El chico invisible que vive en mi casa

Capitulo 2

POV Rose

Después de terminar de desayunar salgo al patio para tomar un poco de aire fresco y me dió mucha curiosidad lo que mi madre dijo así que además de querer  tomar aire fresco quise salir para ver si veía a la vecina para preguntarle pero no la veo si no que veo al vecino que vive al lado.

—Buenos días—le digo.

—Buenos días, Rose—dice y yo me sorprendo porque sabe mi nombre—no se sorprenda, todos aquí saben de ustedes tres la familia que se mudo a la casa de los Grajham, no se como pudieron mudarse ahí después de eso...—expresa de forma pensativa.

—Sobre eso...

—O ¿no sabe lo que pasó con los Grajham?

—Eh, no exactamente. ¿Qué ocurrió?

—Pues ellos...

—Cariño, ven que te necesito—dice una mujer rubia que se acerca a donde el está interrumpiéndolo—Oh estas ocupado y tu eres Rose ¿verdad?

—Sí

—Chad, te necesito adentro para que me ayudes con los niños.

—Claro, ya voy—le responde el hombre—tengo que irme tal vez otro día pueda contarte, hasta luego—dice yéndose adentro a toda prisa.

—Hasta luego.

Regreso adentro, voy a mi habitación y me acuesto en la cama—ojalá pudiera tener un amigo con quien hablar—manifiesto a la nada.

—Pero me tienes a mí—escucho la misma voz de anoche responderme y me espanto otra vez.

—Tu-tu—tartamudeo.

—Yo y tu, seamos amigos.

—¡Mamá!—digo saliendo corriendo de la habitación para ir donde mi madre.

Cuando voy a cruzar la puerta siento que alguien me toca el hombro—tranquilizate, yo solo te dije que seamos amigos nada más—expresa el Espíritu.

—Umm,okey—digo sin más.

Regreso a la cama y me siento—Rose, ¿que sucede?—dice mi madre entrando a mi habitación y yo me quedo callada sin decirle nada pues como le explico que estoy escuchando voces, me dirá esquizofrénica.

—Vi al vecino que se llama Chad, me iba a decir algo sobre la casa pero no llegó a decírmelo.

—Tu padre está casi al llegar...

—Mujer abre la puerta—interrumpe mi padre vociferando.

—Ya llegó, cierra la puerta con seguro y no salgas hasta que te lo diga ¿de acuerdo?

—Claro.

Sale de mi habitación rápidamente y yo cierro la puerta con seguro como ella me dijo—¿qué sucede?—dice el Espíritu o lo que sea que es.

—Mi padre...—suspiro.

—¿Estas bien?—me pregunta el Espíritu.

—Yo...—no se que decirle.

Escucho que tocan la puerta entonces voy y la abro—se ha desmayado en cuanto entró—articula mi madre con gran alivio.

—¿Y donde lo dejaste?

—En el pasillo, necesito que me ayudes a llevarlo a la cama.

Salimos al pasillo y lo arrastramos como podemos a la cama de su habitación—espero que ya sea la última vez porque estoy cansada de esto—manifiesto de mal humor.

—Yo también, pero así son las cosas. Ahora sal que voy a cambiarlo de ropa.

—Pero ¿cómo llegó hasta aquí en ese estado? aunque...

—Tal vez uno de sus amigos lo trajo—dice y yo asiento con la cabeza.

Salgo de la habitación y me voy a la mía  
—¿todo bien?—me pregunta el Espíritu.

—Si, no hay nada que no sea lo que ocurre siempre o diariamente así que...
—digo un poco incómoda.

—Entiendo, él estará bien, te lo prometo.

—Ojalá fuesen ciertas esas palabras—pienso.

Me siento en la cama y pasa por mi mente algo que dijo el Espíritu de que es mi ayudador y protector—¿a qué se referirá?—digo para mis adentros.

—Aún no lo entiendes ¿no es cierto?

—¿Uh?—expreso desconcertada.

—He sido enviado a ti para ayudarte en tu diario vivir, protegerte, consolarte, darte amor y hacerte mía—cuando dijo esto último mi corazón dió un vuelco.

—¿Qué rayos?

—No temas, no he venido para asustarte sino para hacerte compañía.

—No lo entiendo—expreso llena de confusión.

—Ahora no lo entiendes pero lo entenderás después.

—Bien, tengo que ir a clases rayos, casi se me olvida. Voy a llegar tarde de nuevo
—digo apurandome en tomar mi cartera y las llaves del auto.

—Mamá, me voy a clases.

—De acuerdo, que te vaya bien.

—Espíritu esta conversación no ha terminado, la continuaremos cuando llegue.

—Por supuesto—responde.

Voy hacia el auto y conduzco rumbo a la universidad—o no, si me toca el mismo profesor de ayer el mal humorado—suspiro de cansancio.

Toco la puerta y él se acerca—tarde otra vez Rose, no se que haré  con usted, pase
—dice el profesor dejándome entrar al aula.

Me siento donde es costumbre, junto a la ventana y abro mi cuaderno tomo apuntes de la clase explicada y cuando suena el timbre comienzan a salir todos.

Yo me levanto y paso por el lado de la chica que me puso el pie en la ocasión pasada y yo volteo a verla—Rose ¿verdad?—me dice y yo asiento con la cabeza—espera—hace que me detenga el chico que esta a su lado.

—No te detengas—escucho una voz en mi mente.

—Hola, soy Bily. Un gusto.

—El gusto es mio—respondo no entendiendo porque este chico habla conmigo lo que hace que frunza el ceño.

—Solo quiero invitarte a una fiesta que habrá el viernes en mi casa porque ya sabes lo que dicen, mientras mas mejor—
expresa al observar mi rostro.

—Yo-yo—no se que decirle.

—Dile que no—escucho una voz hablarme otra vez a mi mente.

—¿Será mi subconsciente?—pienso.

Observo a la chica acercarse hacía nosotros—oh vamos Bily, tal vez tiene que estudiar, ratón de laboratorio, ja ,ja, ja—dice de forma burlona.

—Ana—articula Bily con rostro amenazante.

—Hey Bily, ya tenemos que irnos a practicar. Vámonos—le dice un chico que se para en la puerta.

—Ya voy, este es mi número por si no sabes la dirección, yo puedo ir a buscarte
—me expresa para luego salir corriendo y yo quedo asombrada.

Entro el papelito en mi cuaderno—espera un segundo ratón de laboratorio—manifiesta la chica.

—Otra vez con lo de ratón de laboratorio
—digo para mis adentros tratando de mantener la calma.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.