El chico del Río Han

Capítulo 12: Chica perfecta

Narra el chico extraño:

Al día siguiente fui a la universidad, cuando ingresé pude verla sentada en su mesa. Estába realizando unos apuntes que al parecer su amiga le había prestado. Me senté a su lado y no pude evitar verla después de haber visto su diario.

Ella lo noto, quería que volteara a verme para saber si el chico que describía en su diario era yo pero ella se limitó solo a prestar atención a las clases. En toda la tarde no me regreso a ver.

Las clases culminaron y todos se fueron a sus respectivas casas pero yo caminaba en direccion al Río Han para ver si regresaría por su diario que era super importante para cualquier persona pero no lo hizo, nunca volvio. Talvez se resigno y perdió las esperanzas de encontrarlo. Me fui hasta llegar a casa.

Llegue a mi habitación y me tire a mi cama, mi cabeza estaba pensando en ¿que podría guardar en su pequeño diario? ¿Será buena o mala idea leer su diario? sin pensarlo más accedi.

Abri el diario y empecé a leerlo, al parecer teníamos muchas cosas en común como por ejemplo: su color favorito era el negro, su lugar favorito era el Rio Han, le gustaba usar zapatillas, escuchar música, cosas que a mí también me gustaban.

 Después de leer algunas cosas, llegue a una página donde describía el libro que iría a comprar ya que era su favorito, su nombre era "Hola extraño, me gustas". Tenía algo relacionado con lo que le estaba pasando pero todo puede o no ser como lo pienso. 

No sabía de qué se trataba ya que no era muy fanático de los libros. Sin pensarlo dos veces me levanté de mi camara, cogi mi chompa negra y salí de mi habitacion. Nana se encontraba en la puerta con todas la compras que había ido a realizar.

-Nana ya regreso, iré a comprar algo– le di un beso en la frente, yo la consideraba como una madre.

-Está bien hijo regresa pronto, no tardes demasiado ¿Si?– dijo mientras abría la puerta pero solo asentí.

Fui directamente a la librería que quedaba a unas cuadras de mi casa, me dirigí a caja para preguntar a la chica que al parecer era la que atendía a los clientes.

-Disculpe, podría decirme dónde puedo encontrar este libro– le di un papelito con el nombre a lo que la chica respondió.

-Claro, se encuentra en la sección de romanticismo– agradecí a la chica haciendo una reverencia para ir al lugar pero me detuvo.

-Espera, quisiera hacerte una pregunta– voltee a verla y asentí con mi cabeza– ¿Te gustaría un día de estos salir a tomar una taza de café?– la mire extrañado pero solo sonreí y me di vuelta.

Mientras buscaba el libro alguien había entrado, ya que sonó la campana que tienen en la puerta llamando la atención de todos los que estaban en la librería pero yo solo me limité a buscar el dichoso libro.

Lo encontré después de varios minutos, cuando estaba acercando mi mano a este, la mano de alguien más estaba por llevárselo también haciendo que rozaran. Agache un poco mi cabeza ya que la persona era pequeña.

Me quedé inmóvil y sorprendido cuando ví quién era, ¡Keyla! Era ella con su cabeza alzada para poder verme, no sabía qué hacer o qué inventarme pero recordé que estaba cubierto con mi gorra y cubrebocas haciendo que mi identidad no se revelara.

Ella no sabía que era yo, el chico que se sentaba a su lado. Tenía miedo a que preguntara sobre el libro y no supiera que decir pero solo optamos vernos fijamente como si existieramos solo los dos en este mundo.

A decir verdad no la había visto detalladamente pero ese momento era diferente, quería verla toda la tarde. Una corriente eléctrica paso por mi cuerpo pero no sabía porque.

 Sus ojos eran marrones oscuros igual a los míos, su cabello negro natural y ondulado, sus ojos que mostraban absoluta inocencia y su forma de vestir. Su forma de vestir era similar a la que yo usaba a menudo.

Al parecer era su outfit favorito ya que así lo leí en su diario, a parte de tener esos gustos raros, ella en la universidad era otra persona, humilde, solidaria y angelical, era una chica hermosa, pero que estoy pensando ¡No!¡No!.

 Sin embargo no quitaba la mirada que tenia fija en la suya, era a la primera chica que veía fijamente sus ojos, con la que tengo un sentimiento extraño que nunca en mi vida lo había sentido se podría decir que para mi ella era la primera 

Chica perfecta

 

 




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