Esta es una historia ficticia creada única y exclusivamente por mí. Ningún nombre, ciudad, medicamento, situación o enfermedad en este libro es real. Todo fue creado única y exclusivamente para esta historia llamada "El chico del segundo B" si existe algún evento o situación que se asemeja a esta historia ruego mis disculpas.
—Miseria, Miseria, Miseria... ¡Miseria!
—¿Qué pasa?
—Es de día ya.
—¿Y qué? Déjame aquí, la cama está calentita...
—Oye, Alex está aquí.
—¡Qué! —Me puse de pie tan rápido como pude y como resultado me llevé un golpe con el cabecero de la cama. Fue entonces cuando la realidad llegó a mi conciencia y me desperté del todo. Estaba en casa de Lía ¿Por qué? Por Alex, por mi madre, por Piter. Estaba escondida huyendo de mi realidad y, ¿cuál era esa realidad? Alex, el chico que amaba estaba muriendo.
Me encogí en la cama como un gusano enrollado en el edredón de mi amiga y esta me abrazó cálidamente.
—¿Por qué me das esos sustos?
—Porque no te despertaba con nada... —De mala gana cerré los ojos de nuevo pero ella siguió hablando —Mise no puedes seguir así. Este no puede ser el final de la historia tan linda de ustedes dos.
«Final» Esa palabra me dio escalofríos. Me aterraba pensar que eso sería todo, que un día Alex dejaría de existir y que se convertiría en polvo dejándome sola.
Una lágrima corrió por mi rostro y abracé a mi amiga una ves más. Quería que todo aquello fuera una pesadilla, quería despertar y que él no estuviera muriendo.
—Mise —Volvió a hablar Lía y la miré cecándome los ojos. —Hoy comienzan muestras últimas vacaciones juntas. ¿Te das cuenta de lo que significa eso? De aquí a unos meses tomaremos caminos distintos y ya nada será igual. No quiero que malgastes estos dos meses encerrada en casa por algo que ni siquiera ha pasado. Deberías de hablar con la mamá de Alex para saber que tan grabe es...
—No lo se, él me hizo prometer que no me iba a involucrar en eso pero cómo me pide algo así. Es injusto, tengo derecho a saber toda la verdad.
Tlink
La notificación de mi celular y del de Lía llamó nuestra atención. Los tomamos en nuestras manos y vimos un mensaje en nuestro grupo privado. Era Ethan.
Ethan : 😐 Chicas, reunión en casa de Miseria en unos minutos, voy subiendo el elevador.
Ambas nos miramos y Lía le mandó un mensaje para que subiera a su casa.
Tres minutos después de que yo entrara al baño y me pusiera un poco "decente" me incorporé junto a mis dos amigos en la cama de Lía.
—Hablé con mis padres —Dijo Ethan llamando nuestra atención. Lía y yo escaneamos su rostro esperando una noticia buena pero no logré descifrar nada aunque había algo distinto en el rostro de nuestro amigo, ya no llevaba las ojeras tan habituales que últimamente siempre traía consigo y estaba vestido con una sudadera rosada y unos pantalones rojos.
Demasiado color para mis queridos ojos.
—¿Y? —Inquirimos las dos a la vez.
—¡Me dejan quedar en casa de Miseria estos dos meses de vacaciones!
—¡Siiiiiii! —Los tres nos abrazamos felices hasta que recordé lo de Alex y me sentí culpable por estar tan feliz.
Mis ojos se perdieron en la nada y Ethan me observó con el ceño fruncido, él no sabía nada aún. Había mucho por contar así que nos tumbamos en la cama para hablar.
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&Se puede quedar pero en el cuarto de Piter, no pretenderás que te deje dormir con él y a la semana salgas embarazada. —Murmuró mi madre desde la cocina mientras lavaba los trastes.
—¡Mamá! Ethan es mi mejor amigo.
Se dio la vuelta hacia mí y me observó con una sonrisa traviesa. —Tu padre era mi mejor amigo y mira como terminó todo. Además, no me vas a negar que ese chico.. —Se tapó la boca ahogando una risita malvada —Está bueno.
Me quedé viéndo su expresión con la boca abierta —Mamá, Ethan puede ser tu hijo por dios.
—¿De qué hablan?
Nuestros ojos captaron a Piter que venía entrando a la cocina. Su pregunta fue sin mucho sentido pero, tenía que saber lo de su compañero de cuarto así que solté el detonante en su cara.
—Piter, Ethan se va a quedar con nosotros por un tiempo. Va a dormir contigo.
Mi hermano con cara de espanto dejó lo que estaba haciendo y se volteó lentamente hasta quedar frente a nosotros.
—¿Qué? ¡No! Claro que no
Puse los ojos en blanco y esperé a que mi querida madre hablara pero no me dio tiempo a salir de la cocina. Las palabras de ella me detuvieron.
—Preguntale a tu hermana.
Y así fue como comenzó una discusión eterna en la que salí perdiendo pues tuve que renunciar a mi helado por dos meses por tal de que la rata de mi hermano aceptara quedarse con mi amigo. ( en fin, el amor de hermanos ) Se preguntarán que se hizo la habitación en donde se quedó Alex cuando durmió en mi casa. Pues resulta que el baño estaba tupido y emanaba cierto mal olor que inundaba todo el lugar. Conclusión que estaba cerrado hasta nuevo aviso y nadie podía dormir ahí a menos que lo hiciera con una máscara anti gas.
Cuando fui a mi cuarto y revisé mi celular un mensaje llamó mi atención. Un mensaje que me regresó a dos semanas atrás y me hizo caer en la realidad.
Mi odioso vecino : No puedes seguir escondiéndote de mí Miseria Elizabeth.
Me quedé viéndo sus palabras, en las últimas semanas había notado su ausencia. Lo había hechado de menos, extrañaba su sarcasmo, su arrogancia, su voz sexi cuando me llamaba "Miseria Elizabeth" sólo él podía llamarme así sin ponerme de mal humor. ¿Cómo me podría molestar si cuando lo decía me veía con esos ojos traídos del cielo? Sin darme cuenta el chico del segundo B había pasado al bando de "los inolvidables". Al final logró lo que quería.
—¿Quién quieres que sea Miseria Elizabeth, Alex o Edu?
Sus palabras me estremecieron y ahogué un grito del susto.