El chico de la Ventana

Gozo en el Alma

Presionó su nariz contra mi mejilla y me pregunto:

— ¿Me amas?

Tome una respiración profunda y cerré mis ojos, meditando en mi alma si de verdad era cierto lo que me había preguntado… no lo supe… no encontré la respuesta. Nuca he estado enamorada y no sabía si lo que estaba sintiendo en ese momento era amor, no podía responder algo de lo que no estaba segura, de repente como si fuese una señal siento cosas en el estómago, una pequeña voz me susurra que son mariposas amarillas y que las deje volar… entonces lo supo… sí lo amaba.

—Si—respondí humildemente pero sin temor—si te amo.

Él se alejó bruscamente de mí, dejando mis brazos vacíos como si le hubiera dicho la peor cosa del mundo, su hermoso rostro se había transformado, sus ojos estaba oscuros y su mandíbula apretada.

—No debes amarme, No puedes—dijo

— ¿Por qué?—pregunte angustiada

El cielo se tornó gris triste en ese instante, de repente no reconocí el lugar donde estaba y hacia mucho frio, las copas de los árboles se mecían horriblemente y ya él no estaba conmigo ¿A dónde había oído? Corrí descalza por toda la alameda buscándolo, pero no lo encontraba, corrí gritando frenéticamente ¿Por qué? Una y otra vez sin tener respuesta, solo un eco en la lejanía... corrí y corrí, Hasta que ya no tuve fuerzas para gritar ni seguir corriendo y me desplome de rodillas al suelo llorando como una magdalena.

Desperté entre sudores fríos a eso de la una de la mañana, nerviosa y un poco agitada, espere varios minutos para preguntarme qué estaba pasando o que me había pasado, nunca en mi vida había tenido pesadillas y siempre dormía perfectamente, seque el sudor de mis sienes con las manos y me dirigí a la cocina para tomar un vaso de agua. ¿Qué diablos significaba ese sueño? Mi subconsciente me había jugado una mala pasada y me estaba asustando demasiado, ¿será que me estaba advirtiendo que tengo que alejarme de simón porque terminaría perdidamente e irrevocablemente enamorada de él? ¡Diablos! Ni siquiera en sueños lo puedo tener…Suspire ruidosamente mientras abría la nevera, un poco de agua fresca me calmara. Sostengo el vaso de vidrio mientras depositaba el agua que necesitaba para refrescarme y cuando el vaso estaba a punto de tocar mis labios se deslizo de mis manos sin que yo pudiera hacer algo, causando un ruido estridente al caer sobre el piso… ¡rayos! Que me pasaba hoy, me agache para recoger las esquirlas de vidrio del suelo e inmediatamente un pedazo de vidrio acaricia ferozmente mi dedo… ¡mierda! la piel de mi dedo rápidamente se torna rojo y la sangre empieza a gotear manchado el piso; me dirijo al fregadero al limpiarme la herida con agua perola muy testadura no cesa, mi mente juega conmigo recordándome el libro de Gabriel García Márquez, el rastro de tu sangre en la nieve donde la protagonista al pincharse con una espina de rosa encuentra la muerte gota en gota, lavo frenéticamente más la herida pero rápidamente se vuelve a tornar roja como al principio, ¡Dios! es como una pequeña hemorragia! desesperada me dirijo al botiquín de primero auxilios que toda enfermera profesional debe tener y que Nena Daconte no pudo conseguir, desinfecto la herida con alcohol y me coloco una bandita, al comprobar que ya no sale más sangre suspiro aliviada.

Los parpados me empiezan a pesar luego de que el miedo abandonó mi cuerpo y me dirijo a mi cuarto antes de causar más desastre.

***

Abro los ojos y puedo sentir la tranquilidad del día, me retuerzo y me estiro en la cama… hoy va a ser un gran día –me digo— me levanto de un brinco y abro la ventana, retiro cuidadosamente la cortina rosa que opte por dejarla solo porque el marco de la ventana se vea un poco decente, el cielo esta hermoso, los rayos del sol atraviesan las enorme copas de los árboles y ya me siento mucho mejor que ayer y además es… sábado, Sencillamente amo los sábados, mi madre está en casa, puedo leer hasta cansarme y sobre todo, puedo comer comida casera, toda la que me plazca.

Entro a la ducha, me lavo el cabello y después de repetirme mil veces en la ducha que hoy no veré a Simón y que será un día agradable, salgo y pongo algo de música mientras elijo mi ropa, nunca he tenido problemas para elegir mi ropa, siempre opto por la primera que se caiga del montón, sí, sí, mi armario es un desastre, Creo que hay un periodo obligatorio en el que todo adolescente tiene el armario hecho un desastre, y el que lo empiece a ordenar es un sinónimo de madurez o sea que yo estoy muy muy lejos de eso.

Del montón se cayó un suéter azul con grandes letras en el pecho que decían “boys are stupid” me reí, si ese suéter es justo lo que necesitaba el día de hoy, luego busqué unos jeans cómodos y me los puse siguiendo el ritmo de Beyonce, siempre me ha gustado bailar en ropa interior en mi cuarto, ¿raro cierto? Pero me encanta, lo hago desde que tengo memoria. , mi cabello o mejor dicho mi verdugo siempre me ha mortificado la vida, era demasiado todo.

Demasiado largo

Demasiado castaño

Demasiado delgado

Y si todo esto le sumamos que odio peinarme, entonces ya se pueden imaginar como siempre esta. Tomo el secador y dispongo a secarme el cabello porque si dejo que se seque a lo natural, este inmediatamente se torna en el desastre de los rulos. Luego de que ya está seco y controlado, lo recojo en una cola de caballo alta que me llega hasta la espalda, este ritual lo hago todas las mañanas. Tome mi bolso pequeño y baje las escaleras, el olor delicioso de unos panqueques recién hechos inundaron mis fosas nasales, rápidamente me senté en la mesa y mi madre se apresuró a servirme el desayuno. Mmm… definitivamente amaba los sábados.

Bien Pretelt, sigue caminando no mires al frente, hoy no veras a simón, había decidido seguir con mi vida normal… bueno por lo menos haría el esfuerzo, Y el único lugar en el que mi mente divagaba hasta olvidar completamente mi nombre, era la librería. La pequeña librería Soler quedaba a tres manzanas de mi casa y en vacaciones trabaja medio tiempo, era el mejor empleo, podía leer todos los libros y me pagaban por hacerlo. Salude al portero y este me abrió la puerta, el solo entrar a la pequeña librería me hizo olvidar todo lo que me perturbaba, el olor a libros viejos mezclados con los libros nuevos y el aire acondicionado era simplemente maravilloso. Si, definitivamente este era mi lugar…ay Dios ¡que nerd sonó eso!




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