El Chico De La Estación Del Tren

Cap. 2

—Pequeña— Dijo con compasión  un hombre de unos 70 que me miraba calidamente en aquella fría noche de Agosto. —Me es imposible saber lo que sucede señorita, pero quizá una taza de chocolate caliente venga bien, y si me lo permite después puedo tratar de ayudarla. 

 

Seguí llorando, no había más, no había un lugar a donde ir, todo se había roto ya, nada se sentía más frío que los recuerdos persiguiendome, que importaba una taza de chocolate caliente cuando el frío dolor de mi interior ya ardía en mi ser. 

—Pequeña, es de noche ya, seguro no tengas a donde ir, sin embargo, permitenos ayudarte, mi esposa seguro estará de acuerdo con acogerte y si no te sientes cómoda podemos buscar algo más, pero pequeña, no permitas que este anciano sufra viéndote así, probablemente era a tu edad cuando yo tome la decisión de irme de casa, mi madre había fallecido y mi padre se había vuelto alcohólico y violento, sentía que todo estaba perdido como seguramente tú lo piensas, pero una mañana estaba allí—señaló la librería que estaba enfrente, era el lugar de donde había salido —bebía un café caliente, habia pasado la noche ahí, la muchacha de la libreria fingió estar acomodando libros y de repente cuando creía que no me veía cerraba los ojos dormía un poco y luego reparaba asustado, la mañana siguiente ella misma seguía con una reluciente sonrisa como si hubiera dormido y no hubiera trabajado toda la noche, me llevo un café caliente y una torta de chocolate la diferencia fue que se sento conmigo, me pidió que cerrará los ojos e hizo una oración, desconcertado por ello le pregunté porque hacía eso sin conocerme, y ella respondió, "Porque es esto lo que Dios quiere darte, ¡amor! Es lo que mostró cuando dio a su único hijo por nosotros. Puedo ver en su mirada el anhelo que tiene de ser amado, solo acepte su amor", pequeña, déjanos compartirte, aquello que Dios quiere darte, su amor, ¡su amor! —exclamo—, si lo has perdido todo ya, dime, ¿Qué perdería si lo intentas una sola vez más? —

 

Conmovida por ello acepte su mano, mis padres habían dicho cientos de cosas sobre el amor de Dios, pero incluso ahora ellos no estaban.

—vaya princesa, te has mojado mucho, pero ahora mismo te daré una muda de ropa para que entres en calor, quizá no te venga pero es cálida.— una delicada  mujer me   había recibido con una manta. —El amor cubre multitud de faltas — Dijo tan profundamente mientras secaba mis lágrimas, que solo pude volver a romper en llanto.

—El dolor purifica— Dijo aquel anciano mientras rendía hacia mi sus brazos, y sentí como su alma rozó a la mía era como si atravez de un abrazo superficial al fin pudiera sentir la protección quebjamas pude, como si uno d e mis muchos vacíos al fin fuera llenándose, se que esto es peligroso, pero es involuntario, solo me siento acogida.

—Pequeña, siempre hay algo más, algo que no logras ver entre los escombros, solo deja que lo que termino se vaya, así veras con claridad eso que aún queda. —

—¿Cómo puedo soltar a la ligera todo una vida? —susurre — Simplemente huí y dejo que acabe todo, dejo que entre escombros mi vida se vaya a suspiros, ¿Cómo puedo ser yo quien este hecha cenizas? ¿Cómo puedo ser yo las cenizas? —

 

—Porqué cientos de veces debes renacer, hecha cenizas es ahí cuando Dios te llama, cuando Dios te toca, poque rota es cuando más sinceramente  buscas a Dios—

—Thomas —se oyó la comprensiva voz de una mujer, la misma que me había dicho en un susurro que el amor cubre multitud de faltas —dejame hablar un momento con la chica, quiero decirle eso que pocas personas saben. — Aquel hombre soltó mis brazos y asintiendo se retiro.

— Dime princesa ¿Como te llamas? —

—Missie— respondí.

—¿Sabes Missie?, esta librería tiene cientos de historia que aún se sienten y escuchan, cada una diferente, pero puedo decirte que por más dolor que sientan o hayan sentido todos tomamos una decisión, todos nos decidimos por dejar nuestros sentimientos en las ambos de Dios, y no tienes idea cuantas lágrimas han sido derramadas aquí, aquí vine cuando mis padres murieron, aquí estuve cuando mi única hija falleció, aquí fue donde con lágrimas en los ojos supliqie a Dios que no se la llevara —

—Y aún así sucedió, ¿no? — pregunte un poco más repuesta.

Asintio levemente — ¿Y sabes porque aún creo en Dios? —

—¿Porqué? Solté confusa, ¿No debería ser una razón esa para no confiar en Dios? ¿Qué te arrebate algo de lonqieas amas?.

—Porque cuando mi fe desfallecia el mostró su gloria y su amor, leía la biblia y mi vista callo al momento exacto en donde dice "Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición" Galatas 3:13.  Si fue capaz de entregar a su único hijo por mi, dime Missie, ¿No podía curar a mi hija?, pero aprendí algo, hay personas que estarán por momentos breves en nuestra vida pero te enseñarán algo, y mi hija, mi hija me enseñó mucho. —

—Pero es madre, ¿no le dolió perderla?

—Claro que me dolió, de una forma indescriptible, pero fue ahí cuando conocí a Dios realmente, cuando pude ver a Dios dando a su hijo, cuando pude apreciar el valor de su amor.— tomó mi mano izquierda. —Missie, Dios te ama, y tiene planes grandiosos que jamas esperaría que fuera de Dios, pero aveces tiene que quitar unas cosas para po er otras, pero aveces necesita que entiendas quien eres y que quieres para poder trabajar en ti, y no puede funcionar su propósito si no te dejas limpiar por el—

—¿Y como lo hago? — respondí.

 



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Editado: 22.08.2022

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