El chico de la otra realidad

Capítulo XXX

No volteé a ver la cara de Sophie, pero sentí el chispazo en sus ojos incluso al encontrarme un piso y medio más arriba que ella. Iba todo lo rápido que podía, sin embargo, no creía que fuera suficiente, así que me presioné más y más. Me sentía débil y vulnerable, incapaz de hacer algo bien, pero necesitaba encontrarlo y asegurarme de que todo estuviera en orden. Tenía la sospecha de que si perdía un segundo, lo perdía todo. Perdería a Lorent. Sentía en mis adentros que corría peligro y estaba convencida de que estaría en el techo del psiquiátrico, que todas estas suposiciones se caerían al piso y terminaría dándole la razón a Sophie. Quizá estaba allí buscándole un sentido a las cosas y todo continuaría con normalidad.

Al llegar a la puerta que daba hacia el techo del edificio, supe que alguien había estado allí antes que yo, porque la puerta estaba entreabierta, un frío gélido ingresaba por la ranura. Respiré para tranquilizarme, Lorent seguro estaría detrás de esa puerta. Eché un vistazo a mi alrededor por si acaso alguien me estaba viendo y la empujé.

Es difícil describir la sensación que tuve, pues el techo del edificio estaba desierto, no había un alma. Recorrí cada espacio vacío, busqué detrás de todos los ductos sobresalientes y no había rastro de Lorent. Fue entonces cuando me percaté de que no fue Lorent quien había abierto la puerta que daba hacia el techo, sino alguien más, alguien que, aparte de mí, también sabía sobre el lugar secreto de Lorent: Charlie.

Entonces fue cuando me di cuenta de que la crisis nerviosa de Charlie no había sido sólo por la desaparición de su mejor amigo, sino porque, como Lorent me había contado, Charlie le tenía pavor a las alturas. Al subir al techo y darse cuenta de lo alto que se encontraba, sumando la angustia que le generaba el no haber encontrado a Lorent allí arriba, Charlie pudo bajar asustado y entró en una crisis.

En ese punto yo también comencé a desesperarme, y la idea de encontrarme a cinco pisos de altura no parecía tan agradable sin la presencia de Lorent.

Atravesé la puerta de regreso y bajé los cinco pisos hasta llegar rápidamente a la planta baja. Incliné mi torso hacia adelante para tomar un inmenso respiro, necesitaba mantener el control y continuar. El segundo lugar en el que busqué fue en el jardín. Las puertas de cristal se abrieron y juro haber ido de árbol en árbol, de flor en flor, con tal de encontrarlo a salvo, pero seguía sin una pista de su paradero.

Quiero sentir que soy una persona que no tiene problemas, que no escucha voces, que no hace cosas que están mal para nadie ㅡrecordé. Fueron sus palabras de la noche anterior antes de besarme.

Conté hasta diez en un intento de pensar dónde podría estar, tenía la sensación de que mis latidos iban veinte veces más rápido que el conteo. No conforme con eso, el pecho me dolía, sentía que el corazón se me iba a salir, la cabeza me daba vueltas, pero no podía detenerme. Corrí en dirección al bosque, atravesando el ala B del edificio desde su exterior, justo en el lugar donde Charlie, Lorent y yo nos habíamos encontrado a la media noche. Me tropecé con un par de personas en mi camino que me gritaron después de chocar con sus hombros, pero no volteé atrás y fui directo a donde Lorent me había enseñado el trineo que había construido y lo único que había era el cobertor blanco extendido en el suelo, el trineo no estaba debajo de él.

Eso quería decir que Lorent se había quedado en el bosque, no había vuelto como todos los demás y era casi mediodía. Es decir, que ya habían pasado unas seis horas desde que la fiesta se había terminado. Estaría cerca de una hipotermia si no llevaba la ropa adecuada. Volví a poner un pie frente a otro y bajé la colina casi deslizándome por lo que quedaba de nieve como en un tobogán. Mis pantalones estaban húmedos y fríos, y mis pies se enterraban en la maleza. En unos pocos minutos estaba de vuelta al lugar donde tuvimos la aparatosa caída del trineo y allí lo encontré, en el mismo lugar, cubierto de nieve, apoyado de un árbol, donde lo había dejado Lorent unas horas antes.

Divisé el lago a poca distancia y un escalofrío me recorrió el cuerpo desde la planta de mis pies. De pronto algo me llamó la atención. Resulta curioso lo insignificante que te parece tu vida cuando la dejas atrás por alguien más, alguien que amas. Cabría imaginar que el espacio que se ocupa sobre la tierra sería más grande, pero la huella que deja esa persona resulta más profunda que tu propia existencia, cuando te quedas mirando a la nada como si alguien hubiese presionado el botón de pausa en tu cerebro. Mis miedos cabían sin problemas en una maleta, comparado con el peso de ver su cuerpo tirado en el suelo.

¡No! Corrí hacia él y caí de rodillas.

ㅡ ¡Lorent! ㅡdije con una voz gutural.

Lorent, o lo que quedaba de él, parecía dormido boca abajo, pero entonces hice un esfuerzo para girar su cuerpo y ponerlo en mi regazo. Me percaté de que tenía los ojos abiertos de par en par con la mirada ausente y movía los labios de forma apenas perceptible, como si mantuviera un diálogo con alguien que sólo él era capaz de oír, acompañado del temblor que le generaba el frío. Sus labios estaban morados y agrietados, tenía las mejillas incendiadas en un rojo intenso y su cuerpo estaba tenso. Me quité el abrigo y lo presioné contra su pecho para intentar transmitirle mi calor corporal.

ㅡUna niña desaparece ㅡle oigo decir llamando mi atenciónㅡ. Tiene ojos claros. Demostrar que el final no es final. La mano que brotó de la tierra. Está en una fosa clandestina. No me creían.

ㅡ¡LORENT! ㅡgrité asustada, pero no me escuchó.

ㅡNo me creían ㅡrepitióㅡ ¿POR QUÉ ME IGNORAN? Estúpido. Eres asqueroso. No me creían. Ella está acompañada de la tempestad. Puedo verlo sudar. Es malo. ¿Por qué? La mano gris. El cuerpo descansa
El cuerpo descansa al derrumbarse. Caer en lo profundo del abismo de verdades dolorosas. Lamentamos por nuestras vidas, nuestra vida. Cuando el amanecer se oscurezca, la montaña plateada sangrará pétalos de rosas. La marea se ensanchará de espuma. Llamarán a los brotes de camino a remediarlo todo. Vetas de colores pintarán tu cabello de flores significantes... ¡Haz que paren! ¡LAS VOCES!




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