El chico de la Ventana

De 25 a 100%

Dicen que cuando vas morir ves pasar toda tu vida frente a tus ojos…

Dicen que ves tus mejores momentos, aquellos que de alguna u otra forma marcaron tu vida, que ves a cada una de las personas que conociste, las buenas, las malas y las que nunca debiste conocer.

Dicen también que recordarás momentos que nunca pensaste que volverías a recordar porque de alguna manera eran tan cotidianas que le restaste importancia. Que tu mente se llena de recuerdos de tu infancia, de las primeras cosas que hiciste, probaste y de la primera vez que lloraste. Que Recordarás con nostalgia las cosas que nunca pudiste llegar a hacer, en mi caso son muchas, apenas tengo 17.

Y que al final…en la agonía de tu existencia, recordarás a tu familia, a cada unos de ellos y en lo doloroso que resultará no volver a verlos y que cada pelea que tuviste con ellos en ese momento te resultará insignificante.

Pero de alguna manera ese no es mi caso…

Porque ¡A la mierda que voy a morir por la balada desviada de un maldito Pervertido! y al contrario de que lo que dicen, lo único que pasó por mi mente antes de perder el conocimiento es que debí dejar que Susana rematara al bastardo.

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Estaba en un estado de inconciencia… una bruma caótica donde mi cuerpo no me pertenecía.

Traté de abrir mis ojos pero por alguna razón no pude. Era como nadar en aguas demasiado profundas, donde por más que nades no puedes llegar a la superficie…Me alarmé ¿estaba muerta? ¿Era eso? ¿Así se sentía la muerte?... ¿confusa?

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Esta estable— Escuché a lo lejos…

Afortunadamente el disparo no causo daño severo, entro limpiamente sin tocar ningún órgano.

—Así que no estaba muerta—Deduje.

Pero aún sentía que mi cuerpo no me pertenecía…Todavía sentía que nadaba sin llegar a la orilla

— ¿Cuándo despertará doctor? —Preguntó histérica alguien…parecía ser la voz de mi madre…

—Cuando se sienta lo suficientemente fuerte.

¿Por qué me siento tan cansada? De repente sentí hundirme.

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Alguien sostenía mi mano.

—Simón, creo que deberías ir a casa, mañana es tu cirugía.

—No me importa—Respondió— ¿Por qué no despierta han pasado 2 días?

Oh Dios…he estado inconsciente 2 días…

—No lo sé, supongo que no se siente muy fuerte—Dijo la que parecía ser la voz se Susana—Debí matar al bastardo cuando pude hacerlo, si lo hubiera hecho ella no estaría en esta cama.

Alguien lloro y salió de la habitación.

—¿ Viste lo que hiciste?-Dijo Liz—Ya hablamos de eso Susana, Sabes que Bárbara no le gusta que toquemos ese tema. Simón deberías irte, nosotras 3 podremos quedarnos.

—No quiero, la última vez que hablamos le dije cosas horrendas, sino despierta, ya no tengo porque molestarme en vivir—Apretó mi mano y la besó.

¡No! Simón, estoy aquí, te siento, por favor no te rindas, te juro que estoy luchando, ya casi llego a la orilla, por favor no entres al agua, ¡Espérame!

—Basta—mascullo Susana—No hables estupideces, ella va a despertar y tú tendrás tu cirugía mañana. Ella es fuerte y tú lo eres, no puedes rendirte sin siquiera dar pelea, piensa en Alex, ella incluso se vistió como pescador y peló camarones para tu cirugía, así… así que no la decepciones—Su voz salió estrangulada al final y supe que lloraba.

Susana, tan fuerte, tan viva, tan ella. Estaba bien llorar Susana, estaba bien.

—Solo…Solo—tartamudeo Simón—Puedo tener 5 minutos a solas con ella por favor—Suplicó—Les prometo que me iré a casa después.

—Por supuesto que sí—Respondió Liz.

Escuche el movimiento de los cuerpos al salir, un golpe en la puerta y supe que nos quedábamos solos.

Se dedicó a observarme, lo deduje porque no hablo hasta pasados unos 5 minutos.

—Grises—Empezó—Sé que puedes escucharme, porque eres demasiado obstinada como para dejarte vencer.

Sonreí. Me conocía bien.

—Desde el mismo momento en que te vi mi vida cambió, nunca pensé que esa chica con una mano tan pesada para el vóleibol fuera a convertirse en alguien tan importante para mí. Recuerdas…—Ríe—Recuerdas esa vez que cantaste la canción de Dragón Ball Z, parecía tan irreal y no era verdad eso de que cantabas horrible, solo lo dije para molestarte.  Recuerdo  mirarte y pensar 《Dios, estoy totalmente loco por ella》 y Grises como me aterré por eso, el hecho de darme cuenta que te amaba, me asustó tanto que comencé a hacer cualquier cosa por verte feliz porque sabía que tenía que dejarte en algún punto. Me arrepiento el haber sido tan cobarde y no amarte desde el principio, no amarte como te lo merecías—Unas gotas de agua cae en mis manos y de inmediato sé que está llorando—Porque siento que nos faltan muchas cosas, demasiadas cosas por vivir y si no sobrevivo—Vacilo— mi único  arrepentimiento será que nunca pude llevarte al norte, que nunca pudimos bailar juntos  bajo la lluvia y todas esas cosas cursis que te morías por hacer conmigo—Mas lagrimas caen en mis manos—Por favor despierta, solo despierta y convertiré ese 25% en un 100%.

Me aferre a eso y toque la superficie.

—Es una promesa—Susurre con dificultad abriendo por fin los ojos

— ¡Alex! —Exclamo pletórico—Despertaste—limpió las lágrimas de su rostro—No sabes cómo extrañe esos enormes ojos grises— sonrió y con cuidado acaricio mi rostro.

—…Doctor…doctor…

Luego el cuarto se llenó de gente, mi madre casi se desploma en mi cama de hospital, mi padre era solo llanto y las chicas ni siquiera podían hablar de la emoción y el alivio.

—Mi pequeña, mi pequeña niña—solo decía mi madre.

Al final el doctor tuvo que sacar a todo el mundo de la habitación del hospital para que no tuviera sobresaltos y guardara reposo.




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