta de nieve, Daniela iba montando el bello pegaso albino. Ella llevaba en su mano el poderoso cetro de barro que le había dado a su cuidado Jessenya. Con él, la mujer bajaba de los aires hasta los hogares donde detectaba gente.




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