El chico de la otra realidad

Capítulo I

18 de Febrero de 2019, 9:41am

Una semana en libertad

Estaba sin duda tocada por la desgracia, y no sólo tocada, sino quebrada, herida, desgastada por una ansiedad tan profunda que llegó a impregnar todo mi universo. Todos creían que internarme en un psiquiátrico me ayudaría y que era muy buena idea después de lo que había pasado, pero yo no estaba muy convencida.

ㅡEs increíble que hoy esté sentada aquí, después de tantos años, señorita Williams ¿Cómo se siente hoy? ㅡinició diciendo el hombre que estaba sentado frente a mí y se hacía llamar mi nuevo psiquiatra. 

Era un hombre completamente formal y, a diferencia de todos los médicos y enfermeros del hospital psiquiátrico, él no llevaba un uniforme puesto, ni siquiera una bata con un reluciente broche de su placa colgando de ella, así que no conocía su nombre, no lo mencionó cuando lo conocí, y si lo hubiera hecho, seguramente lo habría recordado. Para mí él sólo era mi psiquiatra. Llevaba puesta una camisa de cuadros pardos y azafranados abrochada hasta el último botón de su cuello y unas gafas que parecían pesadas.

El no saber su nombre simplemente me generaba desconfianza, pero tal vez era porque no confiaba en absolutamente nadie luego de las cosas por las que había pasado durante los últimos años de mi vida. Empezaba a creer que esa obsesión por saber el nombre de cada persona nueva que conocía tenía que ver con aquella desagradable experiencia.

Mi nueva vida estaba comenzando bastante mal. La gente suele identificar primero tus trastornos mentales antes que tu nombre y apellido en un hospital psiquiátrico. "La chica con trastorno de estrés postraumático" era como la gente me reconocía.

Evidentemente, no me quedó más remedio que mostrar una suave sonrisa al enfocarme en la pregunta que acababa de hacerme el psiquiatra. Llevaba apenas una semana en libertad, si es que a eso se le podía llamar libertad. Tenía toda aquella semana sin salir de mi nueva habitación más que para ir al consultorio de ese hombre o ir a hablar con la policía en un salón aislado del hospital. Tenía la sensación de que no reconocía los rostros de nadie, ni siquiera de mi propia familia.

ㅡMe siento bien ㅡrespondíㅡ. Un poco agobiada por la cantidad de personas extrañas que me rodea ahora pero, tomando en cuenta las circunstancias, me siento bien.

El psiquiatra enmarcó su cara apoyándola sobre sus dedos en forma de "L" y dejó reposar el codo sobre su sillón de cuero que combinaba perfectamente con el horrible color de su camisa.

ㅡ ¿Qué se siente recuperar su libertad después de tanto tiempo encerrada en cuatro paredes? ㅡcontinuó con un tono extremadamente delicado en su voz.

ㅡYo siempre he sido libre ㅡpor supuesto que no, pero no sentía que podía gritarle mis cosas personales a un desconocido a los cuatro vientos sin primero saber sus intenciones.

ㅡEsto lo dice porque eso era lo que sentía, pero ambos sabemos que no fue así. La libertad consiste en que nadie obstruya el derecho a vivir como se elige, de lo contrario, sería una represión injusta de nuestra propia existencia.

ㅡPues... ㅡcerré mis ojos refrescando sus palabras y tragué un poco de saliva que se había quedado en mi gargantaㅡ. Aún estoy tratando de recuperarme del agotamiento de mi huida. Ahora que estoy en este lugar, intento meditar.

ㅡ ¿Está meditando, señorita Williams?

ㅡSí, lo hago.

ㅡ ¿Quién le enseñó a meditar?

ㅡÉl ㅡrespondí mirando al suelo.

El psiquiatra, nervioso, movió su bolígrafo con los dedos. Lo noté de inmediato y también noté que no quería que lo notara.

ㅡ ¿Ha visto a alguien en estos días? ¿A su familia, quizás? ㅡdijo controlando la serenidad.

ㅡSólo los he visto el día después de mi escape, el resto de la comunicación ha sido una o dos veces por teléfono. He visto a la policía más que a mi propia familia ㅡme burlé un poco y el hombre me devolvió una sonrisa compasiva que casi se confundió con lástima. 

Parecía un gran actor, sus gestos se iban suavizando a medida que la conversación avanzaba y comenzaba a parecer sincero. Mi credulidad en el mundo en ese momento estaba en niveles bajo cero.

ㅡ ¿Cómo se sintió ese primer encuentro con su familia?

ㅡEs curioso... cuando los vi lo primero que hicieron fue abrazarme. No tenía idea de lo que se sentía un abrazo desde hace años. Ellos lloraron, pero yo no lo hice ¿es eso normal? 

ㅡDigamos que en tu caso, está permitido no llorar, por ahora ㅡdió unas palmaditas en su regazo y continuóㅡ. Quizás todo sea un poco abrumador, tomando en cuenta el tiempo que tiene sin verlos.

ㅡHe pasado casi la mitad de mi vida alejada de mis padres y mi hermana ㅡle recordé. Bah, como si no lo supieraㅡ. Creo que había perdido esa conexión de sentirlos como mi familia ¿sabe?

ㅡEsas palabras son un poco suspicaces, señorita Williams. Con el tiempo verá que todo irá cambiando o, mejor dicho, volviendo a la normalidad. Seguro que esto también ha sido algo impactante para ellos. 

ㅡSí, desde luego.

¡Qué tonta! Me arrepentí por contarle lo que sentía con respecto a mi familia.

ㅡ ¿Puedo preguntarle qué ha hecho estos días?

ㅡTengo que acudir a muchas revisiones médicas, por lo que no he tenido mucho tiempo de hacer cosas, usted sabe... 

Era cierto. Sólo había tenido tiempo para ver pocos detalles de una vida que decían ser normal, pero incluso el lenguaje de las personas había cambiado desde la última vez que hablé con alguien y me costaba entenderlo. Para mí, esta nueva vida era todo lo contrario a "normal", quizás ya me había acostumbrado a lo que tenía antes. 

No había escuchado los nuevos éxitos musicales, ni visto las tecnologías de los dispositivos móviles. Las imágenes en 3D dentro de un pequeño plano 2D se sentía futurista, pero ya a nadie le asombraba. Todos los años que viví encerrada y sin actualizar la rutina diaria del mundo pesaban más de la cuenta.




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