El chico de las Estrellas

Capítulo 13. "El secreto"

Fénix

Yo no estaba bien de la cabeza.

Si, era eso.

No había mas explicación para lo que estaba sintiendo ahora, y era que estaba en un remolino de emociones que solo empeoraba lo que se avecinaba.

Camine de un lado al otro sin dejar de pensar en lo que había hecho y como podía salir de este problema, sin llevarme a más gente inocente.

-Si ya lo sabía, para que lo dejaste corre.-hablo mi hermano Orión desde un holograma que trasmitía el portal.

Pase mis manos por mi cara, porque me jure que no lo iba hacer y ahí estaba yo cagandola otra vez.

-Jamás creí, caer tan fácil.-gruñí de protesta.

El solo se burló y le hablo a mi otro hermano, como estaba por ahí. Volvió a mirarme y estaba vez tenía algo en su mano, lo que solo me traería más problemas.

-Bueno como la cagaste, por una vez en todo esto siglos. Te recomendamos que no salga de la cueva, mandaremos más guardines y si yo fuera tú ya estaría haciendo lo que te mandamos hacer.

-Fuimos muy claro contigo Fénix, era entrar y hacer lo que te mandamos hacer y volver como si nada.-hablo mi otro hermano Draco.

Bueno ellos siempre fueron unos seres de luz que ningún humano puede ver, y si vienen a la tierra tendrá un cuerpo humano como el mío. Pero ellos no le gustan un cuerpo humano, dicen que eso es para los débiles.

Y yo que represento la destruición, muerte y vida.

No, que cosa de la vida.

Palabras de ellos, no mía.

-Lo siento, es que estaba quedándome en casa de una vieja amiga y...-y no me dejo terminar porque Draco tomo el control de la conversación.

-Ahórrate tus excusas de humano baratas, eres una estrella Fénix. No eres un humano, que puedes ir por ahí como si fuera uno de ellos, te mandamos hacer una sola cosa y con tal que todo el trabajo fuera bien, tenía cierta libertad... pero ya vemos que el trabajo estaba vez te queda chico.

Baje la cabeza avergonzado, era verdad lo que me estaba diciendo pero es que me costaba mucho hacerlo y ellos no lo entendía.

-Está bien lo hare.-murmure resentido, pero a Draco no le gusto la respuesta porque dejo de mirarme y esta vez, miraba a Orión.

-Prepara el portal, mandaremos a Crux.

Todo mi cuerpo quedó en shock cuando escuche a quien mandaría.

-¡No!-grite apresurado y el negó.-No puedes mandarlo, sabes que soy el único que ha venido a la tierra todo este tiempo y mandar a Crux...

-¡Cállate Fénix!-grito furioso masaguiándose la cien, como si le doliera recordar a donde todo esto nos ha traído.-La has cagado a lo grande y todavía no cumple la misión.

Si ya lo hice.

Me trague esas palabras, porque sabía lo que implicaba decirlo y lo que se venía no era nada bueno.

-Muy pronto el Alcalde y el pueblo enemigo entraran en guerra, y si Crux viene solo complicara la situación.

El me miro un segundo y después la proyección de holograma se apagó, revolviéndome el estómago.

-¡Mierda!-grite golpeando la pared continua.

Esta se agrieto por completo y sentí ese dolor en la costilla, pero no me molesto. Me dolía más el corazón y la espalda, pero ya el daño estaba hecho y no sabía cómo iba a recomponer todo esto.

Me quite la camisa y me dirigí al espejo que estaba en el pacillo de la cueva, y me di la vuelta para notar aquellas marca que había dejado la noche salvaje que había tenido con Aldora.

-Mierda Aldora, porque no aguantaste un día más.

Mi mirada se posó en los rasguños y fue subiendo por toda mi espalda, hasta detenerse en el tatuaje en la nuca que había salido hoy en la mañana. Era mi media constelación y la otra parte la tenía ella, cosa que no notara hasta mucho tiempo.

No me arrepentía de nada, además yo también lo quería. Pero no así, y ahora no sabía como resolver toda esta situación. Mi hermano venia y solo traería problemas y que ellas buscaran respuesta.

Respire hondo y volví a ponerme la camiseta. Y ya estaba decidido lo que iba hacer.

Se lo iba a contar.

***
 


Aldora

-¡Madre santa! ¡Dios tenga misericordia de ti!-chillo Franmar con una sonrisa de oreja a oreja.
Solo provoco que metiera la cabeza bajo de la almohada, por lo que le conté.

Ya han pasado dos semanas desde que Fénix y yo tuvimos sexo, y desde ese día las cosas se pusieron muy intensas y calientes. Cada noche él se escabullía a mi habitación y lo volvíamos a repetir, estábamos tanto en ese plan. Que se me olvidaba que le era muy rudo y dejaba marca en mi cuerpo.

Como por ejemplo el chupetón que tenía en el cuello y que Franmar había visto, cuando me estaba quitando el suéter de la universidad.

-No me lo recuerde, mis abuelos no saben nada y Alida se volvería loca si se entera... ayer solo me dio una advertencia un poco rara, si yo le quitaba a Fénix.

Recordaba su estúpida amenaza, y solo porque Fénix me hizo un cumplido y a ella no.

Bueno se tiene que recalcar que teníamos sexo a lo clandestino y el no ayudaba mucho a la hora de ahorrarse sus cumplido.

-Tu hermana lo que esta es loca, y necesitan intérnala a ver si deja de estar tan loca por la vida... creo que le falta más de un tornillo y nadie lo consigue.

-Yo también pienso lo mismo, pero es mi hermana y así la quiero pues.

Ella arrugo la nariz como si la idea le desagradaba, aunque ella no era la única que no le agradaba. Mis abuelos ya estaban con la idea de mandarla lejos, a ver si se compone o terminara metiéndonos en problemas a todos.

Resople cansada y mire el techo blanco de mi habitación, sin dejar de pensar en cómo fue que mi vida aburrida dio un giro demasiado rápido para mi gusto.

-El Alcalde se va a presentar hoy en la plaza, creo que dará una noticia. Recuerda que se acerca la fecha.-me recordó mi amiga y solo hizo que me descompusiera por completo.

Ósea, solo la mención del padre de Mateo a igual que ese idiota, solo traía problemas a mi vida.




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