Hugo
El sábado a las cinco en punto, me planté frente al cine con la determinación de un soldado yendo a una misión suicida. Mi plan era simple: encontrarme con Jessica, aguantar la película, convencerla de que Steve suspiraba por ella en algún rincón oscuro de la sala, y salir huyendo antes de que los créditos finales me pillaran dentro de su radio de acción. Todo por Gema. La cosa era que, por alguna razón, cada vez que pensaba en hacer algo por Gema, mi estómago hacía un flip-flop como si intentara ganar una medalla olímpica de gimnasia.
Pero el universo, y en particular Gema, tenían otros planes.
Porque quien me estaba esperando en la entrada no era Jessica, sino Chloe. Chloe, la chica nueva del insti, sonriente y con un vestido que parecía normal pero que probablemente había sido diseñado para desconcertar a hombres inocentes como yo.
- ¡Hugo! ¡Qué sorpresa tan genial! -dijo, abalanzándose para abrazarme con un entusiasmo que me dejó sin aire.
-Chloe... eh... hola. ¿Qué haces aquí? -pregunté, liberándome suavemente mientras escaneaba la zona en busca de Jessica.
- ¡Vengo a verte a ti! Bueno, Gema me dijo que sería una sorpresa para ti, que te haría ilusión. ¿Te hace ilusión? -preguntó, con una sonrisa tan amplia y sincera que casi me sentí mal por lo confundido que estaba.
- ¡Ilusión! ¡Claro! Una... gran sorpresa -mascullé. ¿Gema? ¿Qué tramaba?- Oye, Chloe, ¿te importaría coger nuestros asientos? Yo... tengo que confirmar una cosa. De la película. Es un tema de aficionado al cine.
- ¡No hay problema! -dijo, y se dirigió hacia la sala con una energía que debería ser estudiada por la ciencia.
Justo entonces, vi a Steve entrando. Iba con una camisa ajustada y un aire de confusión permanente. No lo pensé dos veces, me abalancé sobre él y lo abracé estilo macho junto al dispensador de palomitas.
- ¡Hermano! -exclamó él- ¡Gema y tú están confabulados! ¿No? ¡Os lo dije, no soy tan idiota! ¡Con un solo mensaje bastaba! -yo parpadeé, tratando de procesar su torrente de palabras.
- ¿De qué hablas, Steve?
- ¡Que los dos me llamasteis! Tú y Gema. Los dos a la vez, casi. Para decirme lo mismo. Que Jessica me quería ver aquí. Que era mi oportunidad. ¿Es una prueba de la amistad o algo? ¡Épico!
Mi cerebro hizo un cortocircuito. Gema. Ella también había llamado a Steve. Ella también. ¿Por qué? Le di a Steve el número de su fila y lo vi marchar hacia la sala con la determinación de un torpedo, directo hacia donde Jessica, que acababa de entrar, lo recibió con una sonrisa que podía derretir el hielo de todo el polo norte.
Me colé en la sala y me deslicé en el asiento junto a Chloe, pero no podía concentrarme en la película. No paraba de mirar de reojo a Jessica y Steve, dos filas más adelante. Ella le susurraba algo al oído. Él asentía con solemnidad. Luego, ella apoyó la cabeza en su hombro. Él no se inmutó. Y entonces... ¡bingo! Steve pasó un brazo por sus hombros. ¡Funcionaba! Mi plan ridículo, mezclado con lo que fuera que hubiera hecho Gema, ¡estaba funcionando!
Un impulso de alegría tan intenso me recorrió que casi me levanto y grito "¡ÉPICO!". Me contuve y en su lugar sonreí como un tonto en la oscuridad. Cuando las luces se encendieron, me giré hacia Chloe.
-Ha sido genial, Chloe, pero tengo que irme. Una... emergencia de último momento. De esas de amigos.
- ¿Te pasa algo? -preguntó, su cara de felicidad tornándose en preocupación- Es que... Gema me dijo que viniera en su lugar. Que te lo había propuesto ella. ¿No te había dicho nada? -el mundo se detuvo.
- ¿Gema te propuso que vinieras? ¿En su lugar?
-Sí. Dijo que era una sorpresa para ti. Que te haría ilusión.
Lo entendí todo de golpe. Gema no solo había llamado a Steve. También había organizado esto. Ella quería que yo viniera con Chloe. Que me gustara Chloe. Estaba... buscándome pareja. Como si fuera un perro en una perrera que necesita adopción. Una ola de frustración me inundó. ¿Desde cuándo?
-Eh... no, no me lo había dicho -conseguí articular. Chloe me miró, y de repente su expresión se volvió seria y decidida.
-Mira, Hugo. Ya que estamos aquí y todo esto ha sido tan raro... debes saber que me gustas desde que llegué y si Gema ha organizado esto, tal vez sea una señal -antes de que pudiera reaccionar, se inclinó e intentó besarme, pero… cuando clavé mi vista en sus labios, no tenían ese lunar rojizo que me hacía volar la cabeza, cuando mis ojos se desplazaron a sus mejillas no eran las sonrojadas que me gustaban, cuando vi sus desconocidos ojos negros mi cuerpo reaccionó por instinto. Di un paso atrás, casi tropezando con un resto de palomitas.
-Chloe, no. Lo siento. Eres... genial. En serio. Pero no. No te veo así y la verdad, no estoy buscando a nadie -ella se sonrojó sorprendida, pero asintió con una dignidad que le honraba.
-Vale. Entendido -intentó sonreírme aunque desistió luego de que saliera más como una mueca -Hasta luego, Hugo.
Y se marchó, dejándome solo en el pasillo del cine, con el cerebro hecho puré y una necesidad urgente de encontrar a Gema y... no sabía qué. ¿Gritarle? ¿Abrazarla? ¿Regalarle un manual de "Cómo no arruinar la vida de tu mejor amigo"?
Fui directo a su casa. Llamé a su puerta con los nudillos, con más fuerza de la que pretendía.
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Editado: 16.10.2025