El chico invisible que vive en mi casa

Capitulo 17

POV Rose

—Oh Espíritu, debió ser difícil para ti ver todo eso.

—Sí—responde—su esposo la maltrataba mucho así que, sus días eran difíciles—agrega.


—Vaya, que mal—digo sin saber que más decir.

Regreso a mi cuarto y me siento junto a la ventana para ver el cielo azul y la luna. El Espíritu se acerca a mi lado y toma mi mano—todo estará bien Rose—me dice y yo asiento con la cabeza.

—Espíritu, ¿de dónde vienes y quien eras antes de...ya sabes, morir?

—Vengo de un lugar donde las personas visten ropa elegante con coronas de oro sobre sus cabezas—articula y pienso que tal vez era de la realeza—y sobre quien era antes, desde tiempo atrás he sido un Dios para muchos para otros, un desconocido o un don nadie pero no te equivoques yo no he...

—Mira, una estrella fugas—le interrumpo
—tenemos que pedir un deseo—expreso emocionada.

—¿Y cuál sería tu deseo Rose?

—Que nunca nos separemos, que estemos juntos así de esta manera para siempre—le comento y siento fuertemente su mirada sobre mí lo que hace que me sonroje—tu, ¿no pedirás nada?

—Umm.

—Umm, ¿qué?

—Estoy feliz como estoy ahora, no quiero nada más—deposita un beso en mi frente y si era posible me sonrojo aún más.

—Espíritu.

—¿Qué sucede?—pregunta mientras acaricia mi mejilla y yo cierro los ojos para disfrutar de su toque.

—Quédate a mi lado siempre, por favor.

—Esta bien.

—¿Me lo prometes?

—Te lo prometo.

Me quedo dormida en el sillón 
y me despierto cuando escucho unos toques en la puerta—Rose, ya despierta que tenemos que irnos—manifiesta mi madre.

—Ya voy—me levanto con desgana y entro al baño a ducharme rápidamente
después de quitarme la ropa.

Cepillo mis dientes y lavo mi rostro con jabón—ya estoy lista—salgo del cuarto y me topo con mi padre—oh, hola—saludo y recuerdo lo que dijo ayer—sobre lo de ayer...

—No he cambiado de opinión así que, si ya estas lista sal afuera ¡ahora!—articula mi padre y doy un respingo.

—S-si.

Salgo afuera porque no quiero que se enoje y...—no pienses en eso Rose—me dice el Espíritu mentalmente—tranquila, todo va a salir bien—añade y me da mucha paz.

Veo a mi padre venir con las maletas en la mano y recuerdo que dijo que me internarían, me pongo nerviosa entonces, regreso dentro de la casa—no estoy loca, no iré a ese lugar—me voy a mi cuarto y cierro la puerta con seguro.

—¡Abre la puerta Rose!—vocifera mi padre
—o tendré que llamar a los enfermeros para que te seden y vayas al hospital, ¿eso quieres?

—¡Haz lo que quieras!

—¡Bien!

—Rose, mejor tomate el medicamento tal vez solo será por un tiempo y después...

—¡No!, porque no lo necesito—le interrumpo.

Pasan como 15 minutos cuando escucho que se acercan pasos—¿está aquí?—oigo que preguntan.

—Si—responde mi padre.

—Pero está cerrado.

—Yo tengo la llave—oh no.

Me paro de inmediato e intento abrir la ventana para escapar pero no me da tiempo porque ellos entran antes—sueltenme—forcejeo y comienzo a lanzar patadas.

—Está muy agresiva, traigan el sedante—escucho que dice uno de los enfermeros y yo pateo con más fuerza.

Siento que me inyectan y todo se vuelve negro.
 




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