Aldora
Love me like you do, sonaba en mi mente en ese momento sabía que esa música aunque era muy vieja era perfecta para describirnos.
La primera vez que la escuche fue en unos viejos cases que mi abuela guardaba y me la aprendí tanto, que ahí estaba en ese momento repitiéndose en mi mente tanto que sonreía sin darme cuenta.
-Solo ámame como tú lo haces y por favor no me suelte jamás.-susurre mirando aquellos ojos que le dio color a mi mundo.
El deposito un dulce beso en mi frente antes de asentir.
-Jamás, promesa de estrella.-dijo el colocando su mano en mi corazón el cual latía rápido por su culpa.
Yo que estaba mal y el que no ayudaba, pero lo comprendía yo también lo necesitaba.
Le di un último beso antes que mis parpado comenzaran a cerrarse solo por el cansancio, solo sé que después que dormí me levante ya Fénix no estaba en la habitación. No le di mucha vuelta y me fui a bañar, necesitaba un baño urgente porque las ganas de hacer pipí no se hicieron esperar con que también me dolía la espalda.
Como pude hice mis necesidades, me metí dentro de la bañera con el motivo de durar mucho tiempo dentro para que mis músculos comenzara a relajarse un poco. Llevaba mucho tiempo en la bañera porque unos golpe a la puerta del baño me hicieron que levantara la cabeza de golpee.
-Aldora ¿está ahí?- la voz de fénix se escuchó del otro lado y volví a recostar la cabeza en la bañera mientras cerraba los ojos de nuevo.
-¡Sí!-conteste.
Escuche como abría la puerta y entraba, después escuche que algo caía al suelo y cuando abrir los ojos para ver que era.
Pues el niño se estaba despojando de su ropa para meterse en la bañera conmigo, lo que capto más mi atención fue el mismo termo de esta tarde.
-Toma, Aurora que te lo tome todo. Que es como una vitamina para él bebe.-dijo tendiéndome, yo solo asentí y lo agarre.
Me eche hacia adelante cuando él me hizo señas que lo hiciera mientras él se metía, así que yo le daba la espalda pero me podía recostar de su pecho mientras me tomaba todo aquel líquido que sabía horrible.
-Dile a mi abuela que para la próxima le eche azúcar.-le dije vaciando todo el contenido y lo deje en el suelo el embace.
Lo pude sentir asentir cuando su cabeza se posó en mi hombro desnudo y dejaba un beso ahí para después dejar paso que sus manos recorrieran mi pequeña cintura para dejarla en un solo lugar.
-¿Dónde estaba?-pregunte después de unos minutos de silencio.
-Hablando con Crux de algunas cosas, y bueno a Crux que le encanta hablar mucho me retuvo hasta hace rato cuando Aurora me encontró de regreso hacia acá y me dio el termo.-explico el tan normal.
Yo solo asentí y agarre su mano, para comenzar hacer cualquier cosa que me distrajera de las ganas que tenia de abrazarlo y no soltarlo.
¿Es que esta electricidad me estaba volviendo a mi sola loca o qué?
-Hable con tu papá para hacerte una ecografía y así podamos conocer el sexo esta vez.
Yo me voltee sorprendida y solo dejo un beso en mi frente como siempre.
-¿Esta seguro?-pregunte con el corazón en la boca, a lo que el asintió convencido.-Bueno si tu lo quiere, yo también porque no saber que será me está volviendo loca... además Franmar siempre trae cualquier clase de ropa de bebe sin saber el sexo y mi abuela también está comenzando a tejer.
-Trébol, habla más despacio.-el coloco una mano en mi mejilla para que le explicara con más calma.
A veces me pasaba cuando yo estaba muy nerviosa o feliz, pero era algo que no iba a cambiar nunca.
-Solo que ya quiero saber el sexo ya.-sonreí cuando sus labios chocaron con los míos con tanta fuerza que podría jurar que me rompió el labio.
Después de bañarnos, cambiarnos estábamos los dos en la cama recostado en silencio. No era un silencio incomodo como a muchos, era un silencio muy de nosotros que nos justaba.
Ya estaba comenzando a quedarme dormida, cuando unos golpee a la puerta hicieron que abriera los ojos y mirara a Fénix que se levantaba abrir.
El abrió la puerta dejando ver a mi padre que entraba con su ropa militar bien arreglada y buscaba algo dentro de la habitación hasta que sus ojos se posaron en mí y me sonrieron con ternura.
-Hola princesa, ¿Cómo esta ese revoltoso?-dijo el acercándose hacia mí, dándome un beso en la frente y después a mi panza abultada.
Yo negué divertida, porque no entendía porque siempre le decían así al bebe.
-Yo sigo bien gracias por pregunta papá, y claro él bebe está más que feliz por tanto que lo consciente con los dulces que mandas.
Él sonrió triste y después volvió a dejar un beso en mi frente para posar su mirada en Fénix que estaba de brazos cruzado en la puerta.
-Ya tengo tu nueva unidad para que los entrenes, dentro de quince minutos te van esperar en el campo de entrenamiento y espero que seas fuerte con ellos.-le hablo fuerte y con autoridad a Fénix.
Él solo asintió sin mostrar ningún rastro de emoción en su rostro.
-Ahorita bajo...
-¿Puedo ir contigo?-hable interrumpiéndolo con mucha necesidad.
Los dos hombres se miraron un poco confundidos, pero ya yo no quería estar encerrada más. Quería tomar sol un rato y ver porque siempre abajo había tanto escándalo.
Vi que los dos hombres no decían nada y sabía cuál iba hacer su respuesta, así que aquí estaba yo en plan de que iba a fingir llorar con el único motivo que me dejen salir.
Fénix al ver mis lágrimas falsa, aunque para el fueran tan reales corrió a mi lado y me dio un beso en la frente desesperado.
-He, claro trébol. Solo que por favor mantente a la mirar, no vayas a llorar, ¿sí?-dijo Fénix mirándome y yo solo sonríe apartando las lágrimas falsas.
-Es la copia de su madre, esa manipuladora siempre sabía cuál era mi punto débil y lo usaba a su favor.-hablo mi padre riéndose, miraba a Fénix y a mí y después negaba divertido.