El chico de la otra realidad

Capítulo X

ㅡEso no puede ser posible ㅡcomencé a decir y mi voz se repetía una y otra vez. No sé cuantas veces lo dije hasta que volví a escuchar mi propia voz, mi voz realㅡ ¿Por qué no puedo recordar cómo es que me he roto las costillas?

La mano de mi madre me pasó por el hombro y luego me acarició en la mejilla, mi respiración seguía agitada pero trataba de controlarla con todas mis fuerzas.

ㅡCassie, tranquila, aquí estamos tus padres para ayudarte ㅡsorbió un poco por su llanto y me contagió, mis lágrimas comenzaron a deslizarse sospresivamente y ella las apartó con un gesto maternal.

ㅡ ¿Sabías que cuando naciste eras tan pequeña que tu madre y yo temimos perderte? Eras tan frágil que toda tu infancia quisimos sobreprotegerte, no dejábamos que hicieras nada remotamente peligroso. No puedes imaginar cómo muestro mundo se derrumbó aquella tarde que no volviste de la escuela. Ahora que te tenemos aquí, no vamos a desperdiciar ni un segundo. Esto es un tan solo un charco que debemos saltar ㅡpor fin había escuchado a mi padre decir más que unas pocas palabras. Parecía sensible.

ㅡLa casa se sentía tan vacía sin ti y ahora que... ㅡmi madre volvió a romper en llanto y no pudo seguir hablando.

ㅡ ¿Y ahora qué? ㅡpregunté.

ㅡY ahora que tu hermana está en la universidad en Minneapolis, no pudimos creer tener de vuelta a nuestra pequeña princesa ㅡcompletó mi padre.

Mi madre tomó aire y mi padre, que no parecía estar sobre la tierra, se acercó a nosotras un poco atónito y sacudido, estuve a punto de verlo llorar por primera vez en mi vida.

ㅡVas a sentirte fuerte en un par de días ㅡdecía el psiquiatraㅡ. Tomará el tiempo que sea necesario. Sabemos que nada de esto es sencillo, pero para eso estamos tus médicos y créeme que haremos absolutamente todo lo que esté en nuestras manos. 

Me levanté de la camilla y todos se sobresaltaron, como si fuese una rama frágil de un viejo árbol.

ㅡ ¡Ok, deténganse ya! Esto tiene que parar ㅡdije molesta. Todos se miraron las carasㅡ. Primero, no entiendo por qué mi hermana no está aquí conmigo ¿Acaso fue mi culpa que me secuestraran? Estoy segura que en cualquier universidad de la tierra entenderían la situación y, segundo, odio que me traten como si fuese una niña de once años. Tengo diecisiete ¿vale? y sí, aunque no me hayan visto crecer, incluso si no influyeron en el proceso, no quiere decir que no lo haya hecho. Soy una persona fuerte y no necesito esto. No necesito que sientan lástima por mí.

Juro haber visto cómo los ojos de Robin se ponían vidriosos. Cualquiera pensaría que los médicos no tienen sentimientos, pero Robin no era como los demás. 

Yo sólo pensaba en el tiempo ¿Por qué existe el tiempo? El tiempo es un capricho creado por el hombre para celebrar y llorar cuando llega un día específico. Celebrar porque cada vez que llega la fecha de un cumpleaños hay que alabar a la vida y llorar porque cada vez que se acerca la fecha que te recuerda la muerte, el accidente o la desaparición de alguien hay que sentirse desdichado obligatoriamente.

ㅡNecesito estar sola un rato ㅡfue lo último que pude decir. Fue entonces cuando empecé a sentir cómo la depresión me vaciaba el alma.

Vi a mi madre directamente a los ojos, la tristeza en su rostro me ahogó, supongo que esperaba más de mí, esperaba que su hija saliera corriendo a abrazarla y a llorar con ella y a reír con ella porque estaba de vuelta, pero nada de eso salió de mí. Recuerdo que antes tenía una vida ordenada, tenía un buen hogar, reía todo el tiempo y me gustaba saltar. Todos estos siete años supongo que mis sentimientos estuvieron en Stand By.

Las cuatro personas que estaban conmigo se miraron de nuevo, asintieron con obediencia y se retiraron, excepto Robin.

ㅡSi necesitas algo, por favor, toca el botón rojo ㅡdijo Robinㅡ. Oye, muy bien dicho ¿eh? Nada de esto te detendrá ni a ti ni a mi.

Apagó la luz, dejando toda la habitación a oscuras, salvo una vaga luz que entraba por las persianas, luego cerró la puerta.

Lo que vino después fue realmente espeluznante. Había pasado la mitad de la noche con Lorent en el techo del edificio, por lo cual seguía cansada, así que cuando Robin apagó las luces caí en un profundo hoyo oscuro que me hizo volver a mi antigua habitación.

Un manojo de llaves comenzó a sonar a lo lejos y me alejé de la puerta metálica, ésta me separaba de un estrecho pasillo que llevaba a las escaleras para subir a la casa. Me sentía débil, me dolía el rostro y casi no podía mover mi brazo derecho por un dolor en mi hombro. Nunca había sentido tanto dolor en mi vida, era insoportable.

Sentí cómo cada vértebra de mi cuerpo comenzaba a temblar, no quería verle la cara nunca más después de la golpiza que me había dado, pero el aire de mi cuarto no circulaba, el ventilador de sonido torturador había dejado de funcionar, desafortunadamente necesitaba de él.

ㅡ ¿No fue suficiente con lo que acabas de hacer allá arriba? ¿Por qué diablos estás golpeando la puerta de esa forma? ㅡescuchaba su voz a través de la puerta metálica.

ㅡMe... me falta el aire, el ventilador se ha estropeado ㅡtraté de gesticular bien, pero mi mejilla apaleada no me dejaba modular las palabras correctamente.

Comencé a escuchar nuevamente las llaves, pero esta vez iba acompañado del sonido de la cerradura de la puerta.

Unos minutos después, que parecieron una eternidad, la puerta se abrió. Entró con el cabello mojado, supuse que interrumpí su ducha y por eso tenía tan mal genio. Se notaba cansado y exhausto, probablemente a causa del altercado que habíamos tenido un par de horas antes. Puso un dedo sobre el puente de sus gafas para acomodarlas sobre su nariz, me miró e instantáneamente alejó su vista de mí, ¿me veía tan mal como para no poder verme a la cara? 

Se dirigió al ventilador y lo examinó.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.