El chico de la Ventana

Dos viejos conocidos

—Listo. Ya le envié la ubicación actual a tu madre y adjunté la foto de nosotros vestidos de overol con el cheque del premio—Dijo Simón.

—Sin duda, tendrá muchas preguntas—Comenté.

Llevábamos más una hora conduciendo hacia el norte, durante ese tiempo no había ninguna parte donde pudiéramos parar y ya me estaba preocupando, de repente el coche empezó hacer un ruido raro y se detuvo abruptamente.

Oh no, esto no era una buena señal.

— ¿Qué pasó? —Preguntó preocupado Simón.

—Creo que el carro se ha estropeado—Intente de nuevo encender el auto pero no funcionó

—No puede ser.

Simón se bajó del carro y lo rodeo, abrió el capo y un humo blanco salió del motor, sin duda esto no era una buena señal.

—Creo que el motor se ha recalentado—Indicó

— ¿Es grave?

—No, tanto pero necesitamos dejarlo descansar un tiempo.

Simón me miró, alzó sus hombros Y puso la vara para mantener levantado el capo. Me bajé del carro y le brinde una botella de agua.

—Estamos en medio de la nada, varados.

—Anímate grises, Pudo haber sido peor—Voy hacia él y lo abrazo.

—No podemos quedarnos aquí afuera y menos dejar el auto.

— Será mejor que entremos al auto y esperemos ahí adentro.

— ¿Y si hacemos Autostop?

—No. ¿Sabes lo peligroso que sería eso?

Me quedé callada, por nada del mundo le diría que yo había hecho justo eso y menos que dos vaqueros se habrían ofrecido a llevarme, le daría un infarto. Sin embargo una gran camioneta color verde se detuvo a nuestro lado, Simón me puso tras él de inmediato, de la camioneta salieron 2 personas

— ¿Necesitan Ayuda?

Esa voz…

— ¿Cristian? —Asomé mi cabeza.

— ¡ALEX! —Cristian se quita su sombrero y me mira con los ojos brillantes—Mira José, es Alex.

—Oh la pequeña aventurera Alex—Dijo José.

— ¿Se conocen? —Interviene Simón.

—Claro que sí, nos conocimos cuando Alex también se quedó varada en el camino e hizo autostop—Comentó Cristian

¡Tierra trágame!

Simón arqueó una ceja e irónicamente comentó— ¿En serio? no me digan.

Yo empiezo a jugar con mis manos e intento desviar el tema—Pero que coincidencia ¿Cuáles eran las posibilidades de volvernos a encontrar otra vez?

—Si verdad, te fuiste tan rápido que no te despediste y el imbécil de José perdió tu número.

Una tos repentina proveniente de simón nos interrumpió

Un momento… ¿Esta celoso?

—Pero que maleducada, Simón te presentó a José y Cristian, los mejores vaqueros de la feria ganadera.

—Mucho gusto—Simón extendió su mano y saludo con energía a ambos—Soy simón, su novio.

Ay carajo, sí sin duda estaba celoso.

—Oh, ¿era el chico al que saliste a buscar cuando desapareciste Alex?

Mi cara se puso roja como melocotón

—Oh, veo que clara les contó, Si en efecto es él —Observo con ojos suaves a simón y de la nada toma mi mano y solo así baja la guardia con los chicos

—Pero ¿qué les ha pasado?

—El motor se recalentó—hablo Simón.

— ¿Podemos echarle un vistazo? José y yo somos buenos con los carros, le ayudamos a Alex a cambiar la llanta a este.

—Claro—Permitió simón.

Los chicos miraron el auto y llegaron a la conclusión que había que echarle un poco de agua a la válvula de escape para que el motor enfriara más rápido, nos recomendaron que no fuera bueno hacer viajes largos.

— ¿Están muy lejos de casa?

—No tanto en realidad, íbamos hacer un viaje por carretera, pero parece que hasta aquí llego—dije.

—Lamento escuchar eso, pero podemos acompañarlos hasta su pueblo por si algo malo pasa de nuevo.

—Es muy amable de tu parte, pero sospecho que por la carga que llevan no se pueden dar ese lujo—Indicó Simón, los chicos llevaban atrás un pequeño potrillo en un corral de carga.

—Creo que tiene razón—estuvo de acuerdo José.

—Pero nos quedaremos hasta que el auto encienda y este todo en orden—dijo Cristian—Además sospecho que no han probado bocado y nosotros traemos mucha comida que mi abuela y mi madre nos empacaron.

Mi estómago gruño en respuesta y los chicos rieron—Creo que el estómago de Alex ha hablado.

Hicimos un pequeño picnic improvisado junto a un árbol, simón aún estaba demasiado desconfiado de ellos y no les quitaba la vista de encima,

—Por cierto, Alex, Cristian está muy agradecido contigo por hacerla de Celestina la otra vez—Dijo José mientras masticaba una manzana.

— ¿En serio? —Exclamé. Cristina tuvo la vergüenza de ponerse colorado.

—Oh sí. Ya anda de Novios con la chica que conoció en la feria, ese potrillo que vez ahí es para ella.

—Basta—Intervino Cristian ruborizándose.

—NO PUEDO CREERLO—exclamé—Sabes que tuvo la osadía de parecer fastidiado cuando le sugerí que la invitara a bailar—Mordí un sándwich de pavo que estaba riquísimo.

—Después de ese baile termino todo enamorado.

—De nada por cierto—Bromee.

—Basta, estamos siendo maleducados con tu novio Alex, dime Simón ¿cómo te convenció Alex para que sea su novio?

—Oye…

Por primera vez desde que los chicos llegaron Simón sonrió, bajo la guardia un poco y comentó—De hecho fui yo quien la convencí, casi la pierdo por andar de estúpido.

—Me alegro que te hayas dado cuenta lo especial que es…—Dijo José.

—Bien, creo que ya terminamos de comer, así que vamos a probar el auto antes de que se haga más tarde.

Milagrosamente el auto encendió, no hubo Ninguna complicación, los chicos probaron el auto un rato y luego me lo devolvieron, me dieron su número y simón les dio el de él para avisar si llegamos sin ninguna complicación.

—Debemos dejar de encontrarnos así, pequeña Alex.

—Tienes razón—los abrace—Avísenme cuando lleguen un día al pueblo y armamos algo los 4.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.