El chico de la Ventana

Mátalo sin ensuciarte las manos

Todo lo vi en cámara lenta, tal como sucede en las películas, mi puño conectándose con su mandíbula, el horrible dolor en mis nudillos, sus ojos llenos de incredibilidad de que lo estuviese golpeando una menudita cosita como yo y luego rápidamente esos mismo ojos convertidos en una mueca de dolor.

El maldito se lo busco.

Simón Cayo sobre trasero, se llevó su mano hasta sus labios y había sangre

sangre.

Yo había hecho eso.

— ¿Quién eres? —Pregunté con dolor— Porque no reconozco a patán que tengo frente a mí.

No espere a que me respondiera e Ignorando la urgente necesidad de retorcerme de dolor por mis nudillos magullados, me largue.

Sentía mi cabeza caliente, la sangre bombeaba velozmente por mis venas y podía sentirla en mis oídos, recosté mi espalda contra una pared limpia y rápidamente lleve mis nudillos hacia mis labios ¡Demonios! Nadie me advirtió que el golpear a alguien fuera tan doloroso, flexione mis dedos para comprobar que no estuvieran rotos, por fortuna ese no parecía el caso, solo necesitaba hielo para la hinchazón, camine hacia la barra y me asegure de que simón o Gabriel no estuvieran cerca, luego llame al barman.

—Disculpa ¿tienes una bolsa de hielo?—el chico de tez morena levanto la mirada y me estudio, claro, no era tan atractivo como el Brad Pit del área VIP pero tenía su gracia y todos sus dientes. Arqueo una ceja y me pregunto con genuino interés para que la quería, levante mi mano y le mostré mis nudillos hinchados—un imbécil quiso propasarse conmigo y le di una lección—le respondí, él solo sonrió y me tendió la bolsita con hielo sin protestar, luego con un guiño coqueto me dijo—bien hecho.

Coloque la bolsita de hielo en mis maltratados nudillos y el dolor fue cediendo, la deje un rato más allí por precaución, pero luego de esquivar a un par de borrachos que querían bailar conmigo, de rechazar infinitas bebidas que me mandaban y de que alguien me pidiera un baile privado por $100.000, no lo pude soportar más. Me levante para largarme. Eso era oficialmente la gota que había rebasado el vaso, de repente me sentía desnuda, barata y no quería permanecer ni un minuto más aquí, sé que le había prometido a Gabriel que regresaría con él pero no podía, no después de lo que me dijo Simón y ver esas insinuaciones ¿En realidad me veía como una chica fácil? ¿Era por eso de Gabriel estaba conmigo? Pensé en el beso que estaba dispuesto a darle y casi me caigo, no hacía mucho que lo conocía y ya iba de lanzada.

Pensé que me veía bien, bonita, diferente, pero creo que me equivoque, el nudo que tenía en mi garganta me avisaba que si no salía de allí rápidamente, lloraría en medio de la pista de baile, tiré con nerviosismo el dobladillo de mi vestido y tuve que luchar contra las náuseas que me invadían en ese momento. Busque la salida con desesperación, pero había mucha gente invadiendo mi espacio personal, me rosaban, me tocaba. No. No me toque, Totalmente desesperada empecé a empujar a la gente para poder llegar a la salida, quítense, quíntense, quítense. Ignoré la bola de maldiciones que recibí en respuesta y seguí empujando. Cuando vi un reflejo de luz empecé a correr, luz, salida, seguridad, libertad, el aire frio me golpeó y tenía la urgente necesidad de vomitar, pero como habia personas a mí alrededor me contuve, inhalé bruscamente el aire de la noche y pasé rápidamente mis manos sobre mis brazos, protegiéndome a mí misma.

¿Por qué me hace daño de esa manera?

¿Porque le dice a Gabriel que soy muy buena para él y luego me llamaba fácil?

Quería irme a casa, bañarme y olvidar todo lo referente a este día. Entonces el pánico me inundó al darme cuenta de que no tenía mi cartera, ¿Dónde la deje? Miré de nuevo hacia el bar y me di cuenta de que probablemente fue allá donde la perdí, pero rápidamente descarto la idea de ir a buscarla, no iba a pasar por ese infierno de nuevo

Entonces ¿Cómo rayos me iría?

¿Caminando? Mire hacia abajo y los tacones no me daban esa posibilidad, ¿llamaría a mi madre para que me viniera a buscar? Probablemente no, tendría que dar muchas explicaciones después. Ya me lo imaginaba:

“Hola mamá, ¿Cómo estás? Ah por cierto, estoy en una Bar de mala muerte llamado Hipnosis, creo que he perdido mi cartera, estoy medio achispada, coquetee con un camarero, casi bese a un desconocido, según parece estoy vestida como una ramera y le he dado un puñetazo a Simón, así que podrías venir a buscarme” si seguro que vendría por mí pero a llevarme a rastra por el pelo.

Un Destello en el cielo me distrajo de mis pensamientos, llovería muy pronto, tendría que irme ahora.

Empecé a caminar por el borde de la acera sin saber que más hacer, el viento frio seguía erizando mis bellos y mis pensamiento estaban maltratándome, mis ojos seguían nublados, pero no lloraría, al menos no por ahora. Había mucha gente borracha deambulando por las calles, hombres irrespetuosos y morbosos que me preguntaba qué haría más tarde. El sonido de un pito llama mí atención, un auto se acercaba lentamente hacia mí, demonios—maldije—si era algún imbécil que me preguntaba cuanto cobraba, iba a convertirme en una asesina despiadada, así como Uma Thurma en Kill bill, pero para mi sorpresa, cuando el auto se detuvo, la cara segura, arrogante pero tranquila de Gabriel me pregunto:

— ¿Te llevo?

***

Analizaba los Pros y los contras de irme con Gabriel.

Pro:

Si me fuera con él ya no tenía que irme caminando, puesto que él me llevaría a casa.

Contra:

Tal vez termine en alguna zanja, dado que al tipo solo lo conozco por 2 horas.

Bueno eso no era del todo cierto, lo había conocido antes, pero quien sabe, las personas extrañas pueden ser impredecibles

Pro:

Los zapatos no se dañarán si subo en el auto y mis pies me lo agradecerán mañana.




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