Fénix
-Me gusta cuando tus ojos, están sobre mí.
Se hizo un silencio muy incómodo en el pequeño cuartico de supuestamente “enfermería”.
¿Qué estaba haciendo yo cuando ella soltó esas palabras?
Acuérdate que no dejabas de ver aquellos labios apetecible y su ojos, pero más sus labios.
Ah sí, gracias conciencia. Ahora que estaba despierta y consiente, era como si mi cerebro los reclamara.
Alguien carraspeo cuando ninguno de los tres dijo nada, y me voltee con mi mejor sonrisa hacia la supuestamente enfermera Ana.
Digo supuestamente porque la señora no tenía nada de saber de medicina y no sabía que hacia aquí trabajando.
-Es un tradición que en nuestra familia, nos saludemos así cuando nos vemos.-mentí porque no sabía que responder a las palabras que había soltado Aldora.
Cosa que solo provoco que la fibra de mi corazón se removiera un poco.
Ana asintiendo respirando con más calma, antes de dirigirse a Aldora.
Hasta en el futuro seguía siendo ilegal que los primos se metan entre ellos.
-Para la próxima que no se te olvide.-la regaño entregándole una tableta de pastilla antes de dejarnos solo los dos.
Y ahí es cuando si se hizo más profundo el incómodo silencio.
No sé quién de los dos debería hablar, pero cuando ella quiso explicar lo que había dicho hace minutos no la deje. Me di la vuelta caminando hacia la puerta dándole la espalda.
-Solo vístete, vamos a llegar tarde.-solo me detuve en la puerta dándole la espalda.
La sentí moverse pero nunca hablo, después de salir de la universidad nos dirigimos a la pequeña tienda de trabajo de Rora y cuando llegamos me fui al baño.
Necesitaba cambiarme de ropa, llevaba desde temprano intentando entra a la fortaleza del Alcalde. Pero todo se complicó un poco, solo por eso tuve que usar ropa de viajero para que pensara que algunos de los pueblos enemigos quería entrar a la ciudad.
Solo que tuve que manipular la mente de algunas personas para que no pensara que era yo, porque cuando llegue a la casa y llego la llamada de que Aldora se había desmayado no me dio tiempo de cambiarme de ropa.
Las horas pasaron lentas y yo después de cambiarme me fui al otro lado de la tienda, donde me puse a chequear algunas cosas electrónicas nuevas que había pasado por alto cuando llegue.
Aldora estaba en la caja muy callada desde que llegamos y ahí permaneció hasta que sonó la campanita de la puerta, avisando que alguien había entrado.
Yo seguía viendo las nuevas tostadoras del futuro, ósea era una cosa rara circular que todavía no sabía por dónde se metía el pan porque no le veía la entrada. Solo sabía que era tostadora porque en el empaque decía tostadora 20000.
El futuro debería mejorar para bien y no para mal.
-Vaya, vaya, ¿Cómo es que todavía sigue siendo preciosas, después de esto dos años?-hablo alguien de forma animada.
Yo deje la “Tostadora” en el suelo y me levante ya que los estante era de mi tamaño, por lo menos pude ver a un chico alto que me daba la espalda. Se detuvo en la caja donde estaba una Aldora un poco incomoda.
El chico vestía ropa blanca con un cinturón dorado, cosa que podía identificarlo como de la gente que tiene dinero.
A pesar que Aldora lo miraba un poco incomoda, como si ya lo conociera no me agrado mucho. Así que camine hasta el estante más cercano solo para escuchar la conversación, ya que Aldora no me había notado todavía.
¿Ahora te metiste a chismoso?
No, pero siempre se debe prevenir lo que pueda pasar.
Si, ajá.
-Mateo ¿Qué haces aquí?-susurro ella un poco molesta.
¿Lo conocía?
-Pues a ver como seguía mi novia, ¿A que más vendría a esta zona?
La palabra novia quedo en mi cabeza, como si aquello no me agradara para nada. Apreté mis manos fuerte para no ir a interrumpirlo, ya que no me gustaba como él la trataba.
¿Los machistas cuando será el día que dejen de poblar la tierra? Mueren más inocente que ellos mismos, parecen ratas que se multiplica cada vez más.
-¿Quieres que te busque un diccionario Mateo? Solo para que vayas ya aprendiendo algunas palabras y sepas de su significado de una vez por todas.-soltó ella molesta.
Se hizo un silencio solo por unos segundo hasta que el tal Mateo estallara en una carcajada, como si lo que dijo Aldora le causara gracia.
-Ay amor, está muy chistosa hoy.-contesto el todavía muerto de risa.-Pensé que te alegraría de ver que tu novio ha vuelto, solo por ti.
-¡Que tú y yo, ya terminamos! ¿Ósea no lo entiende? Te lo tengo que explicar con dibujito y todo o que Mateo.-grito Aldora molesta.
Esa era nuestra señal.
Cosa que provoco que me sobresaltada, en mi lugar un poco molesto de lo que ya estaba.
Salí de mi lugar y camine hacia ellos, cuando vi que Mateo se acerba a ella a una velocidad de luz que solo me alarmo.
Ah no, a mi trébol nadie la toca.
-Yo que tú me iría.-demande con una voz muy fuerte que hizo que él se detuviera.
Mateo que todavía me daba la espalda, dio una vuelta muy lenta cuando me escucho y mis ojos se encontraron con aquellos ojos y facciones asiáticas, solo provocaron que la rabia en mi interior creciera.
Era el puto hijo del Alcalde.
Ah no, de aquí no vas a salir caminando amigo.
El chico se me quedo mirando de pie a cabeza y se puso firme, como si él fuera la ley aquí y yo un plebeyo que no debería meterme en sus asunto.
Pero estaba equivocado, aquí nadie se mete con mi trébol.
¿Mi trébol?
Ya la reclame mía sin darme cuenta.
-¿Sabes a quien te dirige?-pregunto dando dos paso hasta detenerse frente de mí.
Él podía sacarme una cabeza, pero nunca me intimidaba.
Ya había pasado por esto muchos años atrás, este solo era una mala imitación de su padre.
-No y no me hace falta recordarlo, porque mi cerebro no guarda información de mierda.-brame molesto.