El chico de la Ventana

Código Azul

Desperté a la mañana siguiente como a las 8.

Cuando intenté recordar donde estaba o porque estaba tan adolorida, mi cerebro se encendió de golpe.

¡La cirugía de Simón era hoy!

Traté de enderezarme pero una punzada en mi costado me recordó que un bastardo trató de matarme.

— ¿Pero qué diablos haces? —Me regañó mi madre cuando entró a la habitación—No puedes hacer esfuerzo, señorita.

Mi madre quien aprovechando sus privilegios de ser la enfermera jefa de este hospital, me cuido toda la noche y yo estaba más que lista para decirle que se fuera a descansar a la casa pero la señora Mónica era un hueso duro de roer.

—Mamá por favor—Respiré— ¿A qué hora es la cirugía de Simón?

Ella acomodó mi almohada y simuló que era la cosa más complicada del mundo, pero yo sabía que era solo una distracción para no contestarme.

—Mamá—Insistí.

—Tu padre te cuidará esta noche—Dijo en lugar de responderme — Tu hermano quería venir a verte pero lo convencí de que se quedara en la capital.

—No voy a dejar de insistir.

—Alex—Suspiró—Sabes que no puedes verlo en tu estado ¿cierto? Acabas de despertar y aún estas muy débil.

—Solo…solo dime—supliqué—Por favor.

Se rindió.

—La cirugía de Simón será en una hora—Dijo.

Mi corazón se detuvo.

— ¿Ya ingresó? —Pregunté

— Sí.

Apreté las sabanas hasta formar un puño, he de confesar que tenía miedo, un miedo aplastante, ni cuando me estaba desangrando en la acera mirando hacia el cielo tuve esta clase de miedo.

—Te traeré el desayuno—Dijo mi madre y salió de la habitación.

No tenía hambre.

Cerré los ojos y cuando los volví a abrir Simón estaba delante de mí en bata de hospital.

—Necesitaba verte—susurró— ¿Te asusté?

Yo negué con la cabeza y mis ojos se llenaron de lágrimas.

— ¿Cómo es que aún puedes verte tan bella? —Se acercó, tomo mi mano y acaricio mi mejilla.

—Me veo como un fantasma, no hay nada bello en eso.

—Te equivocas, tú siempre estas bella para mí.

—Creo que no me queda sangre para sonrojarme como un melocotón maduro—Indique.

Se rio. Esa Risa suave que hace que mi alma vuele…

—Aún así eres hermosa —Susurró—Por cierto, estas batas de hospital no cubren nada y bajando la voz dijo—Tengo el trasero al descubierto…

Mi risa se oyó en todo el pasillo del hospital, lógicamente la enfermera de turno nos descubrió.

—Solo denos 5 minutos más para despedirme por favor—Pidió Simón luego de que la enfermera le pidió que se fuera a su cuarto.

—Dame un beso—Le pedí sin vergüenza.

—Sabes que no tienes que pedirlo, se inclinó y sus labios cálidos tocaron los míos suavemente.

—Te veo en un rato—Le dije.

—Te veo en un rato—Me respondió.

Grabe su sonrisa, la forma de sus labios, su peca debajo de su ojo derecho, todo.

Se inclinó una vez más y beso mi frente, apreté con desesperación su mano en respuesta

—Joven por favor, su cirugía va a empezar.

Simón asintió y salió por la puerta, volteo una vez más y me sonrió plenamente.

*************************************

Habían pasado 2 horas, 2 horas de las cuales yo no había probado bocado, las chicas habían llegado hacía poco, pero por más que trataran de distraerme, no dejaba de ver el reloj de la pared.

—En fin la policía nos interrogó y dimos nuestra versión, igual no hubo mucho que hacer porque el bastardo fue abatido en la escena…—Susana estaba hablando pero no podía prestarle atención.

—Ya que tocamos ese tema—Comenzó Bárbara, al parecer ir a terapia le estaba sirviendo para enfrentar sus miedos— ¿Cómo es que sabes disparar un arma eh?

Eso sí me interesó y miré a Susana esperando una respuesta.

—Cuando el pervertido nos localizó y trato de asaltarnos en la escuela, supe que tenía que hacer algo porque ese tipo de gente no se detendrían hasta lograr lo que se proponían —Miró a Bárbara y esta no puedo sostenerle la mirada—Así que decidí ir a un campo de tiro y entrenar. Al principio fue difícil, resulta que disparar no era tan sencillo como en las películas—Sonrió—Pero cuando lo logré, sentí que podía protegernos a todas.

—Y lograste—Le dije

—No lo suficiente—Respondió mirándome con pena.

—Basta.

De repente hubo un alboroto en los pasillos, personas corriendo y llevando equipos de reanimación. Me alarmé《Código azul》escuché que alguien gritó yo traté de enderezarme.

— ¿Qué pasa? —Me agité

—Alex, tranquilízate—me dijo Liz—Estas en un hospital es normal que esto pase.

—No, iban para el quirófano, lo sé—Intente enderezarme de nuevo, pero fallé

El monitor de mi presión comenzó hacer un ruido, un ruido molesto.

—Alexandra, tranquilízate.

(Bip)…Bip…Bip...

—Era Simón, lo sé…

El aire estaba comenzando a ahogarme y trate de quitarme la mascarilla, el ruido del monitor se hizo más fuerte.

—Alex, Alex por favor—Susana trato de colocarme la mascarilla de vuelta pero la aleje.

Mi madre entró rápidamente a la habitación junto con una enfermera—Duérmela—le dijo.

—NO…NO TE ATREVAS…—Grite.

La enfermera no hizo caso e inyecto algo en mi suero pero yo seguía resistiendo…

— ¿Qué significa el código azul?...¡¡¿¿QUÉ SIGNIFICA EL MALDITO CÓDIGO AZUL?!!!

Las chicas lloraban y mi madre solo trataba de calmarme abrazándome y tratando de acostarme en la cama…Pero yo solo repetía hasta el cansancio

¿Qué significa el código azul?

¿Qué significa el código azul?

Sin embargo, nadie respondió y por más que traté de luchar mis ojos se cerraron.




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