POV Rose
Siento que el auto se detiene después de 15 minutos—ya bajen—dice Chad.
Nos guían llevándonos dentro del lugar—si el Espíritu va conmigo, no he de temer cualquier adversidad—pienso tratando de calmar mis nervios.
—No temas Rose, que yo estoy contigo a tu lado—articula el Espíritu en mi mente.
—Gracias—le contesto.
Quitan la venda de mis ojos y los abro
vislumbrando el lugar—bueno chicas, hasta aquí termina mi parte, son todas tuyas Greg—expresa Chad retirándose.
Me doy cuenta que estamos encima de una tarima y abajo de la misma hay muchas personas sentadas en sillas con mesas llenas de cerveza según lo que puedo ver.
—Ahora, tenemos a nuestras chicas, listas para ustedes, chicas vírgenes. Comenzamos por está muchacha—me señala—tiene los ojos de diferente color, es muy guapa ¿verdad?
El público grita—1000 dólares por ella, ¿quién se apunta?—gritan otra haciendo un gran alboroto—calma, solo levanten la mano quien la quiere por 1000 dólares.
Levanta la mano un hombre mayor de unos 60 años diría yo y me inquieto—¿nadie más?—levanta la mano otra persona pero no la logro ver bien desde donde estoy.
—¡1500 por ella!—vocifera el tipo y me tiemblan los pies, no habiendo manera de que me este tranquila.
—No se cual de los dos podría ser peor—musito muy tensa.
—Rose, cálmate, yo estoy a tu lado—
susurra el Espíritu en mi oído y me lleno de una paz, que sobrepasa todo entendimiento.
—¡1500 a la una, dos, tres, vendida!—me toma de la mano Greg y me lleva detrás del telón—espera aquí hasta que tu dueño venga—respiro hondo.
—Por favor Espíritu, sigue hablandome porque me tranquiliza—digo preocupada por no perder la paz que siento ahora.
—Ven, sientate—toma mi mano y me guía a una silla, agarra mi muñeca y reparte caricias en mi palma.
—¡Que suave son tus dedos!—exclamo maravillada con él.
Escucho pasos que se acercan y veo que alguien viene—no se a dónde va a parar esto—miro al suelo no queriendo ver al hombre que me compró.
Se acerca esa persona y se para frente a mi, aún sin levantar la visto sigo yo. Toca mi barbilla y me suba la cabeza lo que hace que alze los ojos—¿Bily?—expreso sorprendida.
—Rose, así que eras tu, no me equivoque de persona—articula y yo frunzo el ceño—ya de seguro me miras de diferente manera después de verme en la cabaña de Chad y ahora aquí, ya te hiciste una idea...
—¡¿Una idea de qué?!, ¡¿qué eres un traficante de personas?! Si, lo creo—le digo exaltada y se queda callado.
Greg nos mira y se acerca a nosotros—¿todo en orden?—pregunta.
—Eh, si—contesta Bily—vámonos—me toma de la mano y me lleva afuera del lugar, yéndonos al estacionamiento.
Nos paramos frente a un auto negro Toyota—sube—ordena y sí, pensé en escapar pero él estaba justo a mi lado cuando yo entré al auto, además de que había guardias en los alrededores y si salía corriendo podrían atraparme y no se cuales serían las consecuencias pues, no conozco como es Bily.
Le hago caso entonces, me siento en lado del copiloto y él, en el del conductor
—abrochate el cinturón—dice como si le importará mi bienestar.
—Aunque a él no le importas realmente, a mí sí así que, abrochate el cinturón—articula el Espíritu en mi mente.
Lo hago y Bily enciende el vehículo conduciendo rumbo a no se donde—¿a dónde vamos?—le pregunto.
—A mi casa.
No digo nada más durante todo el camino ni él tampoco y cuando llegamos me abre la puerta del auto—gracias—le digo.
Entramos a su casa la cual, es ordinaria o de estilo rústico—bonita casa—comento gustándome como está decorada.
—Gracias. Ven, te mostrare tu habitación
—lo sigo y me lleva a un cuarto con paredes amarillas, una cama en el centro de color blanca con espejo al lado de cuerpo completo—contiguo al closet está el baño—articula y yo asiento con la cabeza—te dejaré sola para que tomes un descanso, mañana hablaremos.
Sale de la habitación y cierra la puerta tras de si.