El chico de mis sueños

Capitulo 19: ¿Qué sucede?

—Hola Isabella, ¿quería saber si estabas bien?

Suspiro mientras trato de ignorar lo que acaba de pasar, creo que estoy comenzando a volverme loca, todo mi remolino de pensamientos es interrumpido por Luke,
—¿Isabella?

Muevo mi cabeza para aclarar todo lo que sucede en mi vida,
—Luke, ¿qué sucede?

El responde algo confundido,
—Llame para saber si estás bien.

Veo al rededor de mi habitación, pero no hay nadie,
—Si estoy—Siento los latidos de mi corazón muy acelerados,
—bien.

—Segura, no te escuchas muy bien, ¿ya llego tu madre?

Es verdad mamá no está en casa,
—No aún no ha llegado, ¿llegaste bien a tu casa?

—Si ya estoy en casa, ¿cenaste?

Me recuesto nuevamente en mi cama,
—No aún no ceno, me alegra que llegaras bien a casa.

Luke dice de manera exagerada,
—¿Por qué no cenas?¿sabes qué hora es? Si no cenas Isabella te enfermarás.

Sonrió al escuchar a Luke regañándome,
—Estaba pensando en muchas cosas y no tengo hambre en este momento.

Escucho que Luke suspira decepcionado,
—Isabella, ¿debo ir a tu casa a darte la cena?

Mis mejillas se sonrojan de manera automática,
—¿Luke?¿qué estás diciendo? No tengo hambre.

—Si no cenas justo ahora, mientras hablamos, te prometo que iré a darte de cenar.

Niego con mi cabeza, mientras me levanto de mi cama,
—Está bien, irá a buscar la cena justo ahora.

Escucho que Luke sonríe,
—Ok, pero terminaré la llamada para hacerte una video llamada y así asegurarme que no me estás mintiendo.

En la cocina, busco la cena que mamá dejo preparada para mi, comienzo a preguntarme, ¿dónde estará mamá? Es bastante tarde, ¿por qué aún no ha regresado? Mis pensamientos se interrumpen, por el mismo chico misterioso de mis sueños,
—Ella debe estar cansada de cuidarte.

—¿De qué ha, hablas? Pregunto muy confundida.

El se sienta en la alacena de la cocina, mientras me sonríe,
—Isabella, ambos sabemos, que solo le causas problemas a tu madre.

Mi corazón comienza a doler con cada palabra que el dice,
—Eso, no, no, no es verdad.

El niega con la cabeza, mientras observa el techo,
—Isabella, no trates de ocultar lo que en verdad piensas.— me ve fijamente,
—Antes preguntaste, ¿quién era? Pero la verdadera pregunta es, ¿Por qué estoy aquí?

Trago saliva mientras mis manos tiemblan por lo que está sucediendo, puedo escuchar los latidos de mi corazón, comienzo a sudar helado, me armo de valor y busco un cuchillo en una gaveta de la alacena, el me ve y comienza a reír a carcajadas,
—¿Qué es lo que intentas hacer? ¿Matarme?.
Se baja de la alacena y se para frente a mi aún riendo a carcajadas,
—Ingenua Isabella, no puedes matarme, soy inmortal.

Trato de ignorarlo y lo amenazo con el cuchillo, el toma mi mano y se apuñala, pero no sucede nada, todo es tan extraño,
"¿Qué sucede?"— Digo en medio de lagrimas,
—¿Por qué no te sucede nada?

El acaricia mis mejillas,
—Recuerdas que antes siempre sonreía y mi sonrisa te traía paz.—Asiento, mientras el continúa hablando,
—Pero tú me hiciste enojar Isabella, ahora mi sonrisa solo te recordará, el daño que le haces a tu padre y a tu hermano.

Comienzo a hiperventilar,
—¿Qué quieres decir con daño?

Antes de que el chico responda, mi celular comienza a vibrar en mis manos, mi corazón está latiendo muy fuerte, veo que es la videollamada de Luke, sin darme cuenta respondí su llamada, el me dice muy preocupado,
—Isabella, ¿realmente estás bien? Estás muy pálida, parece que viste un fantasma.

Sinceramente no se que responder, no tengo palabras, las lagrimas siguen corriendo por mis mejillas, olvide por completo como respirar, mi corazón está a punto de salir por mi pecho, mis manos tiemblan demasiado, no se como explicar lo que acaba de suceder, no se que está pasando conmigo, Luke continúa hablando, pero no puedo escucharlo, su voz es cada vez menos audible.

El chico que antes estaba solo en mis sueños, ahora está aquí parado frente a mi, con una sonrisa muy siniestra y unos ojos muy hipnotizantes, pidiéndome que lo siga,  por alguna razón no puedo negarme, el me está guiando al tocador de mi madre, me pide que busque en los primeros auxilios y que comience a tomarme muchas pastillas Temazepam, las cuales mamá usa para conciliar el sueño, el chico comienza a decirme que si las tomo, todo estará bien, encontraré la paz y la felicidad que necesito, por alguna extraña razón no puedo negarme, quiero sentir paz, quiero estar bien.

Luke
Isabella está muy rara, cuando le hice la videollamada, parecía ida, como si alguien más estuviera con ella, estaba llorando y no me escuchaba en lo absoluto, estoy comenzando a creer que algo está mal, mi corazón comienza a acelerarse, salgo de mi casa, tomo mi auto y comienzo a manejar rápidamente a la casa de Isabella, por alguna razón siento que ella está en peligro, hoy ha sido un día bastante extraño y su mamá no está en casa, escuche a mi madre preguntarme,
—¿Luke a dónde vas, es muy tarde?
pero no respondí.
Lo único que necesito es asegurarme que Isabella esté bien.

Al llegar a la casa de Isabella, comienzo a tocar el timbre, pero nadie responde, llamo al celular de Isabella, pero ella no responde, mi corazón cada segundo se acelera más, comienzo a tocar como loco la puerta, mientras grito,
—¡ISABELLA!, ¡ISABELLA!, ¡ISABELLA!— pero nadie responde, tampoco se abre la puerta, no me importa parecer un psicópata, solo necesito saber que Isabella este bien.

Intento abrir la puerta pero está cerrada, corro a la puerta trasera y está abre de inmediato, busco a Isabella por la cocina, la sala, el comedor, ella no está por ningún lado, subo las escaleras y corro a su habitación, ella no está, mis manos tiemblan, me siento sumamente asustado, la busco en la habitación de su hermano, pero ella no está, busco en los tocadores, tampoco está por ningún lado, el único lugar que me queda es la habitación de sus padres, entro y al abrirla veo que el tocador está abierto y tiene la luz encendida,
—¡¿Isabela?!—pregunto desesperado, pero nadie responde, me acerco y puedo verla, es Isabella, está tirada en el suelo, con muchas pastillas a su alrededor, me acerco a ella y comienzo a darle palmaditas en su rostro, pidiéndole que despierte, sin darme cuenta las lágrimas comienzan a caer por mis mejillas.




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