El chico de mis sueños

Capitulo 8: Conozco un lugar muy lindo.

Luke asiente y salimos a caminar, suspiro y veo a Luke,
—Luke, tú eres la primera persona a demás de mi psicóloga con la que hablaré de esto, espero no me veas diferente, de verdad no quiero que cambies conmigo y comiences a sentir lástima por mi, tú compañía es muy agradable así como la estamos pasando.
Luke me ve serio, toma mis manos, logrando captar mi atención,
—Isabella, te prometo que todo será igual.
Le agradezco y bajo la mirada,
—Mis padres no se divorciaron Luke, hace un año y medio, mi papá, mi hermano Jared y yo, salimos a acampar, nos encantaba la naturaleza, mientras viajábamos, el auto se salió de control........
Luke me observa detenidamente y escucha cada palabra que le digo, es la primera vez que cuento mi historia y no puedo detener las lagrimas, Luke me abraza fuertemente, lo que hace que me sienta segura de continuar, termino de contarle a Luke mi accidente, también le conté sobre mi depresión, mis intentos de suicidio, menos sobre el chico de mis sueños, creo que aún no estoy lista para hablar de el, siento que si le digo pensara que estoy loca y se alejara de mi, veo a Luke y el no dice nada, se queda en silencio observándome, parpadea un par de veces y veo que tiene sus ojos carmesí cristalizados.

Luke
Cuando Isabella me contó por todo lo que está pasando no puedo imaginar cómo debe sentirse, así que la abracé fuertemente, agradezco tanto que tuviera la confianza de decírmelo, le conté sobre el divorcio de mis padres, pero eso no es nada en comparación a lo que a ella le sucedió, ver morir a tu padre y hermano y no poder hacer nada para salvarlos debe ser traumático, se que ella dijo que no la viera con lastima o la tratara diferente, pero lo que ella pasó es demasiado fuerte, mis ojos se cristalizan al escucharla, quiero decirle, que me de la mitad de su dolor y así cargar con el, para que no sea la única que sufra, abro mi boca y lo único que salió fue,
—Lo siento.
Ella se separa de mi, me ve y sonríe dolorosamente,
—No te preocupes.
Tengo ganas de golpearme, no puedo creer que después de algo tan impactante solo pueda decir lo siento, soy un idiota, tomo la mano de Isabella, se me ocurre una idea, cerca de aquí hay un mirador, donde las estrellas se ven hermosas, conozco ese lugar porque una vez mis padres me trajeron, así que cuando Isabella me ve curiosa, digo,
—Conozco un lugar muy lindo.
Ella me ve con una ceja levantada y bromea,
—Yo también conozco lugares bonitos.
No puedo evitarlo Isabella me hace reír con sus comentarios tan únicos, niego con la cabeza,
—Me refiero cerca de aquí hay un mirador, ¿te gustaría ir?
Ella saca su teléfono, sin querer llevo mi vista a su foto, tiene una foto de dos chicos, uno es cabello castaño claro como ella y sus ojos son color miel, se parece mucho a Isabella, el otro es un hombre como de 38-39 años su cabello es castaño claro pero sus ojos son azules, seguramente es el padre de Isabella, ella bloquea la pantalla de su celular y dice,
—Son las 8:30pm creo que debería ir a casa, ya es algo tarde, no quiero que regreses solo de mi casa a la universidad solo.
Suspiro,
—No te preocupes por mi, soy un hombre.
Ella ríe, pero se tapa el rostro a lo cual levanto una ceja y cruzo mis brazos,
—¿De qué te ríes?
Ella niega con la cabeza y dice apenada,
—No es nada, solo que aún eres un chico, pero aceptaré tu invitación otro día, hoy no hemos cenado aún.
Ella ve el cielo y dice,
—Y está nublado, iríamos en vano, no veríamos las estrellas.
Levanto la vista y tiene razón, suspiro y tomo su mano,
—Está bien vamos a tu casa.

De camino a casa comienzo a estornudar muchas veces, Luke pregunta preocupado,
—¿Te sientes bien?
Rascó mi nariz porque siento picazón,
—Si, creo que algo me dio alergia.
El me toca la frente y frunce el ceño,
—No es alergia, estás ardiendo.
Ahora entiendo, por eso tenía tanto frío, ni con la enorme chaqueta de Luke podía calentarme,
—Seguramente es un resfriado, no te preocupes estaré bien.
Luke se agacha frente a mi, no comprendo que planea hasta que lo escucho decir,
—Sube, yo te llevare.
Comienzo a ponerme nerviosa, no quiero que me cargue hasta la casa,
—No es necesario.
El niega con la cabeza,
—Sube Isabella, puedes desmayarte y siempre tendré que cargarte.

Sus palabras tienen sentido, así que decido no seguir contradiciendo lo que dice, así que rodeó mis manos sobre se cuello y mis piernas en su cintura, el se levanta y comienza a caminar mientras yo le indico la dirección de la casa, gracias a que la temperatura ah aumentado en mi cuerpo, comienzo a delirar, comienzo a hablar como que estuviera ebria,
—Luke, sabes tus ojos son muy hermosos, pero tu sonrisa es fascinante.
Luke carraspea su garganta, no dice nada, pero de donde estoy puedo ver que sonríe, así que con mi mano toco su mejilla,
—Tu piel es tan suave.
Llevo mi nariz a su cuello, el se estremece y ríe porque seguramente le da cosquillas mi respiración,
—Y tu aroma es tan embriagador.
Luke comienza a correr,
—Isabella estas delirando, necesito llegar pronto a tu casa, así podré bajarte la fiebre.
Yo comienzo a llorar,
—Sabes es injusto que el chico de sonrisa perfecta no quiera que yo sea feliz.
El pregunta curioso,
—¿Cual chico de sonrisa perfecta?

No le respondo porque comienzo a sentir mis ojos cada vez más pesados, ellos lentamente se están cerrando y coloco mi cabeza sobre el hombro de Luke, el habla,
—Isabella no te duermas, ya llegaremos a tu casa.
—Háblame del chico de sonrisa perfecta.
—Mmmjumm respondo por qué la temperatura me agota.
El vuelve a hablar,
—Falta solo unas cuantas casas más, llegaremos pronto, tú puedes.
—Isabella, ¿recuerdas la regla de felicidad que te di hoy?
No puedo responder, solo acaricio su cabello, es muy suave, parece algodón de azúcar, llevo mi boca a su pelo y lo beso,
—El algodón de azúcar no sabe bien.
Luke está nervioso, pero al fin llegamos a casa, el toca la puerta y mi mamá abre con una sonrisa que se desvanece al momento que ve mi cara roja por la fiebre, deja pasar a Luke, para que me lleve a mi habitación,
—Mery, podría traer algunas toallas mojadas con agua helada, debemos bajar la fiebre de Isabella antes que comience a convulsionar.




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