El chico de la Ventana

Epilogo Especial II

  4 Años Después

—¿Por que estamos haciendo esto?—Preguntó cansada una mini versión enojona de Simón.

Enderecé mi cuerpo con dificultad, Dios ya no era tan joven como pensaba.

—Según tu madre por diversión—Respondió mi esposo—Pero yo creo que es por el dinero.

Jadee indignada y le di un manotazo a Simón—Deje de hablar y sigan pelando camarones, esos 2 millones de pesos serán míos—dije.

—Te lo dije—le respondió a nuestra pequeña hija, Sarah de 3 años—Siempre es el dinero.

—No es cierto, es por la dignidad—Indique— Hemos ganado este concurso por 7 años consecutivos, no dejaré que el presumido de Tom me gane.

—¿Eso son los valores que le estas enseñando a nuestra hija?—Preguntó divertido mi esposo.

—¿Por defender nuestro titulo de campeones de concurso de camarones? Por supuesto.

Mi pequeña hija solo sonrió. Habíamos llegado como todos los años al concurso de camarones y esperaba ganar, quería el dinero para irnos de vacaciones a Italia y aunque mi esposo y yo ganábamos mucho dinero, en realidad disfrutaba pagar algo para mi familia y si era ganado con el sudor de mi frente, todavía más.

—Quedan 1 minuto—Indicó el presentador.

—Vamos a ganar—dije con confianza.

—10...9...8...7......Tiempo

Al final no ganamos. Resultaba que ya no era tan rápida con esta panza de embarazada, a regañadientes tuve que darle las felicitaciones a Tom y traté de comportarme como la adulta responsable que era al darle la mano y no voltearle los ojos en el proceso. Mi esposo estaba orgulloso de mí por eso, le dije que el otro año me desquitaría.

La pequeña Sarah se había dormido en los brazos de su padre, era un pequeño angelito de ojos grises y cabello negro que hacía con nosotros y con sus tías lo que quisiera, era tan parecida a su padre en todos los aspectos y un prodigio musical con el piano. Viéndolos a ambos ahora, con el atardecer de la playa, me hizo sentir nostálgica y feliz. Hace 10 años Simón y yo estábamos aquí, asustados del futuro pero hoy ese futuro nos ha bendecido.

Un mensaje en mi bandeja de entrada me hizo fruncir el ceño.

—¿Qué pasó?—Preguntó Simón.

—Los bebés de Bárbara ya nacieron—dije mirando mi celular.

—¿No faltaba una Semana?

—Parece ser que se le adelantó el parto.

—Dios, Ojalá que con el nuestro no pase—dijo preocupado tocando mi barriga.

—Por supuesto que no, todavía faltan 3 meses.

—Contigo nunca se sabe. Se supone que tendrías que estar quieta y aquí estamos.

Le sonreí en respuesta y lo bese para tranquilizarlo.

—Vamos a casa.

—Tu eres mi casa.

La vida en ocasiones parece ser dura, pero tu escoges con quién pasarla para que no lo sea. El futuro puede parecer incierto algunas veces; pero no por eso vas a dejar de creer que existe tu milagro. Te deseo de todo corazón que muy pronto encuentres tu milagro, justo como el que Simón y yo tuvimos.

 

FIN.

 

 

NOTA DEL AUTOR:

Hemos llegado al final. Infinitas gracias por darle amor a mi primera novela, espero les haya gustado  y tengan grandes recuerdos. Esta historia va dedicada a las personas sobrevivientes de algún tumor y que hayan tenido una segunda oportunidad. 

Por último pero no menos importante te invito a seguirme en mi perfil para seguir trayendo historias como estas. 

Con amor, Mell.

 




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