Querido chico del café:
Te confieso que me sorprendí mucho cuando vi a tu hermanita entrar por la puerta de la cafetería y lanzarse a tus brazos para abrazarte, por momentos me quede observándote todo el día, eras tan atento y gentil con ella. Trate de reprimir una sonrisa cuando estabas jugando con ella piedra papel o tijera y siempre te ganaba.
No eres muy bueno en los juegos, sabes, tu hermanita quedo sentada sola en una mesa mientras tu atendías a las personas que llegaban, se veía tan triste y solitaria. Como yo. Pero ella pareció darse cuenta y se acerco a mi, me miro detenidamente y yo hice lo mismo.
¡Vaya! tienen el mismo color de ojos... Avellana.
Atentamente: La chica solitaria.