El chico del Río Han

Capítulo 5: ¡Universidad!

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Al día siguiente desperté por la voz de mi madre que al parecer me llamaba desde la cocina. Me levanté, fui a darme un baño y fui a mi closet, elegí una camisa color blanca, zapatillas del mismo color, un shorts negro y una chompa negra. Era un buen oufit.

 Baje a la cocina, mi madre estaba sirviendo la mesa por lo que decidí ayudarle, nos sentamos a desayunar. Eran las 10:30 am por lo que mi madre ya tenía que irse a trabajar.

-Hija debo irme, por favor arreglarás la cocina ¿si?– hice una mueca, ya que no me gustaba realizar los quehaceres de la casa pero no tenía otra opción.

Me levanté y puse música para no aburrirme, puse Tell me something i don't know. Era buena para ese momento, arreglaba la cocina mientras bailaba como loca. Cualquier persona e incluso mi amiga me hubieran llamado loca.

Acabé de arreglar la cocina y fui a mi habitación, como mi hobby favorito era leer entonces salí al balcón que hay en mi habitación donde hay una banca de madera colgante. Cogí mi libro favorito, me senté en la banca, me puse los audífonos y empecé a leer.

Eran las 12:30 pm, me empezó a dar hambre así que fui a prepararme la cena ya que ahora no había quien me cocinara. Me preparé mi comida favorita pero esta vez acompañado de una taza de chocolate, lleve mi almuerzo a mi habitación ya que no quería sentirme sola.

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Pasaron las horas así de rápido que al voltear al balcón ya era de noche pero quede asombrada por lo que veía ahí afuera. Salí disparada de mi cama y me quedé observando lo hermoso que se veía la ciudad de Seoul, como no pude darme cuenta de lo bello que se veía la ciudad desde el balcón.

Estaba tan concentrada en el hermoso lugar que no me di cuenta que alguien tocaba el timbre, fui corriendo y abrí la puerta. Era mi madre muy feliz pero no sabía el porque estaba así, por lo que le pregunté:

-¿Por qué tan feliz madre?– le pregunté a lo que respondió.

-Hija mañana empezarás tus clases– me sorprendí al escuchar eso, creí que aquí me salvaría de las aburridas clases.

  • -Pero ni siquiera he recibido una beca para entrar–dije esperando que eso funcionará pero no al parecer mi madre lo había conseguido. 
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  • -No te veo feliz con la noticia hija– mi sonrisa había desaparecido– ¿Te molestó que lo haya hecho sin tu permiso?– agachó la cabeza sintiéndose culpable.
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  • -No madre está bien, igual debo ser alguien en la vida ¿no?, como tú– sonreí para que no se sintiera mal. Alzó su cabeza y me miró fijamente mientras le regalaba una leve sonrisa.
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  • -Enserio hija ¿está bien?– asentí y ella sonrió, no me sentía del todo feliz pero era una obligación estudiar para ser alguien en la vida.
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  • -¿Quieres cenar?– asentí– ¿Ordenó pizza o que quieres?– me puse a pensar demasiado, era una de esas personas que no se decidía, en fin era indecisa.
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  • -Pizza está bien madre pero...¿cómo ordenadas si no sabemos el número de una pizzería?– ella saco un papel de su bolsillo en el que había escrito el número de una pizzería mientras venía a casa.
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  • -Ay madre te quiero mucho– mi madre marco al número y enseguida contestaron. 
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  • -Quisiera ordenar una pizza mediana...– le dijo la dirección del departamento y el número de piso– muchas gracias aquí le esperamos– colgó.
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-Ire a mi habitación, me llamas cuando traigan la pizza– me fui a mi habitación y me lance de boca a mi cama sacudiendo con mis pies la cama de las iras. De repente me llegó un mensaje.

-Hola Keyla, ¿Cómo la estás pasando?– sonreí al saber que era mi amiga Vanne.

-Hola Vanne pues la estoy pasando bien– mientras le respondía oí la voz de mi madre llamarme para ir a cenar pizza, le dejé un mensaje diciendo que iría a cenar y que volvería, dicho y hecho fui al comedor.

Mi madre me esperaba con la mesa servida y nos dispusimos a comer y hacer nuestros chistes que nos hacía reír hasta ya no avanzar. La cena terminó y como siempre nos despedimos para cada quien ir a dormir.

Al regresar Vanne me dijo que le contara todo con detalle y para eso decidí mandarle un mensaje de voz de media hora.

Al parecer allá en mi antiguo país era de día y aquí era de noche, nos despedimos ya que ella tenía que entrar a clases y yo debería dormir para mañana iniciar mis clases.

No queria ir pero lo haré por mi madre, tendré que ir a la escuela, no si quiera a la escuela sino a la maldita

¡Universidad!

 

 




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