Robin frenó su paso cuando me vio en el pasillo. Noté que le había costado un poco abrir la puerta sola porque llevaba una bolsa con un montón de cosas dentro y fruncí el ceño buscando una respuesta. Lorent se había marchado cuando ella se lo ordenó.
ㅡNo te espantes ㅡdijo Robin que interrumpió mi intento de abrir la boca para decir algoㅡ. He traído algunas cosas. Cosas de las que te has perdido estos últimos años de tu vida ㅡhizo un esfuerzo para levantar la bolsa y dejarla sobre el sillón de la habitaciónㅡ. Pero antes...
Hizo una pausa, dejó un tiempo calculado en silencio, sospeché que lo hacía para evaluarme. Yo erguí un poco la espalda y miré a otro lado. Cuando pensé que había pasado suficiente tiempo en silencio, la volví a mirar.
ㅡ ¿Qué?
ㅡ ¿Es necesario que lo diga? ㅡse aproximó y acercó el largo tubo metálico con mis medicamentos y me conectó a esos horribles cables que me dejaban prácticamente inmóvil.
ㅡ ¿Por qué me miras de esa forma? ㅡle pregunté aguantando una risa.
ㅡSabes lo que quiero decir ㅡdijo. Se puso cómoda en el sofá frente a mí.
ㅡ ¿No crees que es demasiada confianza entre una paciente trastornada y su médico residente? ㅡle sonreí.
Robin alzó sus pies, subiendo sus zapatos exageradamente blancos e hipoalergénicos al sillón, adoptando una postura de indio y puso sus ojos tan pequeños como pudo.
ㅡ ¡Vaya, qué doctora tan retadora y antihigiénica! ㅡexclamé.
ㅡEscucha, Cassie ㅡrelajó sus hombros y volvió a apoyar sus pies del sueloㅡ. Lo que te voy a decir no será una broma y necesito que me escuches con atención.
Dejé de hacer lo que estaba haciendo con la ropa con la que había vuelto colgada de mi brazo de las duchas y le puse interés a lo que iba a decirme.
ㅡEstos cables ㅡseñaló la inmensa tela de araña que me apresabaㅡ son los que mantienen tus signos regulados y tu mente alejada de los problemas.
Asentí.
ㅡ ¿Para qué me dices esas cosas si ya me las sé de memoria?
Robin suspiró.
ㅡLorent es un buen chico ㅡdijo y luego sacudió la cabeza de un lado a otroㅡ, es un buen chico para cualquier chica que no seas tú.
Sus palabras despertaron mi asombro. Me aclaré la garganta para poder hablar.
ㅡEspera, antes de que digas cualquier otra cosa, Lorent es sólo un nuevo amigo, nada más ㅡafirmé.
ㅡLinda ㅡdijo con ternura, casi sentí que estaba hablando con una hermana mayor, incluso una mayor que Allieㅡ. Tengo que confesar que nunca había visto a Lorent de la forma en la que lo veo ahora. Llevo cinco años trabajando en este hospital, lo he visto cientos de veces ingresando por... cosas que... bueno... Cosas no tan buenas y está diferente, hace una semana no era el mismo Lorent que es hoy. No hablo de que esté en mejores condiciones porque su trastorno no es fácil de sobrellevar. Pero en cuanto a ti, no lo sé...
ㅡ ¿Qué es lo que no sabes? ㅡpregunté inquieta.
ㅡLorent es un chico inestable y... no creo que sea buena idea.
ㅡPero sólo somos amigos ㅡinsistíㅡ, me dijiste que tenía que tener una vida normal y eso es lo que estoy haciendo.
ㅡ ¿Recuerdas que en tu segunda sesión con el psiquiatra, una enfermera lo necesitaba con urgencia y tuvieron que cancelar a la mitad de tu cita? No sé si has escuchado sobre el trastorno que tiene, supongo que ya te lo habrá mencionado, tiene una especie de...
ㅡ ¡NO! Por favor, no lo digas ㅡla detuve.
Robin se echó para atrás e hizo un gesto de no entender nada. Mientras tanto, yo recordaba el momento en que el psiquiatra tuvo que salir a toda prisa de nuestra sesión para atender una emergencia en el primer piso. Empecé a ponerme un poco frenética por pensar que tenía algo que ver con Lorent.
ㅡEs... algo íntimo. Decidimos no saber nada el uno del otro. Él no sabe quien soy yo ni qué me trajo a este hospital y yo no sé quien es él, y eso incluye no saber ninguno de nuestros trastornos ㅡmiré su expresión que había cambiado a una sorpresiva y no supo qué decir, entonces tuve que seguir hablandoㅡ. Ya sabes, es solo que... por primera vez estoy disfrutando que alguien no me conozca por mi pasado.
ㅡCassie, podré ser tu médico residente, pero no soy tonta. Supe que te llevó al jardín para que lo conocieras ㅡno sabía por qué, pero me había causado un poco de vergüenza que lo supieraㅡ, lo cual no está mal, pero veo la forma en que te observa y la forma en la que tú le sonríes. No quiero sonar como una madre regañona, pero quiero sonar como una médico que previene ciertas cosas.
ㅡNo veo por qué es necesario prohibirme hacer cosas después de tanto tiempo sin saber absolutamente nada de nada ㅡsoné un poco histérica y traté de arreglarloㅡ. No quiero hacerme ver como una víctima, nunca lo he querido ni siquiera en el momento en que ingresé en este hospital y creo que hasta ahora no he hecho más que seguir las reglas.
ㅡY lo estás haciendo muy bien ㅡcontestóㅡ, pero no es momento de romperlas y arruinarlo todo. Quiero que tu estancia aquí sea lo más tranquila posible porque es lo que necesitas. No quiero aislarte del mundo de nuevo, pero sé lo que está bien o mal para ti.
No me sentía cómoda en esa conversación, así que le hice saber lo más amablemente posible que quería cambiar de tema, que no tenía ganas de pensar en esas cosas y que al fin y al cabo era mi decisión, que tomaría sus consejos, pero no sabía cómo reaccionar en ese instante. Robin asintió comprensiva y se levantó del sofá para abrir la bolsa que había llevado consigo.
ㅡÉstos son esmaltes de uñas ㅡpuso dos lindos ejemplares brillantes con purpurina cerca de su cara, uno a cada lado.
Me eché a reír cuando sacó una bolsita llena de esmaltes de todos los colores y me la acercó.
ㅡSoy chica, sé lo que son los esmaltes de uñas, pero te agradezco la intención.
Robin me sonrió y continuó sacando cosas. Eran muchas, así que las puso todas sobre la cama y las iba señalando. Vi algunas revistas de noticias, hojeé un poco sus páginas y me enteré de muchas cosas de las que me había perdido en los últimos años, luego me entregó unos auriculares y cosas interesantes como los libros El Principito, Matar a un ruiseñor y varios libros de Harry Potter. También pude ver algunas historias relacionadas con vampiros y ángeles caídos.