El chico sonrió sorprendido ante mi respuesta, demonios incluso yo estaba sorprendida, si Susana pudiera verme estaría orgullosa y ya que recuerdo ¿Dónde carajos estaba?
Él empezó a hacer mi bebida, batió, vertió, no sabía lo que estaba haciendo pero no lo perdí de vista ni un segundo, vigila tu bebida, vigila tu bebida, luego puso una copa muy delicada, que tenía un cuello delgado y elegante delante de mí, la cual contenía un liquido transparente con lo que parecía ser una aceituna al borde como una especie de decoración.
Bien, Pretelt tu lo pediste ahora te lo tragas.
—Listo—me dijo
—Gracias.
—Si necesitas algo, por favor avísame.
Asentí con la cabeza.
Lleve delicadamente la copa hasta mis labios y tome un pequeño trago, al instante un sabor delicioso lleno mi paladar, algo dulce pero no lo suficiente para ser empalagoso, era simplemente sutil y engañosamente aditivo para emborrarme sin darme cuenta, tome la aceituna con el palillo y la deslice lentamente por mi lengua, luego sin darme cuenta ya me lo había acabado, esas copitas si que no traían nada, simplemente llame al barman y pedí otro Martini. Mi plan había cambiado, me tomaría este Martini y luego me iría, ya había hecho lo que creía que era necesario esta noche, me había puesto algo sexy, había coqueteado con alguien desconocido y aunque no había bailado y mi amiga me había abandonado, había experimentado algo diferente, no sé si seria los dos martinis pero me sentía feliz. Rebusque en mi cartera para pagar, ojala que las bebidas no sean demasiado caras, menos mal había traído algo de efectivo
— ¿Cuánto te debo? —pregunte con cuidado.
—Descuida, ya alguien pago la cuenta.
Mi espalda se puso recta inmediatamente. Cerré mis ojos con fuerza y rogué.
Por favor que no sea el viejo rabo verde sin dientes, por favor.
—El joven está sentado al final de la Barra—dijo el Barman.
¿Joven? Eso me dio un alivio, gire mi cabeza hacia mi izquierda e inmediatamente unos ojos negros como el azabache me miraron…había visto esos ojos negros antes ¿pero dónde? casi me resbalo de la silla cuando lo comprendí, mi pobre corazón se detuvo y mi estomago se agito peligrosamente amenazando con devolver los martinis.
El mundo era en realidad un pañuelo
Al contrario de mi, él parecía divertido de verme, le di un asentimiento con la cabeza en señal de agradecimiento, después me levante y camine hacia la salida, él inmediatamente se levanto como un resorte.
Demonios.
Iba vestido con unos Jeans oscuros y un polo color Marrón de algodón, se veía guapo.
—Gracias por los martinis—dije una vez que lo tuve frente a mi—Pero no era necesario.
El sonrío peligrosamente, era una sonrisa que anunciaba problemas—claro que era necesario—dijo—tenía que llamar tu atención.
—Ya la tienes—sonreí—y ya me voy—hice un ademan de seguir caminando pero él se interpuso. Retrocedí un paso, bien esto podría demorarse.
—Sabes casi no te reconocí cuando entraste—dijo metiendo sus manos en sus bolsillos delanteros de su jeans y luego me miro de arriba hacia abajo— todo el mundo te miro e inmediatamente despertaste mi curiosidad, pero sabía que había visto esos magníficos ojos antes, no son fáciles de olvidar ¿sabes? pero luego te delataste—negó con la cabeza—mordiste tu labio y abriste los ojos como platos, entonces supe que eras tú.
Trate fuertemente de no morderme el labio en ese momento, mis ojos se alejaron de su cara, pero ¿Quién se creía que era? Cree que me conocía, pues le demostraría que se equivocaba.
Pero antes de vaciarle la cartilla del abecedario, él se me adelanto, cruzo los pocos centímetros que nos separaban, situó su mano en mí hombro y susurro en mi oído
—Qué pensaría el portero si le digo que eres menor de edad—su aliento cálido hiso cosquillas en mi espalda.
Mierda.
—No pensara nada porque ya me voy—Para mi sorpresa, mi voz salió perfectamente normal. Después, como para demostrarle que no le tenía miedo, gire mi cara y quede frente a frente con él, sus ojos cayeron inmediatamente sobre mis labios color vino tinto— Y si podemos fingir que no nos vimos hoy, te lo agradecería—añadí secamente.
Alzo la mirada de mis labios y chasqueo su lengua en desaprobación, después las comisuras de su boca se alzaron en una sonrisa malvada.
No me gustaba.
—Lo siento mi pequeña Alexa, pero no puedo permitir eso—quito la mano de mi hombro y se alejó un poco, inmediatamente me sentí más tranquila.
—Tengo curiosidad—Se detuvo y volvió a situarse frente a mí, coloco su dedo índice en su barbilla como si estuviera pensando—En el día eres una linda colegiala que se sonroja con facilidad, pero en la noche eres una sexy mujer que paraliza a cualquier hombre con una sola mirada ¿Cómo es eso posible?
Iba a responderle que sufría de trastorno de personalidad múltiple con tendencias psicóticas a matar a todo aquel que preguntara acerca de mi comportamiento, pero decidí salirme por la tangente — ¿Cómo sabes mi nombre? —pregunté—No recuerdo habértelo dicho.
—No, no, no—dijo enfáticamente negando con la cabeza—No me cambies el tema Alex
—Avendaño—el me miro sorprendido de que supiera su apellido—Me encantaría quedarme a jugar pero lastimosamente ya me voy.
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Editado: 06.03.2022