Día siguiente:
Santa Mónica High School
Gema
Entro en mi escuela sintiendo que estoy siendo demasiado observada, aminoro mis pasos al ver como todos cuchichean a mi paso, ¿qué rayos está pasando? Miro hacia atrás, tal vez no me estén mirando a mí, pero la cosa es que si lo hacen incluso veo a Steve mirarme con esa cara que el cree que hace derretir a todas las chicas, ¡si solo supiera! Todas las inteligentes se mantienen bien alejadas de… esa cosa. ¡Y yo soy una de las inteligentes sin dudas!
Intento retomar mi camino, pero para rematar el extraño escenario de hoy, aparece Jessica Lombard, la reina del drama del instituto… Intento rodearle, pero una de sus secuaces se coloca en mi camino ¡Dios! ¿Hoy también? ¡Es viernes, santo cielo!
-Hola bruja -bufo, eso es lo que tiene tener el cabello entre pelirrojo y castaño además de largo, sonrío irónicamente intentando no revirar los ojos
- ¿Qué desea su alteza hoy?
- ¡Estás apuntando muy alto ¿no crees? -frunzo el ceño ¿apuntando alto?
-Jessica, dime que buscas sin rodeos -alza una ceja aceptando el desafío
-Aléjate de Steve, ¡está muy lejos de tu alcance! -la miro fijamente, pero exploto en sonoras carcajadas
- ¡OH Dios! -agarro mi estómago con fuerza -Qué graciosa eres Jessica -se escapan varias gotas de mis ojos, pero no puedo evitar la risa sin embargo la veo mirarme fríamente ¿está hablando en serio? ¿me habrá confundido con otra chica?, intento mantener la compostura mientras muerdo mis labios para no reír -Jessica a mí no me gusta Steve, es todo tuyo -sigo mi camino sin importarme sus absurdas teorías ¿Yo enamorada de ese cavernícola que lo único que sabe hacer es tomar y salir con cuanta chica se lo permita? ¡Por supuesto que no! El pensamiento es tan hilarante que choco fuertemente con la puerta del aula ¡Bien! ¿hay algo más vergonzoso que caerse y tener a todos los ojos de tus compañeros puestos en ti a través de la puerta de cristal?
¡Sí!
Que el profesor Marshall te trate como si fuera una niña con problemas, eso sí es vergonzoso. Todos sueltan unas risotadas cuando el anciano se inclina y me ayuda a poner de pie, aunque eso es peor porque algún disco en su columna tuvo que dislocarse, sé escuchó el ¡Ay! Seguido de un muy horroroso “Crack” Y lo único que supe después es que tenía a un amable señor encima de mí, y no era flaco precisamente ¡Dios!
- ¡Dejen de reírse y ayúdennos! -sin embargo, nadie me hizo caso, en cambio sacaron los estúpidos móviles para hacer fotos y vídeos sin importar que el pobre profesor esté sufriendo de dolor y yo más por soportar su peso. Intento alcanzar mi teléfono, debo llamar a Hug, él siempre me ayuda, ¡¿por qué rayos siempre tiene que llegar tarde a clase?!, me estiro lo más que puedo buscando el celular pero en mi campo de visión aparece una mano tomándolo sin mi permiso y dejándolo definitivamente fuera de mi alcance ¡idiota!- ¡Me la pagarás maldita perra! -no sé cuánto tiempo estuve allí, pero cuando aparece el subdirector con unos paramédicos que no pierden el tiempo y sacan al profesor Marshall de encima de mí, yo tampoco pierdo ningún segundo, corro con la velocidad de un león y me acerco a Jessica, viro su cara con una bofetada y todo se hace silencioso de repente, pero eso solo me hace reír - ¡Ja! ¡Graben esto también idiotas! -la empujo con fuerza y tomo su mochila ante la mirada perpleja de todos, sus manos intentan detenerme, pero la empujo aún más lejos, empiezo a virar el contenido de su mochila y siento una satisfacción enorme al ver el contenido de la misma siendo capturado por flashes de celulares avariciosos y chismosos - ¡Ohhh miren lo que tiene la hijita de mami y papi aquí! -alzo toda una tira de condones mientras las risas no dejan de salir de mi boca -Ohhhh, miren allí -señalo unos documentos -Apuesto a que son las pruebas de mañana, ¿qué no puede conseguir la señorita con su apellido? -sigo mirando entre sus cosas y tomo por fin mi celular - ¡Uyyy! Y además ladrona
- ¡Ya basta! -oigo la voz del director y me giro a mirarlo ¿ya basta? -A mi oficina -intenté hablar, pero fui interrumpida - ¡A mi oficina!
Oficina del Director Fletcher
El director Fletcher no era un hombre alto, pero su bigote gris parecía compensar toda la autoridad que le faltaba de estatura. Me señaló la silla frente a su escritorio con un gesto que pretendía ser severo.
-Señorita Gema. ¿Quiere explicarme qué demonios… perdón, qué diantres estaba haciendo en el pasillo?
- ¿Además de ser usada como colchón humano por el profesor Marshall? -pregunté con dulzura exagerada- Oh, no mucho. Solo defendiendo mi honor y, de paso, exponiendo un pequeño mercado negro de condones y exámenes robados. Un día tranquilo, ¿sabe? -Fletcher se ajustó las gafas. Detrás de mí, Jessica sollozaba de una manera tan perfecta que parecía sacada de un tutorial de YouTube sobre "¿Cómo llorar para que te crean?".
- ¡Ella me golpeó! ¡Y me vació la mochila delante de todos! -gimió.
-Ella me robó el teléfono y dejó que un septuagenario se dislocara la espalda encima de mí -repliqué, contando los puntos en los dedos- Y oye, lo de los condones… ¿era para una clase de educación sexual o para repartir en el estacionamiento? Porque si es lo segundo, creo que la salud pública te da las gracias.
- ¡BASTA! -rugió Fletcher, golpeando el escritorio con una mano, y su taza de café que decía "#1 Principal" saltó- Señorita Gema, su comportamiento es inexcusable. Agresión física, acoso… ¡vaciar la mochila de una compañera! ¿Se imagina el precedente? ¿Que todos empiecen a resolver sus diferencias revisándose las pertenencias?
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Editado: 16.10.2025