El Chico De Mi Sueño.

1. Tema de la mudanza.

Capítulo 1.

Tema de la mudanza.

 

Ahí estaba yo sentada, en el banco de lo que parece ser una plaza comiendo una barra de granola viendo como pasan las personas, hasta que siento que alguien se sienta a mi lado cuando me volteo para ver quien era. Me encuentro con un chico que me miraba fijamente. Sus ojos eran tan azules que casi podías verte en ellos, tenía el pelo color negro y liso. Era alto y tenía el cuerpo muy bien definido, estaba vestido con una camisa azul oscuro, una chaqueta negra de cuero, unos jeans de color negro y los tenis igual. Parecía de mi edad quizás un año más.

Mire hacia otro lado, porque de pronto me sentí muy extraña. Seguí comiendo mi granola y mire hacia el frente para seguir observando a las personas que pasaban. Pero le lancé una mirada rápida y vi que sus ojos seguían clavados en mí.

Me pregunte por qué la gente le llamaba 'contacto' visual.

Seguí en lo mió y sentí como se levantaba, yo seguí con la mirada al frente. Por un momento pensé que se iba a ir, pero no, se sentó en el banco que estaba de frente y al cual me encontraba observando.

Mire para otro lado, habían unos niños jugando en un parquecito. Volví a echar un vistazo, y seguía mirándome.

Les digo una cosa: estaba buenísimo. Si un chico que no está bueno te mira de arriba abajo, en el mejor de los casos te sientes incómoda, y, en el peor, agredida. Pero un chico que está bueno, en el mejor de los casos te sientes alagada, y, en el peor, incómoda... en fin.

El chico seguía mirándome. Sentí que me ruborizaba.

Al fin decidí que la mejor estrategia era mirarlo a él. Una vez leí en un libro: "los chicos no tienen el monopolio de las miradas". Así que lo observé fijamente y enseguida la cosa se convirtió en una competencia de miradas. Al rato el chico sonrió y desvió por fin sus ojos azules. Cuando volvió a mirarme, alcé las cejas para que entendiera que yo había ganado. Él se encogió de hombros y me dio una sonrisita torcida de esas típicas de chicos que pretenden ser sexy, pero él no pretendía serlo, él ya lo era.

Me levante decidida a irme, pero él imito mi acción y se acerco a mí. Era mucho más alto que yo, pero se quedó a cierta distancia de mí, así que no tuve que estirar el cuello para mirarlo a los ojos.

— ¿Cómo te llamas? —me preguntó.

—Aurora —seguía mirándome.

— ¿Puedo peguntarte algo? —le pregunte.

—Creo que ya lo hiciste, pero si, claro —me dijo con su sonrisita torcida.

— ¿Por qué me miras así?

Esbozó una media sonrisa. Se acerco a mí, me agarro con una mano de la cintura y con la otra toco mi mejilla acariciándola. Sentí como una corriente eléctrica recorrió todo mi cuerpo y me puse tensa.

—Porque eres hermosa. Y me gusta ver a las personas hermosas.

—Eres tan hermosa. —susurra su voz es ronca. Su pulgar acariciando mi mejilla.

—Lo sé —digo viéndolo fijamente a los ojos.

Él alza una ceja, —Muy bien.

Sus ojos bajan a mis labios y se quedan ahí un rato, luego los sube a mis ojos otra vez y dice.

—Perdón.

—¿Por qu...

No termino de hablar porque ya tengo sus labios encima de los míos. Me tomó por sorpresa pero luego le respondo nuestros labios se rozan, mojados de manera apasionada. Mueve su cabeza profundizando el beso y me separo de él, pero él me toma de la cintura para presionarme contra él y pone su frente en la mía y dice.

—Por eso...

Y me despierto de golpe al escuchar a mi madre golpeando la puerta de mi habitación, pegándome gritos desde el pasillo.

— ¡Aurora! ¡Ya despierta!—y ahí una de las maneras más dulces de ser despertada por tu madre.

— ¡Ya me desperté, mamá!—digo mientras me golpeo la cara con la almohada. Estiro la mano y agarro mi celular de la mesita de noche que se encuentra al costado de mi cama—.Oh vamos mamá son las cinco de la mañana y es sábado—, digo para mi misma para luego coger mi sabana y acurrucarme de nuevo.

De repente siento como jalan la calentita y acogedora sabana de un tirón.

—Aurora—dijo mi madre en forma de advertencia.

Mi madre, Angelica Francesca Rizzo Santoro de familia italiana. Edad treinta y nueve. Tiene el cabello liso y rubio le llega por las costillas, sus ojos son de color café claro. Es una mujer trabajadora, estudiada y dedicada, se especializa en turismo. Es una gran persona, pero como madre es muy estricta, controladora y le gusta mantener el orden, no es perfecta ¿pero quien lo es?, y su único error fue enamorarse de alguien que no valía la pena, mi padre.

Mis padres se divorciaron cuando yo tenia catorce y fue lo mejor, mi madre le aguanto muchas cosas a mi padre durante mucho tiempo y todo por amor. Pero todos tenemos un limite y mi madre llego al de ella, así que tomo la decisión de divorciarse de él, mi padre no solo se divorcio de ella, también se divorcio de mi ya nunca más lo volví a ver (tampoco es como si yo quisiera verlo), lo único que tengo de él es su dinero, cada mes me deposita, pero no lo hace por que le nazca hacerlo, sino porque debe hacerlo ya que mi madre es la que tiene mi custodia, él tiene que pagar manutención.




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