POV Rose
Me despierto sintiendo unas caricias en mi rostro, abro los ojos pero no veo a nadie—soy yo—dice el Espíritu.
—Menos mal que eres tu—intento ponerme de pie pero algo me detiene—me puso las cadenas—suspiro.
—Ya despertaste—articula chad acercándose a mí—¿con quién hablabas?
—Con una persona—contesto.
—Conmigo no era.
—Usted no lo entendería aunque le explicara.
—Umm, interesante—toca mi cara acariciando mi mejilla y yo volteo el rostro con desagrado—guardas más secretos de lo que uno podría imaginar o solo simplemente estas loca—expresa— quisiera saber, ¿como lograste pasar el guardia?—no le respondo—tal vez el pobre Fred sintió pena por ti.
—¿Por qué lo haría?—le pregunto y hace un chasquido con la lengua sin responder.
—Dado como están las cosas no podrás volver al hospital psiquiátrico porque he decidido tenerte mejor aquí aunque hasta la subasta, podría decir que te encontré de camino a casa y ser un buen samaritano pero...no—manifiesta y yo frunzo el ceño—con respecto a tu desaparición, tu madre estará muy ocupada con tu padre porque, no es secreto que el la golpea y a tu padre no creo que le importe.
—¡Infeliz!—digo molesta.
—Tranquilizate, te llevaré a una subasta para que puedas ser vendida pero no te preocupes, me aseguraré de que sea alguien bien adinerado—me pongo nerviosa al escucharlo—pero, primero tengo que revisar si eres virgen.
Me levanta la bata y yo me remuevo tratando de evitar que me toque pero es imposible con estas cadenas—quieta—baja también mi ropa interior, me abre las piernas y mira en mi zona intima—el himen está intacto, si eres virgen.
Me sube la ropa interior y me siento de lo más avergonzada—te traeré algo de comer—se va y me pregunto donde está la otra chica.
Vuelve Chad enseguida y viene con un plato lleno de arroz con habichuela acompañado con carne de pollo. Me lo pasa—no quiero—le hago saber.
—Tienes que comer Rose, para recuperar energía—me dice el Espíritu.
—Esta bien—cedo—voy a comer.
Intento sentarme y Chad deja el plato de comida sobre mis piernas y se marcha otra vez.
—Solo puedo erguirme un poco, ¿cómo comeré si hasta las manos están encadenadas?—pienso.
Trato de jalar la cadena que está en mi mano para comer pero es muy corta. Muevo el plato con mis pies y lo pongo a un lado para que me llegue a la mano pero no puedo llegar porque no puedo inclinarme mucho—rayos—expreso un poco frustrada.
—Yo te daré de comer así que, ponte lo más derecha posible y abre la boca—articula el Espíritu y le hago caso.
Veo a la cuchara moverse e ir hacía mi boca—oh cielos, esto es muy sobrenatural—me maravillo y sonrío—solo tu harías que yo sonría en esta situación—musito.
Me da la comida en la boca hasta acabarla y yo sigo con una sonrisa en mis labios—gracias—le digo.
—No es nada.
Entra de pronto Chad al cuarto—ya terminaste, no se como comiste pero bien por ti—articula—además, estas sonriendo.
—Te aseguro que no es por ti—expreso de forma áspera.
—Auch—manifiesta como si le doliera—pondré este plato aquí, en el piso y te quitaré esas cadenas para que te bañes—trago seco.
Quita las cadenas y me ayuda a ponerme de pie—te pondré esta soga en tu muñeca que estará amarrada con la mía, es lo suficientemente larga para que estés en el baño a puerta cerrada—comenta y yo suspiro aliviada porque tendré un poco de privacidad.
Subimos las escaleras y vamos al baño
—aquí es, cuando te bañes te pones esta ropa que esta encima de la tapa del inodoro—dice y yo asiento con la cabeza
—estaré detrás de la puerta para que lo sepas.
—Adiós a mi posibilidad de escapar—pienso con desánimo.
Sale y me deja en el baño—bien a ducharse—me empiezo a quitar toda la ropa y me meto a la ducha.
Tomo el jabón y lo paso por mi pecho pero me corté las muñecas por estar jalando la cadena cuando intentaba posicionarme para comer y ahora cuando muevo la mano me arde—tienes que tolerarlo Rose—trato de animarme.
—¿Me permites?—pregunta el Espíritu.
—¿Uh?—quita el jabón de mi mano y veo al jabón como si estuviera flotando en el medio mío.
—¿Me permites?—pregunta otra vez y ya reacciono, dándome cuenta que se refiere a enjabonarme.
—Sí, por favor—le contesto.
Me parece que se enjabona las manos porque logro ver sus palmas y entonces, la pasa por mi cuello luego, por mis brazos para después seguir por mi espalda...en ese momento, cierro los ojos disfrutando cada segundo de su delicioso toque.
—¡Date prisa Rose, se acaba el tiempo!—vocifera Chad.
—Pero que importuno es—digo un poco molesta por estar interrumpiendo—se me olvida que estoy secuestrada—pienso dándome cuenta de la realidad—Espíritu, hechame el agua rápido porque, puede entrar este hombre.
Abre el grifo y con un cubo me hecha agua en todo el cuerpo—listo—salgo de la ducha—permiteme cecarte también.
—Esta bien—accedo.
Seca mi cuerpo con delicados toques haciendo que me den ganas de sentir sus dedos sobre mi cuerpo otra vez y hace como que me transporte de lugar, un lugar donde estamos solo el y yo solos—¡ah!, ya reacciona Rose—me digo a mi misma tocando mi frente.
—¿Sucede algo?—pregunta el Espíritu deteniendo el movimiento de la toalla.
—N-nada—miento y siento que me mira fijamente—es mentira, es que...
—¡3 minutos Rose y si estas sin vestirte así te quedarás!—asevera Chad.
—Rayos, hablamos después sobre esto. Ahora ayudame a vestirme.
El Espíritu me ayuda a ponerme toda la ropa y a peinar mi cabello—ya estoy lista—digo cuando logro terminar.
—Muy bien, sal.
Salgo y veo que él está fumando—¿quieres un poco?—me dice señalando al cigarrillo y yo niego con la cabeza—tu te lo pierdes—vamos.
Me lleva afuera de la cabaña y me hace subir al auto entonces, veo a la chica que encontré más temprano pero con los ojos tapados—¿por qué tiene los ojos tapados con ese paño?—le pregunto a Chad.