El chico de mis sueños

Capítulo 31: Isabella, si no tienes fuerzas para luchar, yo lo haré por ti.

Luke

Isabella no dice nada, solo me observa muy sorprendida, ella seca sus lágrimas,

—Luke, no quiero ser una carga para ti.


 

La veo molesto,

—Te lo dije no eres una carga para mi, tú me salvaste.—Ella me ve sorprendida, no dejo que pregunte nada y continúo hablando,

—El día que te conocí, recién me había mudado a New York, mis padres se habían divorciado y por esa razón había decidido vivir mis días como una persona solitaria, me había prohibido ser feliz, casi juré no enamorarme, pero te vi y supe de inmediato que necesitabas ayuda, así que sin pensar mucho en mis promesas, te ayude, sin darme cuenta que tú serías quien me ayudaría a ver la vida diferente, tú salvaste mi vida, regalándome la oportunidad de ser feliz y no sentirme mal con ello, por eso Isabella tú jamás serás una carga para mi, tú eres mi deuda, necesito devolverte toda la felicidad que has traído a mi vida.


 

Isabella tiene sus ojos cristalizados y un brillo en ellos que jamás había notado, en su rostro puedo ver sorpresa, alegría y tristeza,

—Luke, realmente no sé qué decir, tú fuiste el que salvó mi vida, yo no he hecho nada por ti, lo único que hice fue traer problemas a tu vida, por esa razón es que temo lastimarte, en este momento no soy capaz de luchar por mi.—Ella continúa llorando y dice con su voz entrecortada,

—Es por esa razón, que no quiero ser una carga.


 

Le doy una sonrisa cálida, mientras limpio sus mejillas,

"Isabella, si no tienes fuerzas para luchar, yo lo haré por ti."—Ella abre sus ojos en admiración,

—Isabella, esa es otra de mis reglas para ser feliz, entrega tus cargas más pesadas a tu novio, que él te ayudará a llevarlas.


 

Rodea mi cuello con sus brazos y sin esperarlo, besa mis labios, es un beso de disculpa y agradecimiento, puedo sentir lo feliz que ella está, acarició su cabello y antes de que diga algo, ella me sonríe y dice,

—Muchas gracias Luke, cuando te conocí me pareciste un chico muy raro, pero al tenerte aquí frente a mi, después de todo lo que pasamos juntos, puedo decir que eres el mejor novio que podría desear, te amo.


 

Mi corazón da un salto y siento que comencé a sonrojarme, verla decir esas palabras con sus mejillas sonrojadas y en sus ojos puedo notar la sinceridad con la que habla, me hizo sentir el chico más afortunado del mundo, sin importar en el lugar que nos encontremos en este momento, sé que ella saldrá y seremos una pareja feliz, incluso algún día le pediré que sea mi esposa; rodeo su cintura con mis brazos,

—El afortunado soy yo, al tener a la novia más hermosa de todas, te amo mi bella Isabella.


 

Luke acaba de irse, su visita fue muy inesperada y jamás imaginé que terminaría de esta forma.


 

Toco mi pecho y aún está acelerado por la emoción, tengo una sonrisa tonta en mi rostro, pero se muy bien que es muy egoísta pedirle que se quede a mi lado, en estas circunstancias, pero no soy capaz de tenerlos lejos de mi, Luke fue ese chico molesto que me dio chocolate caliente, con lo cual logro calentar mi corazón, fue el que me enseñó a qué las sorpresas de un regalo siguen siendo lindas, me mostró que aún puedo salir y divertirme, me devolvió el sabor de las comidas, también me enseñó a ver películas y series nuevamente sin sentir que hacía algo malo, fue el quién trajo color a mi vida gris, también brillo a mi oscuridad, por esa razón el es la persona con la que deseo pasar el resto de mis días, él es la persona por la que quiero mejorar.


 

Tengo un mes y medio de estar internada en la clínica, Luke no ha dejado de venir ni un solo día, siempre viene con alguna sorpresa, han habido días difíciles en los cuales no quiero verlo, tampoco quiero hablar con él, pero aún así se queda y no dice nada, solo se queda a mi lado, acompañándome, demostrándome nuevamente que ahí está para mi, su silencio logra darme tranquilidad.


 

—Isabella, ¿cómo te has sentido el día de hoy?—Pregunta la psicóloga Charlotte, entrando a mi habitación.


 

Retiró la vista de la ventana y la observo,

—El día de hoy me he sentido bastante bien.


 

—Eso es muy bueno, ¿haz visto nuevamente a Damián?—Pregunta, de forma amable.


 

Suspiro, comienzo a pensar en la última vez que vi a Damián, fue hace tres semanas o tal vez cuatro, no recuerdo muy bien, él estaba sentado en mi camilla, en sus ojos oceánicos podía notar que estaba triste, tenía un vacío en ellos, todo el brillo que alguna vez tuvieron ahora estaba apagado, por alguna razón me sentí triste con el, le pregunté, si estaba bien, el me sonrió, pero su sonrisa era diferente ahora era una sonrisa triste, el me dijo,

Isabella, me divertí mucho contigo, pero es momento que me aleje de ti, ya no me necesitas. Por alguna extraña razón sus palabras hicieron que mi corazón doliera, el me recordaba a Jared, salgo de mis recuerdos y contesto,

—No, la última vez que lo vi, fue hace tres o cuatro semanas, no recuerdo muy bien.


 

Charlotte me sonríe,

—Esa es una buena noticia Isabella.—Me observa,

—¿Estas bien Isabella?


 

Sonrió, con un poco de nostalgia en mi,

—Si estoy bien.


 

La psicóloga me observa,

—Te notó un poco diferente.


 

Veo el cielo por la ventana, está despejado, por lo cual veo la enorme vastedad de azul, sonrió nuevamente y llevo una mano a mi pecho, sintiendo así los latidos de mi corazón,

—Es porque es la primera vez, desde que murieron papá y Jared, que realmente me siento bien.


 

La psicóloga sonríe de forma exagerada, mientras sus ojos se cristalizan,

—Isabella, no sabes lo feliz que me hace saber eso.—toma mis manos,

—Yo he estado contigo, desde el accidente y he visto lo mucho que has sufrido, pero también he visto cómo te has recuperado, estoy muy orgullosa de ti.— limpia una lágrima que se le escapo,




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