El chico del segundo B parte 2

Capítulo 7 ¿Una amiga o una ex?

—¡Él no puede morir! —Gritó mi madre hecha un ovillo con las piernas enroscadas, abrazando la caja de pañuelos. 

—Por dios, es un drama romántico, claro que va a morir. —Gruñó Piter y por un segundo creí que él también lloraría. 

Los tres estábamos viendo una película, esa era una costumbre que teníamos desde hacía ya mucho tiempo aunque últimamente con la llegada de papá la habíamos olvidado. 

—Yo no se cómo es posible que una película los pueda hacer llorar tan fácil. Es ficción, nada de eso es real. —Hablé comiendo unas palomitas de maíz y decía eso porque estaba de mal humor pues muy dentro de mí creía que toda esa ficción podía ser real.

—Mise tienes un corazón de piedra. —Dijo Ethan a mi lado abrazándome por debajo de las sábanas.

—¡Eh, venga esas manitos fuera! —Mi amigo sacó las manos apenado y le di una mirada de pocos amigos a mi madre por ser tan desconfiada. 

Tres minutos después, cuando el protagonista murió, cuando la chica quedó devastada, aferrada al cuerpo sin vida del chico, cuando sus lágrimas y gritos desgarradores se esparcieron por toda la sala no pude fingir más. A mala hora a mi madre se le había ocurrido ver un drama romántico. No lloraba por la película, lloraba por Alex y me preguntaba si ese sería nuestro final. Si nuestro destino estaba condenado como el de aquellos personajes. O si me tocaría llorar eternamente a la espera del chico del segundo B, a la espera de sus mensajes de texto con el pseudonimo de Edu. 

De pronto, la puerta del salón se abrió y entró una Lía con ojos agrandados dando unas enormes zancadas. 

—¡Niña, me asustaste! —Gritó mi madre mirándola con odio y rencor.

—Mise, Ethan, código...—Dudó en que color decir y me asuste un poco. —Código tricolor, vamos al cuarto de Mise.

Sin decir nada Ethan y yo la seguimos hasta mi habitación y ella corrió hasta el balcón.

—¿Desde cuando existe un código tricolor y por qué no sabía nada? —Preguntó nuestro amigo con el ceño fruncido.

—¡Véngan!

Rápidamente corrimos al balcón y nos situamos a su lado. De inmediato vi lo que Lía quería que viera. Alex estaba conversando con la chica misteriosa de la otra vez, la de cabello negro y sonrisa de colgate barato. 

—¿Quién es esa y por qué está con tu novio? 

La pregunta de Ethan me descolocó ¿Por qué? Porque estaba celosa aunque supuestamente era su "amiga de la infancia" de Igual forma ella lo miró de otra forma ese día que nos encontramos frente al edificio. 

—Es su amiga.

—¿Quién es amiga de quién? —Los tres nos dimos la vuelta pegando un salto sorprendidos por la llegada de mi hermano.

—¿Piter qué haces aquí?

—¡Calla, nos están mirando! —Me di la vuelta y lo vi, instintivamente los tres nos agachamos. Sólo quedó Piter que saludó con la mano y le di una patada. 

—Salgan, ya los vieron. 

Avergonzada me puse de pie con una sonrisa y agité la mano en forma de saludo. Alex me observo sonriendo levemente y fingió que tomaba un beso en su mano y me lo lanzaba. Yo fingí que lo tomaba y lo ponía en mi corazón. 

—Huy que tierno. —Lía fingió que se secaba una lágrima imaginaria.

—¿Desde cuándo ustedes dos están saliendo? —Preguntó Piter y le di una mirada de odio por ser tan cotilla.

—¿Quien sale con quién?

Los 4 nos volteamos y vimos a mi madre que llegaba al balcón secándose algunas lágrimas con un pañuelo 

Mentalmente anoté poner el seguro a la puerta de mi habitación o no podría hablar de nada nunca sin ser escuchada.
Solo había un camino que tomar y lo hice —Lia, Lía está saliendo con el chico del segundo B.

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Esperé un segundo frente a la puerta y observé el 2B que había pintado en ella. Un frío recorrió mi estómago y odie que aún después de tanto tiempo me sucediera eso cuando iva a encontrarme con Alex. Al final me decidí y toqué el timbre.
Esperé por un momento paciente hasta que abrió la misma chica de la otra vez. Ella me observó con sus ojos marrones sin decir nada y nos envolvió un ambiente espeso.

—¿Alex está? 

—¿Alex? — Negó con la cabeza —No, salió un momento pero si quieres lo puedes esperar, está al llegar.

—Descuida mejor vengo luego.

—¿Tu eres Miseria Elizabeth verdad? Nos vimos el otro día en la entrada del edificio. 

—Si, esa soy yo.

—Yo soy Cristal. 

—La amiga de Alex. 

Al escuchar lo que dijo algo en su mirada cambió y sus labios se apretaron un poco pero al ver que me di cuenta abandonó el gesto —Si, su amiga.

El silencio incómodo regresó. Tanto ella como yo estábamos nerviosas, yo armando teorías sobre su precencia en casa de Alex y ella sabe dios que estaba pensando, aún no había adquirido la habilidad de leer mentes pero si podía estudiar expresiones y la suya decía muchas cosas como que en algún momento ella y mi amado vecino habían sido más que dos amigos.

—En fin..mejor me voy.

—Espera —Para mi sorpresa la chica me tomó de la mano —Entra necesito hablar algo contigo.

Cediendo a su petición la seguí por aquella casa que ya se me hacía familiar sin obviar el hecho de que era una copia cara de la mía.

Ambas nos sentamos en el sofá, al parecer la mamá de Alex tampoco estaba o al menos no se veía merodeando por ahí.

—Quería hablar sobre Alexandro, sobre Alex. Se me hace un poco raro llamarlo así. Miseria, se de buena tinta que ustedes están saliendo. —Asentí sonrojada pues era verdad, ya habíamos tenido nuestra primera cita oficial ¿no? —Se que Alex me va a odiar por eso y no se si te dijo pero está muy enfermo aunque parezca todo lo contrario.

—Lo se. 

Sus ojos de gacela se clavaron en los míos y su expresión cambió a una de súplica tomando mi brazo. —Va a morir si no se opera pronto. No se si te ha dicho pero en los últimos estudios que le hicieron los médicos le dijeron que si no lo hace, dentro de unos meses será demasiado tarde. 




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