De pronto pensé que la idea de comenzar a leer su diario, metiéndome en su vida privada, era la peor forma satisfacer mi individualismo, pero mientras los segundos pasaban sentía más curiosidad, la mandíbula se me tensaba. El psiquiatra me había sugerido leerlo por alguna razón que todavía no me explicaba. La siguiente página estaba vacía, así que lentamente pasé a la quinta. Lo primero que leí fue el apodo que Allie me había puesto y sentí un hormigueo en mi nuca.
Para Case.
Estoy en una etapa de la vida en la que los psiquiatras me explicaron que debo soltarlo todo, que la única manera de superar todo lo que está pasando en nuestra familia es diciendo o escribiendo lo que pienso, así que este diario es más una obligación que algo voluntario. Estoy harta de los hospitales y ahora no sé qué voy a hacer cuando comience mis prácticas de la carrera, porque no tendré otra opción que visitar más y más hospitales. No sé quién demonios me convenció de que me metiera en esto.
Según Phillip, debo comenzar una bitácora de exploración hacia las cuevas donde entró mi vida hace siete años, exactamente desde el día en que saliste de casa y no volviste. Si hay un modo de confrontar al enemigo, debo encontrarlo allí en esas cuevas. Pero antes de poder empezar esta odisea debo pensar que esto me hará bien, aunque siento que escribirlo no ayudará a regresarte a casa, o tal vez sí. No lo sé.
"...la vida no es más que un recorrido abstracto lleno de caminos complicados...", seguramente suena pesimista y poco esperanzador, pero es la verdad. Tal vez durante la vida puedas alcanzar ciertas cosas que has querido, pero es tan amarga que se encargará de que el camino para lograrlo sea distorsionado y a veces oscuro. Cassie, siento mucho que estés lejos de tu familia, de nuestros padres, de tu casa que te espera día y noche. Ese día perdí dos de las cosas que más anhelaba: a mi hermana y, aunque varios años más pequeña que yo, a mi mejor amiga.
Tú habitación sigue estando intacta para que no encuentres nada extraño el día que vuelvas, quiero que ese día vuelvas a ser una niña normal, que sea lo que sea por lo que estás pasando, quede en el olvido y pasemos más noches en vela hablando de tonterías y riéndonos por malos chistes y sobretodo quiero que puedas rehacer tu vida con normalidad. Sabemos en el fondo que sigues con vida, aunque mamá ha perdido las esperanzas. También ha perdido algo de peso. Papá está en una nube, no ríe, no llora, no habla, no siente, no existe.
En cuanto a mí, simplemente no puedo más.
Desde que te fuiste le he tenido aún más miedo a la oscuridad y no tienes idea de cuánto me has hecho falta, cruzo la puerta de tu habitación imaginando que estás dormida o que estás jugando con tus muñecas. Que absurdo, seguro ya eres demasiado grande para esos juegos.
Sólo me reconforta que algún día te encontraré en esta vida o en otra.
Espero que sea en esta.
Con amor,
Alliegator.
Las lágrimas comenzaron a correrme por el rostro. La extrañaba y no tenía idea de por qué no estaba allí conmigo, de por qué no salía de aquella ciudad donde estaba estudiando medicina y venía a encontrarse conmigo en esta vida o por qué no me había siquiera llamado al hospital para escucharnos las voces.
Las siguientes páginas hablaban un poco del esfuerzo que estaba haciendo por lograr sacarse malos pensamientos de la cabeza y por continuar escribiendo, siendo algo que realmente odiaba porque revivía todo lo que había muerto en ella, que cada día se despertaba con el temor de escuchar en las noticias que habían encontrado mi cuerpo sin vida. No creo que haya sido fácil para ella, ni para mis padres. Mi desaparición fue una bomba que estalló. Yo era el centro de todo, pero hubo muchas más víctimas, yo no fui la única afectada.
El 3 de diciembre de 2018 Allie había escrito en una letra muy pequeñita y con mano temblorosa y desganada:
El día que más temía llegó.
Luego de varias páginas no hubo más sobre mí, era como si en ese momento Allie hubiese decidido que yo estaba muerta y que no se hablaría más de mí en ese diario. Más o menos de la mitad de la libreta en adelante sólo había apuntes y definiciones científicas de cosas que para mí no tenían sentido, era como si se hubiese llevado la libreta a la universidad y hubiese escrito en ella sus clases de biología, química, entre otras cosas. Quizás había dejado de tener ganas de escribir sobre mí y no la culpo, la vida tiene que seguir aunque nos duela el camino.
Un frío comenzó a quemarme el pecho, me cuestioné si Dios existía y si existía ¿por qué me había enseñado un camino lleno de desgracias? Lo odiaba, odiaba mi vida, me odiaba a mí misma y odiaba a Allie por no estar allí.
De pronto estallé, lancé el diario de Allie contra la pared y quise gritar con todas mis fuerzas, pero una hoja de papel que se deslizó a unos centímetros de mis pies me detuvo. No despegué mis ojos de él hasta que lo recogí.
Hay algo más sobre mí que me gustaría contar y es lo último que escribiré sobre mi hermana ahora que sé que está en el cielo: tengo un secreto.
Si alguien se entera pensaría que estoy loca y me quitarían el dinero de la beca. A pesar de haber dependido siempre de mi intuición para encontrar respuestas, hace unos minutos tuve una revelación.
Hoy es mi primer día de prácticas de la carrera, así que estoy en un hospital muy lejos de mi casa, en otra ciudad. Hace un rato me levanté de la silla, me asomé por la ventana por simple gusto y bajé la mirada hacia la entrada principal. Vi a una chica de cabello oscuro entrando al hospital de aproximadamente la misma edad que ella tendría en este momento, era muy parecida y me hizo sonreír. Por supuesto esa no era mi hermana, pero me hizo ilusión ver cómo luciría si estuviera viva, sería muy bonita.