Hola, Gruñilda
Cuando te veo, me pregunto ¿por qué eres así? ¿Por qué esa fachada de hielo esconde un corazón dulce como caramelo? No tengo pruebas, pero mi intuición me dice que hay más en ti de lo que dejas ver.
Me encanta cómo reaccionas al encontrar mis notas en tu casillero. Tu frustración es un espectáculo que me hace sonreír. No dejaré de escribirte, aunque tires mis palabras. Quiero que sepas que estoy aquí, que te veo y te admiro.
Me preocupa verte perdida en tus pensamientos, peleando con tus propios demonios. Me gustaría ser tu refugio, tu apoyo. Sé que desconfías, y con razón, pero te prometo que no soy como los demás. Te demostraré que soy diferente.
Y luego, te vi patinar en el parque... ¡Eres una diosa en movimiento! Tu gracia y coordinación me dejaron sin aliento.
PD: El color morado en tu cabello es una obra de arte. Te queda espectacular, Gruñilda. Cada detalle de ti es una pintura que me hace enamorarme más.
No te rindas, no te escondas. Sé que pronto verás en mí un amigo, un aliado, un poeta que te admira.
—El Poeta
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Editado: 30.10.2024