Mientras estuve encerrada tuve tiempo de pensar en muchas cosas. Una de ellas tenía que ver con qué parte de mí le gustaría a un chico. Y no es que mi aspecto fuese algo espantoso de ver, sino que aquellos días encerrada me sentía asqueada, sola y asustada. Quería que, si algún día eso llegase a pasar, si alguien llegase a gustar de mí, sus ojos miraran mi verdadero yo, no la chica que parecía ser. Quería que esa persona me demostrara que me quería para poder sentirlo también.
Lorent y yo éramos dos completos desconocidos que se atraían sin saber el pasado de cada uno. Pero, ¿acaso debía importarme si me quería o no, cuando ni siquiera había llegado a conocerme de verdad? ¿Realmente era importante para mí que Lorent supiera mi pasado? Tal vez en ese momento no, pero luego descubrí que sí debía importarme.
Estábamos en el preciso momento para comenzar una historia, las estrellas estaban perfectamente alineadas, el tiempo era sólo nuestro, y todo parecía que iba a terminar en un final feliz. Quería que el momento fuera mágico y que mis pensamientos negativos no me hicieran cambiar de idea por muy reales que fueran.
La vida parecía que estaba tomando un buen rumbo, o al menos eso era lo que yo pensaba.
Seguíamos bailando, mi barbilla apenas llegaba hasta su clavícula, su altura me rebasaba al menos una cabeza. De pronto Lorent pasó su mejilla por mi sien. Levanté mi vista hacia él para encontrarme con las canicas azules que tenía por ojos debajo sus cejas pobladas que combinaban con su cabello oscuro, grueso y perfectamente peinado hacia un lado, su piel blanca brillaba bajo la luna. Su mirada me hipnotizó y me hizo saber que ambos teníamos el mismo sentimiento que había nacido de la nada. Allí fue donde me pasé unos minutos, en el brillo de sus ojos bajo la noche y en el marco de sus pestañas. Cabizbaja, me fui soltando de mis propias cadenas y sabía que en cualquier momento me iba robar el corazón.
Nos habíamos alejado lo suficiente del resto, a unos pocos pasos del lago congelado. Tanto que nos habíamos quedado solos.
ㅡTus amigos creen que soy patética, ni siquiera soy capaz de hablar sobre mí sin estar a la defensiva.
Su sonrisa brilló a contraluz.
ㅡ Deja que crean lo que quieran. Al final, la única que sabe la parte real de tu vida, eres tú.
ㅡNo lo sé. No sé si fue buena idea venir a la fiesta ㅡmurmuré, pues aún me quedaban rastros de dudas.
ㅡImagina que sólo estamos tú y yo, olvídate de lo demás. Hagamos que esta noche jamás termine.
Asentí.
ㅡEs increíble está celebración. Me alegra que celebren por el motivo que lo hacen, pero no puedo creer que hayan perdido a un amigo hace siete meses ㅡreflexioné.
ㅡHarry era una persona increíble. Aiden y él eran mejores amigos.
Eso explicaba la cara de tristeza de Aiden mientras brindábamos.
ㅡLo siento ㅡdijeㅡ. No debe ser fácil sobrellevar todo lo que tenga que ver con la muerte de un compañero, sobretodo si son mejores amigos. Crees saberlo todo de la otra persona, pero resulta que <todo> es una palabra genérica y superficial.
Lorent respiró, parecía nostálgico.
ㅡEso me hace pensar que no creo que pueda dejar de verte incluso después de morir. Seré un fantasma que te visite por las noches ㅡdijo divertido.
ㅡDe eso nada. Yo me iré primero ㅡpensé un poco en las condiciones en las que se encontraba mi corazón, pero no iba a ser capaz de mencionarlo.
ㅡEso jamás, tú eres eterna.
ㅡEn ese caso, te diría que te equivocas con respecto a tu muerte. Somos inmortales ¿Lo recuerdas? ㅡdije rememorando nuestros aullidos mientras andábamos en el trineo.
ㅡEn caso de no serlo, volaría contigo en ese viaje, ¿cómo se sentirá?
ㅡSi tú no lo sabes, yo menos.
ㅡYo tampoco lo sé. Sólo lo saben quiénes se han ido.
ㅡPero tú sabes volar ㅡrespondí.
Él torció el labio en una media sonrisa.
ㅡCassie... ¿alguna vez te han besado?
Las personas seguían bailando, pero era como si la música se hubiese apagado en mis oídos para sólo escuchar la voz gruesa de Lorent. Su pregunta me hizo temblar las piernas, todo dentro de mí se revolucionó, las hormonas crearon una fiesta en mi cuerpo. Sentía cierto cosquilleo en el estómago, las manos me sudaron y la ansiedad me envolvía. Deseaba probar sus labios, deseaba ver hasta donde podía llegar mis sentimientos hacía él.
Esperó pacientemente mi respuesta y yo sacudí la cabeza negativamente.
ㅡSi te contara sobre la primera vez que alguien me besó, quizás no te guste, no es una bonita historia y tampoco le he hablado a nadie del tema. Es algo que pasó hace mucho tiempo y... realmente ya es un recuerdo borroso que no vuelve a mi cabeza casi nunca ㅡcomencé a ver que sus ojos se tornaban turbios. Su confesión removió todo dentro de mí.
Aquel recuerdo que mencionaba Lorent ya no era parte de él. De hecho, no lo identificaba como ser humano, así que creí que, si eventualmente olvidas los malos recuerdos, quizás la vida te absuelva lo suficiente para aprender a vivir con ellos.
Está mal constituido el pensamiento de que las mujeres o las chicas somos las únicas vulnerables en caso de ser abusadas, porque, independientemente del género, hay quienes no tienen la fuerza suficiente para zafarse del demonio y menos a una edad temprana. En mi cabeza, creé la horrible imagen de un Lorent indefenso con menos edad siendo acosado por alguien que no era un ser humano, sino un demonio, como el que me había atrapado a mí cuando era pequeña. Comenzaba a comprenderlo, paso a paso, como las instrucciones de una caja de pandora, por sus revelaciones esporádicas.
ㅡSé que hay muchos secretos entre nosotros sobre nuestro pasado. Algunas cosas no estuvieron bien en él y eso es lo que nos hace diferentes, pero quisiera olvidar todo eso durante un minuto ¿vale?
ㅡAjá ㅡrespondí nerviosa.
ㅡQuiero sentir que soy una persona que no tiene problemas, que no escucha voces, que no hace cosas que están mal para nadie.