El chico de mis sueños

Capitulo 3: ¿Isabella puedo abrazarte?

Miro mi celular y son las 2:00am no me di cuenta me quede dormida en el mueble, me levanto y me dirijo a mi habitación sin hacer mucho ruido para no despertar a mi mamá, me recuesto en la cama y reviso mi celular, hace más de un año elimine todas mis redes sociales, pero tengo curiosidad de Luke,
—¿por qué el no sabe de mi accidente? si todos en la universidad lo saben.
Descargo Facebook y decido abrir un nuevo perfil el que tenía anteriormente lo elimine, busco el nombre de Luke, pero me aparecen muchos y ninguno de ellos parece ser el chico que vi en la universidad, suspiro pensando
—¿Qué estoy haciendo? busco a un chico en facebook, ¿qué me sucede?
Dejo mi teléfono en la mesita de noche y decido dormir.

Nuevamente estoy soñando con ese chico que con su sonrisa me tranquiliza, pero hoy tiene una sonrisa un poco diferente, se nota como triste, siempre produce paz en mi, pero puedo sentir que está triste, mi corazón se empieza a acelerar y cuando decido preguntarle qué le sucede, soy despertada por los golpes en la puerta de mi habitación, esta vez no estoy llorando esta vez estoy sudando, mi corazón está acelerado y siento como una sensación de pérdida.
—Isabella, debes alistarte, recuerda que tienes que ir a la universidad.
Aún nerviosa por mi sueño
—Si lo se mamá, ya salgo.
Elijo un suéter gris, unos jeans negros y unos tenis negros, como siempre amarro mi cabello en una coleta y salgo de mi habitación, bajo las gradas y me dirijo al comedor mi mamá me ve y sonríe
—Prepare sándwich y jugo de naranja.
—Gracias mamá.
comienzo a desayunar pero como de costumbre no siento sabor suspiro y solo como la mitad de mi sándwich.
Mi mamá preocupada solo suspira
—Lleva algunas frutas, para que comas en la universidad.
—Está bien mamá, llevaré una manzana.
—Bueno debemos irnos.
Salimos de casa y nos dirigimos hacia la universidad, en camino estoy acostumbrada en ir con los ojos cerrados y agarrando fuertemente el cinturón de seguridad, en el único auto que puedo viajar es en el de mamá, ella maneja despacio y sabe cómo hacerme sentir segura.
Cuando llegamos a la universidad suspiro porque viajar en auto no es tan cómodo para mi,
—Adiós mamá, gracias por traerme digo despidiéndome de ella.
—Adiós Isabella, cuídate.

En mi primera clase como el día de ayer decidí sentarme en la última fila y sin hacerme notar, a tres filas delante de mi puedo ver a un chico de cabello castaño claro, se parece mucho a Luke, como si el sintiera mi mirada se da la vuelta y me sonríe, diciendo en un susurro
—Hola Isabella.
Bajo la vista avergonzada y lo saludo con la mano.
El vuelve a ver enfrente y yo suspiro aliviada.
Queriendo ser invisible, la chica junto a mi me pregunta
—¿Conoces al chico nuevo?
Niego con la cabeza,
—No lo conozco.
Ella me ve de manera molesta, pero la verdad no mentí, hablé con el ayer pero no es que lo conozca.
Termina la primera clase, salgo a mi segunda clase miro hacia atrás porque alguien me está llamando,
—Isabella, Isabella, ¿a qué clase te diriges?
Veo a Luke caminar hacia donde mi,
—Patología 1 respondo y sigo caminando, el me alcanza.
—Que genial, yo igual, vamos juntos.

Anderson fue mi compañero en todas las clases que tengo antes del receso, se sentó a mi lado todo el tiempo.
Cuando salimos me acompaño a la última planta para contarme "otro secreto para la felicidad."

—Luke agradezco todo lo que haces, pero no quiero que pases los días de universidad con alguien como yo.
El me ve de manera seria,
—Isabella tu eres una chica increíble, me gusta estar junto a ti.
Mi corazón comienza a latir rápido por sus palabras, no se como responder, respiro hondo para calmar mis emociones,
—Gracias Luke, eres un chico estupendo, pero no puedo comprender porque te gusta estar conmigo.
El sonríe,
—Olvídate de eso, te diré cual es mi otro secreto para la felicidad, pero debes cerrar los ojos.
Frunzo el ceño un poco nerviosa,
—¿Por qué debo cerrar mis ojos?
—Solo confía en mi, te aseguro que este secreto te hará feliz.
Cierro mis ojos y escucho que el abre su mochila,
—Estira tus manos.
Quiero abrir los ojos y antes de hacerlo,
—Sin mirar, estira tus manos sin mirar.
Suspiro y estiro mis manos, de pronto siento un peso en ellas, escucho su risa,
—Abre los ojos.
Veo una cajita morada de regalo, muy hermosa, muy confundida,
—¿Qué es esto?
El me ve con un brillo en sus ojos carmesí,
—Ábrelo y lo sabrás.
Comienzo a abrir la cajita y encuentro una cadena de plata muy hermosa, contiene un dije de una mariposa, respiro hondo y mi corazón vuelve a acelerarse,
—Es hermosa, logro decir con dificultad.
El sonríe y toma la cadena,
—Date vuelta, te la pondré.
Me doy la vuelta sin negarme por la emoción que siento en este momento, el coloca la cadena en mi cuello,
—Sabes la mariposa significa, libertad, cambio y deseos hechos realidad.
Me doy la vuelta y toco mi cadena las lagrimas comienzan a caer por mis mejillas,
—Muchas gracias, no tenías que molestarte.
El sonríe dulcemente, wow esa sonrisa logra tranquilizarme,
—Los regalos me hacen feliz y me prometí que te haría feliz, "¿Isabella puedo abrazarte?"
En mi rostro tengo una expresión de sorpresa pero tengo ganas de sentir su abrazo, así que asiento.

El se acerca a mi, me rodea con sus brazos, puedo sentir la sinceridad con la que lo hace, también siento su aroma huele muy bien, comienzo a sentirme segura, sin pensarlo lo rodeo con mis brazos y lo abrazo con fuerza, queriendo que complete mi corazón roto, sin darme cuenta comienzo a llorar el me abraza más fuerte y no me suelta hasta que me siento mejor.

Cuando me suelta me sonríe, coloca un mechón de mi cabello detrás de mi oreja, limpia con sus pulgares mis lagrimas, lo hace con tanta delicadeza, como si en cualquier momento fuera a quebrarme, puedo ver en sus ojos preocupación, anhelo y deseo, como que quiere cuidarme, pienso es uno de los chicos más lindos que he conocido.
—Los abrazos también me hacen feliz, en dos días te he dicho tres de mis secretos para la felicidad.
Suspiro y lo veo de manera confusa, no puedo comprender cómo esté chico logra hacerme sentir tan bien,
—No se cómo agradecerte.
El sonríe de manera traviesa,
—Tengo una idea.
Enarcó una ceja y preguntó un poco nerviosa,
—¿Qué idea?
El saca su teléfono,
—Dame tu número y así me harás feliz.
Me siento comprometida y tomo su teléfono y guardo mi número,
—Listo, pero no se para que lo quieres si no tengo redes sociales.
El toma su teléfono con una gran sonrisa,
—No importa, puedo llamarte o enviarte mensajes.
Suspiro,
—Bueno, deberíamos volver a clases.




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