Domingo, 05 de febrero
El sábado estaba demasiado preocupado, pero como no crucé palabras con Oliver encontré inadecuado escribir en este diario. Aunque ahora, siendo lunes 06 de febrero por la tarde tenga que escribir los acontecimientos pasados. Por eso esta página la comienzo con Domingo 05 de febrero, porque relataré mis pensamientos de ese día, hoy es un bello recuerdo que solo quiero guardar para mí. Sé que lo que escriba aquí no será conocido por nadie, pero es tan íntimo ese día que es un recuerdo solo mío y tal vez de Oliver. No lo sé, tal vez estoy siendo un poco egoísta para las demás personas, pero si alguien más llega a leer esto quisiera tener algo, un pequeño tesoro que conservar solo para mí, y ese tesoro será ese día.
Estaba nervioso, eso no lo voy a negar. El día anterior no dejaba de pensar en mi futuro cambio ¡Volvería a ser un gris! Y a Oliver pareciera no molestarle ni un poco el hecho de que los sentimientos que él mismo logró revivir en mi interior, me fueran arrebatados en un abrir y cerrar de ojos. Llegué a pensar varias formas de cómo me extirparía los colores, pasé de una súper aspiradora que de alguna forma succionara todos los colores a llegar a utilizar el control mental sobre mí y gracias a la sicología cerrar esa puerta de mi cerebro que le dio luz a mi vida. Estaba paranoico y no podía dejar de concentrar mi mirada en la rosa que me había dado el mes pasado, la rosa se estaba marchitando. ¿Estará mal?, ¿acaso la rosa estaba conectado con él?, si fuera así ¿Mi regreso al mundo gris tendrá relación con la perdida de color y/o con la caída de los pétalos?, ¿Será que cuando los pierda todos, el o yo moriremos?, ¿El fin de la rosa significará el fin de mi vida con color?
No podía dejar de pensar en la rosa, Oliver, yo siendo un gris, yo siendo feliz, yo perdiendo todo
Cuando por fin llegó el día desperté temprano, al igual que siempre hago, a las seis de la madrugada ya estaba contemplando el techo de mi habitación. Me bañé, hice mis necesidades biológicas, me vestí con el mismo buzo viejo de los fines de semana, me preparé mi café matutino y comí el pan tostado con mantequilla de todos los días. No hice nada digno de escribir, cuando abrió el comercio fui a comprar ropa decente para encontrarme con Oliver, no iba a cometer el mismo error del 21 de enero e ir a conocer a su familia en un buzo que tiene tanto uso que el elástico de la cintura ya no funciona y tuve que utilizar un cordel de cinturón. Antes no me preocupaba porque lo utilizaba para estar en la comodidad de mi hogar, pero para estar frente al chico de la florería necesitaba utilizar algo casual, fresco y que se use normalmente en las calles. Maldición, ¿En qué momento comencé a preocuparme por mi forma de vestir?, preocuparte por una persona sí que hace que tu bolsillo se sienta afectado.
Cuando por fin fue la hora estimada, fui con unos jeans, zapatos y polera recién compradas. Era curioso ver como los colores de mi ropa cambiaban, podía tener colores purpuras, marrones y hasta negros a la vez, era bastante extraña la combinación de colores que tenía en estos momentos, pero eso no me hizo vacilar, si iba a la florería todas mis dudas me serían respondidas.
A pesar de despertar temprano y estar pensando todo el día en ir a la florería, llegué diez minutos tarde. Él estaba ahí, como siempre su cabello pelirrojo anaranjado brillaba con la luz del sol, a pesar del calor de un día de verano, él seguía utilizando un suéter «¿Traerá algo debajo de eso?» Fue lo primero que me pregunté al verlo, sus jeans eran de color blanco y vaya que se veía bien con ellos. Al verme me dedicó una sonrisa en señal de saludo, ese tipo de sonrisa que nunca me cansaré de ver.
—¿Estás listo? —dijo mientras caminaba hacia mí— Hoy conocerás mi casa, ¡Estoy bastante emocionado! —y vaya que lo estaba, su suéter pareciera que originalmente era anaranjado, pero mientras hablaba se podían ver como aparecían pequeños destellos amarillos, o tal vez era el simple reflejo del sol que me creaba esa ilusión. De cualquier forma el chico parecía bastante excitado.
—¿Por qué en tu casa?, ¿Y dónde queda?
—Oh, no te preocupes. Queda aquí a la vuelta, es solo que como no sabes donde es decidí verte acá, o sino podrías golpear la puerta de algún extraño.
—No creo que eso sea posible, tu casa debe ser llamativa y regocijada de plantas y vida.
—Ni te imaginas.
No negaré que quedé estupefacto al momento de ver su casa por primera vez, no era lo que esperaba, su casa era igual a todas las demás. Un edificio gris en el cual tenía un departamento que igualmente era gris, sinceramente en eso se parecía bastante a mi forma de vida.
Cuando entramos él notó mi sorpresa, cerró la puerta tras nosotros y encendió la luz a pesar de estar de día, en el momento en que las ampolletas se encendieron los muebles, paredes y cualquier otro objeto de la habitación comenzó a cobrar vida, se llenaban de colores, era algo realmente asombroso y agradable. La luz literalmente les daba vida.
#12574 en Joven Adulto
#31734 en Otros
#4393 en Aventura
un mundo paralelo de colores, el deseo de la libertad, sentimientos imposibles de ocultar
Editado: 22.10.2018